Si
“Blade Runner” era básicamente una película de encuadre, “Alien, el octavo pasajero”, sin dejar de serlo, es una cinta que logra su imperecedera atmósfera
gracias a los movimientos de cámara: las suaves, intensas y medidas panorámicas
y los calculados, frenéticos o misteriosos travellings.
- Así se
presenta el interior de la nave, en una de las escenas que más recuerdo
siempre. Desde el mismo inicio el estilo de Scott se hace deslumbrante y
nos sumerge sin preludios en una atmósfera única, tensa, misteriosa, casi
enfermiza, con esa fotografía casi lechosa. Una atmósfera que te cubre por
completo, como esa manta a oscuras mientras disfrutas del exquisito
visionado de esta película, una forma ideal de verla. De esta forma, al
vernos a solas allí, Scott nos sitúa a nosotros, espectadores, como el
noveno pasajero de esa nave (décimo si contamos al gato), un secreto espía
que curiosea por esa dormida nave y va a presenciar el horror que allí va
a acontecer.
Una
cámara que vaga silenciosa, sigilosa, curiosa y escrutadora por pasillos
húmedos y sucios, tenebrosos, mal iluminados, otros asépticos, blancos y
manchados; que deambula por estancias vacías, silenciosas, pacientes… Desde la
parte baja al cuadro de mandos, como si una deidad expectante, amenazante,
diabólica, se cerniera sobre la nave preparándolo todo para el momento
adecuado.
Travellings
sinuosos y panorámicas por una nave baqueteada, que se siente habitada, pero
ahora solitaria.
-Los travellings no pueden ser más perfectos ni estar más medidos. Uno de los ejemplos más brillantes lo tenemos en la enfermería. Se inicia con un encuadre sobre el cuerpo tumbado de Kane (John Hurt) y el organismo adherido a su cara. La cámara comenzará a moverse por la estancia hacia un lugar indeterminado, lenta y parsimoniosamente, lo que logra en su abstracción crear la atmósfera de tensión y misterio deseada. Al fondo de la estancia aparecerá Ash (Ian Holm), el oficial médico, de espaldas, ante unos monitores, estudiando la actividad del organismo en Kane. La cámara se irá acercando hacia él y se parará a su vera, el médico traidor. Una vez la cámara se ha detenido, aparecerá Ripley (Sigourney Weaver), una aparición que puede provocar el sobresalto con una naturalidad pasmosa gracias a esa atmósfera creada en el travelling y decorada con la música. Ripley parece haber seguido a la cámara en su movimiento y su voz coincidirá con su aparición. No veremos el rostro de Ripley cuando hable ni Scott cortará ni cambiará el plano, lo mantendrá sobre Ash y su descubrimiento. Ash para el monitor en una imagen concreta y extraña. Será cuando Ripley reproche su comportamiento a Ash por abrir la compuerta cuando la planificación cambie, y lo que ha sido un único plano hasta ese momento se convertirá en una conversación en plano/contraplano, donde veremos por primera vez en la secuencia el rostro de Ripley. Ash apagará la imagen de los monitores cuando Ripley aparezca, otro gesto extraño y sospechoso. En esta conversación se desarrolla la idea del caos generado por la falta de orden, la desobediencia y la falta de respeto a las jerarquías… Ash está incómodo y desafiante en esta escena. En esta secuencia se encuadra Ash en ligero contrapicado en todo momento, delatando su anormalidad, su carácter enigmático y amenazante.
No
será la última vez que Ripley toque las narices a Ash, su curiosidad la llevará
a preguntar las características del sensor con el que pretenden detectar al
pequeño monstruo huido recién nacido del vientre de Kane. Este antagonismo
tendrá su clímax en el enfrentamiento entre los dos, donde el oficial médico
intenta matar a Ripley.
Es
curioso que el ruido que emite el sensor construido por Ash para detectar las
variaciones en la densidad del aire sea parecido al de la niebla que protegía
los huevos en el planeta desconocido. Otro eco interesante.
-Una
escena que retrata a la perfección las cualidades estéticas del film a modo de
presentación, es esa en la que Ripley desciende a ver el trabajo de Brett (Harry Dean Stanton) y
Parker (Yaphet Kotto). Allí, en un lóbrego y angosto pasillo, la pareja de mecánicos vacilará
a nuestra protagonista usando el humo y el ruido con intención disuasoria. Esa
estética, con luces parpadeantes, humo y sonido atronador, decorará el clímax
final.
-El
inicio de la búsqueda del monstruo. Ahí volveremos a deleitarnos con las
panorámicas sinuosas y los travellings lentos y sabrosos. Lo ideal para generar
suspense, estirar la tensión al máximo y sublimar la atmósfera.
- No sólo
brillan los movimientos de cámara, también lo hacen los encuadres, muchos
de ellos serán importantes y se analizarán a lo largo del análisis. Encuadres
muy precisos. Scott sólo mueve la cámara cuando es imprescindible o para
crear atmósferas. En el inicio, Scott desvela muchas pistas a través de
ellos, cogiendo a grupos de personajes en el mismo plano significadamente
en importantes momentos, algo sólo comprensible en posteriores visionados.
