La adaptación del libro del grandísimo Roald Dahl es, sin duda, la mejor película hasta la fecha de Wes Anderson. El director americano tiene en su humor, extravagante, algo surrealista, con cierta sordina, absurdo y también entrañable, su principal rasgo personal. Un humor que no es para todos los gustos, ni valorado por todos los paladares y que o bien gusta mucho o deja totalmente indiferente. Nunca ha logrado la perfecta conjunción de todos los elementos en sus películas, muy irregulares, salvo la estupenda “La vida acuática” (2004). Con esta cinta de animación Anderson logra una película cohesionada donde todos los elementos, esta vez sí, funcionan y donde sus principales rasgos de autor cobran el vigor y la vitalidad que le faltaban en otras ocasiones.

Con la complicada técnica del stop-motion (plastilina que hay que ir cambiando para cada plano), y sin escatimar en esfuerzos, los decorados son espectaculares, trabajadísimos y repletos de detalles que pueden pasar desapercibidos, dejándonos unos sorprendentes planos generales y travellings asombrosos en una técnica que necesita tanta elaboración, Wes Anderson da con el ritmo y profundidad adecuados sin perder su estilo personal, tanto en el fondo como en el tono, este último aspecto comentado anteriormente (sentido del humor). Todos los aspectos técnicos son excepcionales incluyendo la banda sonara donde podemos encontrar desde temas de los Beach Boys a homenajes al cine de Truffaut.

En todas las películas de Anderson hay un viaje, un viaje espiritual ya sea físico o interno, con un objetivo mítico que simbolice la transformación y evolución de los personajes, un viaje con la idea de una mayor auto comprensión. En “La vida acuática” (2004), es ese viaje para hacer un documental que tiene como objetivo mítico el tiburón blanco, en “Viaje a Darjeelin” el viaje es espiritual de forma explícita hacia la reconciliación familiar con un objetivo que sería la madre y sus explicaciones. Un objetivo que es como una revelación, que implica auto descubrimiento, catarsis, evolución. En este caso el viaje lleva a entender y aceptar la propia naturaleza, el propio ser. El lobo es el símbolo de la revelación en la película que nos ocupa.
El viaje es, por tanto, una estructura querida de Anderson.


Siendo una película de animación y disfrutable por los niños, es evidente que está más dirigida a los adultos, que sin duda la apreciarán en su totalidad. Ese guiño al mundo adulto, donde cada vez que se dice una palabrota se la sustituye por la palabra “taco”, es estupendo.
La primera escena es una muestra de todas las virtudes el film, brillantes y divertidísimos diálogos, definición de caracteres de los protagonistas y asombrosa exhibición técnica en la ejecución del robo con ese travelling espléndido.
Todo lo que tiene que ver con el hijo es extraordinario, su retrato, sus diálogos, su evolución, como la del protagonista también, algunas de sus escenas son de las mejores de la película… El personaje de la zarigüeya es buenísimo.

Los momentos entre el hijo, el primo y el desbordante entusiasmo que el segundo produce en Fox, son de un humor de primer nivel, con toques surrealistas, entrañables, irónicos, de ritmo endiablado. Muy brillante. Un humor que funciona tanto en los gags físicos como en los diálogos.
Haré una mención especial para la escena de la primera noche del primo en la casa de Fox, que finaliza con los dos chavales mirando un tren eléctrico. Preciosa. La sutileza parece algo con lo que Anderson siempre coquetea aunque no siempre logra, aquí funciona muy bien.
Temas y sentimientos básicos, inconformismo, celos, envidia, reconocimiento y frustración de las propias limitaciones… pero que son tratados de forma original y brillante humor.

El final es un derroche, un “tour de force”, alucinante técnicamente.
“Fantástico Sr. Fox” trasciende la simpleza de tratarse de una película infantil y resulta una obra compleja y profunda sin que se le puedan poner muchos reproches. Alcanza cotas altas sin mostrarse pretenciosa en ningún momento.
Aparte de los homenajes musicales a Truffaut podemos mencionar también alguno a Leone por ejemplo, en ese final con silbidos que recuerdan a las bandas sonoras de Morricone y con el ambiente de un western.
Poco que reprocharle, por tanto, a la cinta que si bien no hará las delicias de todos los niños, quedándose a medio camino entre el mundo adulto y el infantil, sí es posible que satisfaga a muchos adultos. Una mezcla muy acertada en todo aunque no sea perfecta.

Una cinta que con un poco más de decisión y quizá transgresión sería redonda, casi lo es.
No, no y no. No concuerdo en absoluto, lo siento amigo.
ResponderEliminarSoy un admirador, estoy profundisimamente enamorado de la maravillosa prosa poética del enorme, gigante, genial Roald Dahl, es el mejor escritura de literatura infantil de todos los tiempos (con permiso de Andersen, of course).
El libro del Superzorro (verdadero título) se lo leí cientos, cientos y cientos de veces a mis niños de chicos, están fascinados por la historia y el personaje, y aunque la peli representa al libro con dignidad, ni de lejos llega al espíritu de esas maravillosas 100 paginillas rellenas de letra gorda.
Esos celos entre primos, inventados para la peli, son una auténtica infamia, sin cabeza ni sentido alguno en el deveni de la historia, lo ha metido el guionista porque le picaba el níspero al parecer, quicir.
Han metido un montón de relleno sin sentido y se han salido del espíritu de la obra en varias ocasiones, con divagaciones con poco sentido.
Y tanto mis herederos, mi linda mujercita y un servidor nos quedamos con cara de haba después de ver la peli ¿Éste es el libro? Nos preguntábamos. Pues a veces no se le parece en nada.
En fin, no está mal, pero aunque pueda parecer asquerosa y repugnantemente pedante, el libro (LIBRITO), es infinitamente mejor, más breve, contundente y sin perder su mensaje en ningún momento.
Por lo demás, esta mañana hacía un frío del carajo. Menos mal que ángel, el churrero del Barsa (algo de malo tiene que tener el jodío), me ha preparado a media mañana unos churros con chocolate (hecho con pastillas derretidas), que está de muerte.
El Dr. Segura le mandó la receda para darle más consistencia al chocolate, pero mi churrero de cabecera declinó la invitación, menos mal.
No le falta razón en que el libro es mejor y que haya mucha trama distinta. Pero mi valoración ha sido de la peli abstrayéndome del libro en lo posible, esos elementos que ha incluido son precisamente los más personales de su director, que lógicamente pueden pervertir al purista lector del "Superzorro", pero como película adulta creo que funciona muy bien y me resultó tremendamente divertida, vamos que pude disfrutar tanto de libro como de peli, con sus convergencias y divergencias.
ResponderEliminarRoald Dahl es un maestro en todo lo que le he leído, para nenes y adultos la verdad.
¿El doctor Segura tiene remedios para este frío?
Mi libro favorito de peque era EL SUPERZORRO! lo habré leido miles de veces, aún está en la estantería...y me acuerdo de la cancioncita que era algo así como: Benito, Buñuelo y Bufón ♪♪ flaquito, pequeño y tripón ♪♪
ResponderEliminarPues visto lo visto (o más bien leido lo leido) tendré que ver la adaptación!
Gran artículo, para no perder la costumbre!
Muchas gracias Norita, a ver qué te parece. Además cantas muy bien.
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