sábado, 19 de noviembre de 2011

Crítica: CON FALDAS Y A LO LOCO (1959) -Parte 3/4-

BILLY WILDER






Trepidante, de diálogos rápidos, divertidos, ingeniosos, hilarantes, actores y puesta en escena en estado de gracia, se mueven por el decorado y la escena casi como si fuera su casa, una seguridad narrativa y en la dirección que ridiculiza la mayor parte del cine actual.
“¿A alguna le apetece embutido?”
Como en Lubitsch, y los grandes maestros, Wilder usará los objetos de forma magistral, haciendo de ellos un vehículo narrativo, incluso siendo superfluos, que adquieren un carácter especial. Los cinéfilos recordarán la raqueta que servía a Jack Lemmon para escurrir los spaghetti, aquí tendremos la bolsa de agua caliente que sirve como coctelera por ejemplo. En “Ninotchka” (1939) Lubitsch y Wilder usarán el sombrero como elemento narrativo. También tendremos los instrumentos (saxo y contrabajo) que acompañan a los protagonistas, por poner otro ejemplo.
Wilder además se sirve de los objetos para seguir con el tema de las ocultaciones, los disfraces y las apariencias, así la bolsa de agua esconderá alcohol, un palo de golf será una metralleta, en el coche fúnebre el techo será un arsenal, el ataúd un bar, una inocente tarta que guarda un asesino en su interior… Un ejemplo más de la sutileza, coherencia y dedicación a un guión y a los temas tratados, nada es superficial, un ejemplo más de por qué se la considera la mejor comedia de la historia.
No penséis que soy una bebedora, puedo dejar de beber en cuanto quiero. Sólo que no quiero, sobre todo cuando estoy triste”.
Daphne conoce en pocas horas a todas las chicas y todos sus nombres, se encuentra como pez en el agua, quizá alguien que prefiere tener otra identidad para estar más a gusto consigo mismo. Jerry/Daphne será el primero en intentar conquistar a Sugar, pero carece de algo que sí tendrá Joe/Josephine, el conocimiento de las debilidades e intimidades de la chica. En Wilder el conocimiento de la otra persona es imprescindible para la conquista, el conocimiento de su interior.
Además el destino antes mencionado se añade en la idea de que Sugar está destinada a enamorarse de saxofonistas, una vez más y casi de pasada un tema que se repite y con coherencia absoluta. El destino.
La mirada de Marilyn buscando a quien le ha deseado buenas noches es pura naturalidad, era muy grande, como icono y como actriz. La conversación con dobles sentidos entre Lemmon y Monroe en el compartimento del primero es una gozada. Lemmon está pletórico, con sus tics y forma de declamar cada frase, no puedo evitar troncharme al ver como dice “ukelele” en la citada escena. Los equívocos y dobles sentidos siempre tratados con la maestría del mayor de los maestros. Una película que además habla continuamente de sexo.

