Pensé
en incluir una lista de películas que habían sido influidas por esta obra
maestra, una de las más influyentes e impactantes estéticamente del cine
moderno y de todos los tiempos, pero entonces me vería obligado a incluir el
90% de películas de terror o ciencia ficción con monstruo (y a veces sin él),
de thrillers y policíacos, de títulos de cine fantástico… Sería una lista
ingente, un trabajo descomunal… Imposible. Me conformaré con una buena lista de
películas de monstruos en la que se insertaría “Alien, el octavo pasajero”, una
de las más indiscutibles, incontestables y deslumbrantes joyas de la ciencia
ficción y el cine de terror de todos los tiempos.
“Los
duelistas”, “Alien, el octavo pasajero” y “Blade Runner” para dar inicio a una
carrera cinematográfica… “Alien” es la segunda película, se dice pronto, de un
director que parecía destinado a la eternidad y a vivir en la genialidad. Con semejante currículumlo un
director disputaría el trono de mejor director de la historia… Ridley Scott es
un talento, pero un director sobrevalorado porque se sobrevalora a sí mismo. No
es un intelectual sino un brillante técnico de poderío visual inconmensurable
que forjó bases estéticas imprescindibles en el cine moderno a partir de los
años 80.
“Alien,
el octavo pasajero” es un hito y un mito de la ciencia ficción, un referente
absoluto. Su poderío visual, su pulso narrativo, con subyugante atmósfera,
impactaron a generaciones y siguen tan vigentes como el primer día, más aún,
imitados hasta la saciedad pero jamás igualados. No sólo influyó en el cine,
dentro de la animación y los videojuegos su impacto fue tremendo.
Todo
en “Alien” es excelso, y cuando digo todo es todo, no me limito a lo
cinematográfico, porque por ejemplo, “Alien” tuvo uno de los mejores carteles y
slogans promocionales de la historia del cine, el mítico: “En el espacio nadie
puede oír tus gritos”. Y un tráiler que es una obra maestra en sí mismo, puro pulso, ritmo y atmósfera.
“Alien”
se debe paladear con mimo, con delectación, dejarse embriagar por cada paso de
los personajes, por cada centímetro recorrido por la cámara en travelling, por
cada recoveco del decorado mostrado por las panorámicas, por el sonido ambiente
de la nave... El espectador debe sumergirse en el terror de su atmósfera, de su
ritmo pausado, para estallar de miedo y entusiasmo.
En
“Alien, el octavo pasajero” encontramos uno de los ejercicios de estilo más
brillantes jamás realizados en el género, imitado, torpemente, hasta la
saciedad, demostrando su dificultad y que pocos entendieron la maestría que
albergaba esta cinta. Logra que aunque en los primeros 40 minutos, por poner un
límite de tiempo, apenas pase nada, te mantengas pegado, petrificado, hipnotizado,
fascinado y horrorizado en la butaca sin poder despegar los ojos de la
pantalla.
De
hecho, en “Alien” no pasa casi nada en sus casi dos horas de duración. Una pausa
en un viaje para explorar un planeta, que nos lleva 40 minutos, dos o tres
golpes de efecto, y el intento de cazar a un monstruo que se convierte en
cazador en el último tercio… ¡Y es imposible dejar de mirar! Te atrapa por
completo desde el primer plano.
El
viaje. La misión.
La
nave Nostromo, imprescindible para cualquier amante de la ciencia ficción y el
terror. Siete pasajeros. Refinería procesadora. 20 millones de toneladas de
mineral. Regresando a la Tierra con dicha mercancía… Un viaje en hibernación
interrumpido.
Un
primer plano que guiña a “Star Wars” (George Lucas, 1977), siendo el reverso siniestro, tenebroso y
terrorífico de aquella. Un larguísimo plano sostenido que aguanta el paso de
una gigantesca nave, el principal y claustrofóbico decorado de la película.
Ridley
Scott no es sólo uno de los grandes referentes y uno de los directores más
influyentes del cine moderno, es además uno de los más brillantes realizadores
desde el punto de vista técnico. Un auténtico virtuoso, que con sus tres
primeros títulos revolucionó la estética en el Séptimo Arte recogiendo y
adaptando la más pura esencia clásica y la fotografía, haciendo de los
contrastes lumínicos, de la esencia expresionista y del color algo nuevo y novedoso.
Si
bien es cierto que Scott es uno de los grandes referentes estéticos del cine
moderno, no podemos decir que sea un “gran autor”. Es un director que cuando ha
querido ser “intelectual” se ha pegado el batacazo, cuando ha querido dejar su impronta
conceptual o filosófica no ha funcionado. Scott depende de que le caiga en las
manos un buen guión al que potenciar con todo su talento y sabiduría visual,
pero sin intervenir en exceso en el texto. El ejemplo más sangrante lo tenemos
con “Blade Runner” y sus continuas aportaciones para intentar convencer al
mundo de que Deckar es un replicante, con la torpeza que ello supone.
Eso sí, cuando Scott recoge un buen texto lo más seguro es que estemos cerca de una obra maestra o una película sobresaliente que no dejará indiferente, porque tiene pocos rivales en el aspecto técnico y visual.