He hablado largo y tendido sobre los magistrales diálogos pero Wilder dominaba con la misma maestría los gags visuales, por ejemplo en la escena que comento, cuando Daphne busca whisky en la cama de Josephine y la caída al suelo de “ésta” al no poder Sugar sujetar su peso. Los apuros de Daphne para taparse y su gesto poniendo voz femenina son de una hilaridad descomunal.
Como en “Ariane”, y tantas otras cintas de Wilder, el conquistador perseguirá tenazmente a su objeto del deseo, a su enamorada, ante el desconocimiento de ésta o éste. La víctima acabará estando cada vez más fascinada, y es que jugará siempre en inferioridad de condiciones. En Wilder el conquistador usará el conocimiento que de su víctima tiene y busca, valiéndose de la mentira, ocultación de la personalidad o los engaños, para conocer los puntos débiles y saber que fibra tocar. El conquistador siempre estará enamorado y no busca una canita al aire más, su interés no radica sólo en una aceptación física, sino que se le acepte por todo, de ahí que procure aparentar lo que no es para satisfacer lo que su enamorada busca. El uso del conocimiento del otro, sus intereses y gustos, son básicos para Wilder en el afianzamiento de una relación amorosa con futuro. Por ello se perdonan esas mentiras y engaños usados.
La conclusión de la escena de la fiesta en la cama de Daphne no puede ser más brillante. Entre bromas femeninas y cosquillas la identidad de Jerry corre peligro, así que se ve obligado a hacer uso de la palanca de emergencia. Las referencias fálicas están presentes, por ejemplo en ese embutido que saca una de las chicas.
Llegados a Florida tendremos la presentación del otro personaje fundamental de la película, Osgood Fielding III (Joe E. Brown), uno de esos ricos veteranos que disfrutan del calor y de la playa a la caza de alguna jovencita desventurada. Para desgracia de Jerry será su disfraz de Daphne la jovencita desventurada elegida por el amigo Osgood. La referencia a la Cenicienta y el zapato es divertida, así como los diálogos sobre tobillos finos. En “Medianoche” (Mitchell Leisen, 1939), Wilder ya tocaría el cuento de “Cenicienta”.
Con el personaje de Tony Curtis se riza el rizo, al comentado recurso de los disfraces, la ocultación de identidad, las mentiras etc. se da una vuelta de tuerca. Joe se convierte en Josephine que pasa a convertirse en “Junior”, uno de los dueños de Shell Oil. Tony Curtis, inconmensurable, recurre a su idolatrado Cary Grant, al que imita sin complejos, para su papel, especialmente en las escenas donde se hace pasar por el magnate de la gasolina. Así Wilder con el papel de Curtis estira su idea de los disfraces hasta el surrealismo, algo que nos recordará a lo que hizo Shakespeare en “Como gustéis”, haciendo que su personaje tenga hasta 3 personalidades distintas. Curtis recibió la felicitación del propio Cary Grant, en uno de los recuerdos que conservó con mayor cariño.
Joe tenía previsto usar su disfraz de chica para salir de Chicago pero ante la aparición de Sugar ve la utilidad de mantenerlo para convertirse en confidente en la chica y además añadir un nuevo disfraz, una nueva identidad, que usará para la conquista valiéndose de las informaciones que logrará sacar con su identidad de confidente. Un tipo avispado.
A todo esto Lemmon viéndolas venir, siempre con buena cara y con total lealtad a su amigo, a pesar de sus constantes quejidos, incluso al verse apreciado siente lástima por no poder casarse con Osgood, aunque no tenga ningún sentimiento hacia él. Jerry/Daphne es verdaderamente adorable.
Todo esto sirve a Wilder para reflexionar sobre la guerra de sexos y las diferencias entre hombres y mujeres, siempre de forma brillante y divertida, con hombres salidos y acosadores y mujeres románticas e interesadas pero donde lo que al final triunfa es el amor y el romanticismo.
Llegados a la escena de la playa, donde Curtis imita genialmente a Cary Grant, lo único que no queremos es que se acabe tanto placer, tanta inteligencia, ingenio, diversión y enredos sin fin. Daphne en la playa vuelve a estar en su salsa, mete mano a Marilyn, el sexo encubierto o no tan encubierto siempre presente, y disfruta como un enano/a. La interpretación de Lemmon es tan maravillosa que da repelús usar adjetivos, ese gesto al reírse que repite una y otra vez, abriendo la boca y moviendo la mano, y sus vaivenes y andares femeninos son absolutamente desternillantes. Jack Lemmon es uno de los grandes actores de la historia del cine, pertenece a esa rara especie de actores que SIEMPRE están bien, hagan lo que hagan y se dediquen al género que se dediquen.
Joe usa todo lo que sabe de Sugar, sus deseos, un hombre rico, con yate, con gafas, con la vida resuelta, soltero, todo lo que siempre soñó la chica se lo da Joe en un nuevo papel, sentado en una silla en la playa.
Debo decir que el personaje de Curtis es una de las mentes más brillantes que ha dado el cine, una mente analítica y rápida que no deja nada al azar. Sus planes tanto en la escena de la playa como en la de la seducción en el barco de Osgood son dignos de la persona más brillante e inteligente, una capacidad de planificación y ejecución sólo al alcance de algún psico killer. El dejar un baño preparado como precaución, más el invento de la historia de Shell Oil etc. son algo excepcional. Bien es cierto que la suerte le sonreirá, como debe ser, y facilitará que su historia inventada pueda hacerse realidad por una noche, pero la planificación de la cita nocturna es otro ejemplo de brillantez e inteligencia, con la bicicleta colocada en el lugar adecuado y la manipulación para dejar a Osgood fuera el barco. Todo ello además muestra el talento sin par en la construcción de guiones de Billy Wilder. Además siempre dejará pequeños cebos para mantener al espectador en suspense, no sólo es ya si llegará o no antes que Marilyn, si no, ¡si logrará darse cuenta de que no se ha quitado los pendientes!
La escena de la playa es una orgía de mentiras y complicidades cruzadas, es tal la complicación y virtuosismo que sólo queda levantarse, aplaudir y rendirse ante la mejor comedia de todos los tiempos.
Una vez Lemmon descubre el disfraz de Curtis intentará que sea descubierto de forma natural, pero Curtis vuelve a salvar el pellejo al haber dejado el baño preparado. Nos sorprendemos por la velocidad con que ha logrado entrar en la habitación, incluso no le vemos sentido, pero luego descubriremos como entra en la habitación evitando la entrada habitual (por la ventana). Una vez Sugar deja solos a los dos amigos descubriremos que Joe se metió en el agua con su traje. Como no puede ser de otra manera, tratándose de los grandes maestros, Wilder elegirá el sitio perfecto para situar la cámara, sin excesos ni petando de posicionamientos distintos la habitación, algo que también saben hacer cuando es preciso, pero siempre dando prioridad al plano más perfecto y adecuado. Situará la cámara en una esquina del baño a la espalda de Curtis, así emergerá con su antes impoluto traje sorprendiéndonos del mismo modo que vemos sorprenderse a Jack Lemmon.

Todos los diálogos desde que empieza hasta que acaba la cinta son para enmarcar y esculpir.
Los vestidos imposibles de Marilyn en sus números musicales son increíbles y dejan poco a la imaginación, especialmente el de color carne en “I wanna be love by you”. Los otros temas son “Running wild” y “I’m through with love”. En la escena musical comienza la relación entre Osgood y Daphne, “ella” en un principio está reticente, como siempre, pero luego acaba entusiasmada. Por supuesto, todo realmente divertido. En el último número musical no están presentes ninguno de los dos instrumentos que deberían estar tocando Daphne y Josephine, ya que están huyendo de los mafiosos.

-Sugar: Yo, Sugar Kowalczyk de Baltimore, en el  yate de un millonario. ¡Si mi madre pudiese verme…!
-Daphne (mirando a su enamorado Osgood): Pues yo me alegro de que la mía no me vea.
No puedo decir que lleguemos a un punto culminante ya que toda la película lo es, pero sí a uno de esos infinitos momentos antológicos que nos regala esta obra maestra de Wilder, la escena de la seducción entre “Junior” y Sugar y la de Osgood y Daphne.
Dos escenas maravillosas con un montaje paralelo maravilloso, un montaje que no es maravilloso por sus valores técnicos (barridos y esas cosas) ni siquiera narrativos, sino por como une las dos tramas y por lo que muestra en ellas, las diferencias que tienen. La escena de la seducción de Tony Curtis es una escena con trama, de elaboración y sustentada en el enredo, absolutamente magistral, y los diálogos. La otra escena, la de Jack Lemmon, no tiene trama, sólo es el baile entre Daphne y Osgood, sin palabras y sustentada en el aspecto físico para lograr la risa. En los dos casos Wilder alcanza una sublime perfección, un dominio absoluto del gag físico y de la trama elaborada con enredo. Unos momentos de genialidad desbordada, otros más, que muestran con luces y estrellas a la más completa comedia que ha dado el cine.

Wilder tenía claro que la parte entre Lemmon y Osgood iba a funcionar, con el paso del clavel de uno a otro en pleno tango, con Lemmon dejándose caer etc. y lo era, lo es, lo será. La otra historia es igual de sublime, con diálogos surrealistas asombrosos y todo absolutamente imprevisible. Como explica Wilder, sabemos que cuando Curtis la invita al yate y Marilyn acepta encantada, va a haber sexo, pero Wilder, como su maestro Lubitsch, siempre pensará en lo más sorprendente, y lo más sorprendente es que Curtis finja ¡ser impotente! Así vemos a Marilyn luchando y persiguiendo a ese desgraciado millonario, dándole morreos apasionados para lograr acostarse con él. Maravilloso. Por supuesto logrará tirárselo. Un ideal, que Marilyn le seduzca a uno, le someta hasta que no se puede mantener la resistencia. Todo esto lo explica Wilder en sus entrevistas.