“Alien,
el octavo pasajero” es el mejor ejemplo de lo que puede dar de sí Ridley Scott.
Una película sin grandes complejidades conceptuales ni filosóficas, que es pura
atmósfera, un ejercicio de estilo. Un título que en manos de cualquier otro habría
sido una película más, pero que en manos de Scott se eleva a los altares del
Séptimo Arte, resultando una obra maestra de género perfecta desde que empieza
hasta que termina, donde todos los aciertos de guión se potencian, donde todo
se sublima.
-La
estructura de viaje es muy habitual en su cine, el tránsito, la llegada a un
lugar. Así lo vemos en “Black Hawk derribado” (2001), “Blade Runner”, “1492: La
conquista del paraíso” (1992), “Thelma y Louise” (1991), “Tormenta blanca”
(1996), “Exodus: Dioses y reyes” (2014), “Prometheus” (2012)… y, por supuesto, la
que nos ocupa.
-La
evolución radical o la transformación hacia lo opuesto, también estructura a
muchos de los protagonistas de Ridley Scott. Ese viaje harán las inocentes amas
de casa de "Thelma y Louise", que se convertirán en itinerantes criminales
feministas; de la lealtad sin fisuras a un emperador a la búsqueda de venganza
contra otro de Máximo en “Gladiator” (2000); del desprecio a los replicantes a
enamorarse de uno de ellos de Deckard en “Blade Runner”; la pacífica oficial de
abordo Ripley convertida en valerosa superviviente en “Alien, el octavo
pasajero”; de idealistas a desesperanzados soldados en “Black Hawk derribado”…
-La
confrontación entre antagonistas que son los opuestos vertebra muchas de las narraciones
de Scott. “Los duelistas” (1977), los protagonistas en duelo; “Alien, el octavo
pasajero” y Ripley contra el Alien; “Blade Runner” y Deckard contra los
replicantes: “Black Hawk derribado” y la guerra entre dos bandos en abstracto;
“Gladiator” (2000) y el duelo de Máximo contra Cómodo; Thelma y Lousie contra
los hombres en general; policía y gánster en “American gangster” (2007);
policía contra la mafia en “Black rain” (1989); policía y asesino en serie en
“Hannibal” (2001); “Robin Hood” (2010)… En alguno de estos antagonismos se dan
relaciones de atracción, de complicidad, respeto (“Los duelistas”, “Hannibal”,
“Blade Runner”, “Los impostores”, "American gangster”... incluso en las
posteriores entregas de Alien se apreciará…). Todo con la reflexión subyacente
de que esa confrontación de opuestos es inevitable, como irremediable es que se
resuelva mediante la violencia, inherente al ser humano, ya que para que algo
exista siempre debe existir su opuesto.
-La
figura del traidor, el camuflado, el mentiroso, es muy usada por el director.
La mentira es pieza clave en muchas de sus películas. “Blade Runner” (1982),
“Alien, el octavo pasajero”, “Los impostores” (2003), “Red de mentiras” (2008),
“American gangster”…
-Uno
de los aspectos conceptuales más interesantes en la filmografía de Ridley Scott
lo tenemos en la idea de sacrificio y de coste personal de la aventura. En
“Alien”, Ripley perderá a toda su tripulación y Dallas pide su propia muerte;
en “Blade Runner”, el replicante Roy Batty asume su muerte tras perder a sus
amigos y salvar a su antagonista; en “Gladiator”, Máximo acaba perdiendo su
vida tras cumplir venganza, muere una vez cumplido su objetivo vital; en “Los
impostores”, el personaje que interpreta Nicolas Cage lo pierde casi todo al
ser traicionado y engañado; en “Black rain”, el personaje que interpreta
Michael Douglas pierde a su compañero; en “Tormenta blanca”, la aventura le
cuesta la vida a la mujer de Jeff Bridges; en “Thelma y Louise”, su aventura
acaba con su propio sacrificio y liberación; en “La teniente O’Neil” (1997), la
protagonista pasará por un calvario personal; los compañeros soldados que
mueren en “Black Hawk derribado”…
-En
cualquier caso, lo más representativo del estilo de Scott es su estética, esos
primeros planos sudorosos, ese juego cromático con los colores fríos, los
verdes y, sobre todo, los azules… En este sentido, no me cansaré de repetir lo
bien que llueve en la películas de Ridley Scott. Lo repetiré varias veces en el análisis para que os quede claro. La lluvia… Una estética única,
uno de los directores más influyentes, estéticamente hablando, del cine moderno.
Excelente comienzo, estimado! Espero con ansias las siguientes entregas de este gran clásico! Saludos!
ResponderEliminarGracias, Felipe. A partir de mañana la cosa se pone intensa. Espero te guste :))
EliminarHey muy bueno, Interesante y buena peli Alien (la primera)
ResponderEliminarUn auténtico clásico de la ciencia ficción, además puerta (y sin lugar a dudas la mejor parte) de una de las sagas más longevas.
ResponderEliminarHemosVisto!