Para curiosos, la clave de la escena, lo que la redondea, el toque wilderiano, que como tantas cosas en la película ni él mismo se explica cómo pasó la censura, está en la pierna de Tony Curtis, que mientras está siendo besado y dice cosas como “no sé, no siento nada”, no para de subir y subir con cada nuevo intento de la neumática y espectacular Marilyn.
Por supuesto la lancha que los lleva al yate irá al revés, como todo lo que sucede en la escena, absolutamente imprevisible.

-Sugar: ¿Qué clase de pez es? (Señalando el pez espada que cuelga en una de las paredes del yate).
-Junior (Joe): Es un miembro de la familia de los arenques.
-Sugar: ¡Un arenque! Resulta maravilloso que puedan meter pescados tan grandes en latitas tan pequeñas.
-Junior: Sí, se encogen con el vinagre.
Sublime.
-Sugar: ¡Oh, cuántas copas de plata!
-Junior: Son trofeos. Cacerías de patos, crianza de perros, waterpolo…
-Sugar: ¿Waterpolo? ¿Eso no es muy peligroso?
-Junior: Oh sí, yo ya he ahogado dos caballos.
¡Dios mio!...
En ocasiones uno no se da cuenta pero en la cinta pasan numerosas escenas y cosas sin apenas diálogo, que sólo resurge para dejar genialidades. Los enfrentamientos entre los dos amigos no querrías que acabaran nunca.
Los cineastas modernos pecan de nerviosismo, inseguridad, precipitación, aquí tenemos a un gran maestro dejando una cámara fija, haciendo suaves e imprescindibles panorámicas narrativas mientras son los actores los que hacen cosas dentro del plano. Por ejemplo cuando vemos a Joe salir por la ventana para acudir a su cita con Sugar.
La historia sobre el origen del trauma sexual de Junior es totalmente desternillante, surrealista a más no poder, como casi todos los diálogos en esta escena.
-Junior: Me parece que va usted por buen camino.
-Sugar: Debo ir, porque los cristales de sus gafas empiezan a empañarse.
Y sí, estaban empañados.
-Junior: ¿Dónde aprendió usted a besar de esta manera?
-Sugar: Vendiendo besos para la cruzada infantil.
Una vez la velada ha acabado tenemos la conversación entre los dos amigos en la habitación donde nos cuentan sus experiencias, o más bien nos las cuenta un entusiasmado Jack Lemmon. En esta escena Wilder explicaba que tenía claro que debía controlar los tempos, ya que sabía que las frases que se iban a decir provocarían la carcajada, si no los controlaba se corría el peligro de que el público se perdiera algunas de esas frases al no poder oírlas debido a las risas. Así que había que pausarlas. La clave la dio Lemmon, que usando el juego con las maracas resaltaba y daba espacio para que el público riera a gusto y atendiera luego sin perderse nada. Un nuevo ejemplo de uso perfecto de un objeto. Las maracas. Wilder lo cronometraba, no quería que el público se perdiera la frase seria que era clave, incluso a veces más divertida incluso, que la frase con el chiste. Esto era algo que también hacían los hermanos Marx en funciones teatrales.



Dedicada a Nieves (Mourinha), porque no hay dos sin tres.



2 comentarios:

  1. La escena de la playa, con la gestualidad reinante, uno d mis momentos es cómo se identifica Curtis como propietario de la petrolera, esa Daphne saltarina, el tango con Osgood, el juego de tensión sexual en los esfuerzos de Sugar x seducir a Junior, que incendian la cámara a la vez q te matan de risa, la saluda de la bañera...Te ríes aunque no quieras. Estado de gracia de los actires (nunca Marilyn estuvo tan guapa) y maestría en la dirección....

    Oh!!! Gracias sensei, qué buenos ratos!!!! Sé q t habrá costado horas, pero créeme cdo t digo q me lo estás haciendo pasar genial aprendiendo, de tu mano, sobre cine.

    Un beso!


    R

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  2. Unas horitas durante 3 días, más retoques jajaja pero si lo disfrutáis genial. Muchas gracias guapísima.

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