Unos ejemplos:
-Si
os percatáis, Scott da todas las pistas con sus encuadres al inicio de la
película, pero esto sólo es posible saberlo en posteriores visionados (la
reunión inicial de la tripulación hablando de la misión, el interés de Ash y la
presencia en plano de Kane…). Un juguetón uso de cebos y rimas, en ocasiones
tétricas, que van avisando, avanzando, lo que ocurrirá. Otro ejemplo: el
alienígena muerto que descubre la expedición en el planeta desconocido y del
que parece haber explotado algo de sus entrañas… Después comprobaremos cómo se
llega a eso…
Otro ejemplo. Cuando Dallas (Tom Skerritt) dé la información al resto de la tripulación, Ash está
en el mismo encuadre, lo que es un detalle que adquiere sentido en un segundo
visionado. Se muestra con mucha sutileza el gran interés que tiene Ash por
atender esa desconocida llamada y cumplir esa misión, además de estar
perfectamente enterado de todas las cláusulas del contrato… También aparece Kane
en cuadro junto a los otros dos, que será pieza clave en el giro de guión.
-El
plano donde Ripley pone su rostro delante del de Dallas, suplantándolo, que
avisa de lo que ocurrirá en la propia película, el relevo de protagonistas.
-Hay
un plano y encuadre similar pero inverso muy significativo e impactante. Se
trata del desenmascaramiento de Ash. Scott vuelve a deslumbrar con su
inteligencia en la puesta en escena. Un primer plano de Ripley que al apartarse
nos deja ver el rostro de Ash, que aparece repentinamente para nuestra
sorpresa. ¿Se puede retratar mejor desde lo visual el desenmascaramiento de un
impostor, de un traidor, de un mentiroso, de un androide que fingía no serlo?
Escalofriante aparición.
-El
personaje de Lambert (Veronica Cartwright) estará muy vinculado a los encuadres
con desenfocados, retratando su inseguridad y carácter dubitativo, débil. Lo
vemos en la escena donde localiza la posición del planeta emisor de la señal,
donde se la enfoca y desenfoca paulatinamente junto al grupo que se mantiene al
fondo del encuadre. Posteriormente observaremos el mismo recurso con ella en el
mismo lugar esperando la reparación de la nave y novedades en la emisión,
siempre a un lado del encuadre.
Hay
otra escena con esta planificación de enfocados y desenfocados donde aparece
Lambert, aunque sin intervenir en la conversación, es tras despegar, en una
escena digresiva con Brett y Parker como protagonistas junto a Ripley.
-Una
de las mejores escenas de la película desde el punto de vista de la tensión, la
atmósfera y el terror, es esa donde Ripley, Dallas y Ash buscan al organismo en
la enfermería cuando se ha separado del rostro de Kane. Con esta escena pegué
uno de los mayores respingos que recuerdo ante una pantalla de cine. Una escena
de puro encuadre.
Un
magistral ejemplo de uso de encuadre, en este caso en ligerísimo contrapicado,
visualizando y creando la sensación de amenaza, tensión y crispación. La escena
se inicia con el rostro liberado del organismo de Kane para pasar, acto
seguido, a un plano general en una esquina de la estancia casi a ras de suelo.
Un plano amplio y oxigenado, pero muy intrigante, ya que parece que algo se
ocultara en esa esquina. Kane, tumbado, siempre se mantendrá en el centro del
encuadre, la figura esencial, revisada primero por Dallas y luego por Ripley.
Movimientos cautelosos y temerosos de los personajes y los pies de Dallas
acercándose a cámara… Cuando un pequeño mueble caiga provocando un estruendo
tremendo, todos brincamos hasta el techo… Un magistral uso del encuadre y la
creación de atmósfera, que rompe en susto eficaz sin truco, en plano sostenido
y general, sin consecuencias. Una broma extraordinaria que casi despierta la
sonrisa del propio Dallas.
Como
curiosidad hay que decir que Dallas no lleva nada en las manos hasta que estas
desaparecen de cuadro, con lo que el pincho con linterna que le vemos en el
plano posterior debe haberlo cogido justo cuando sus manos salen de cuadro o
fue lo que provocó la caída del mueble al cogerlo de él.
A
partir de ahí la planificación cambia y el montaje aparece, planos de los
personajes, primero Dallas con sus disculpas, luego Ripley recuperándose del
susto y reanudando la búsqueda, Ash indagando en un rincón… hasta otro de los
momentos inolvidables y aterradores de la película, la aparición en plano
general a la espalda de Ripley de la cola del organismo justo antes de caer
sobre ella… muerto.
Es
sensacional como fusiona e integra Scott la escena. Nos lleva de Dallas
sumergiéndose en un recinto oscuro a Ash metiendo su pincho con linterna en un
rincón, momento en el que cambia el plano para que veamos la cola del organismo
tras Ripley, aumentando la sensación de tensión y el impacto gracias a esa
continuidad de montaje.
-Uno
de los muchos detalles magistrales que nos deja “Alien” es la decisión de Scott
de no utilizar música en los momentos de impacto. Puede sonar antes, en los
momentos atmosféricos, pero cuando se avecina un impacto la música desaparece. Puro
estilo y sabiduría cinematográfica.
Un
ejemplo lo tenemos en el ataque del organismo del huevo a Kane. La música suena
creando ambiente, pero cuando el huevo se abre y se dispone a atacar, la música
cesa. En la muerte de Brett, toda la escena donde busca al gato será sin
música, hasta llegar al momento del impacto, cuando el Alien aparece tras
Brett, cambiando la concepción.
-Otro
rasgo estilístico habitual en la película, de planificación, es la concepción
de las escenas desde un plano corto de algo concreto, esencial en la secuencia,
para pasar a un plano más general que describa las acciones y el entorno.
Ejemplos: El rostro de Kane (John Hurt) liberado del organismo para pasar a un
plano general de la enfermería y la búsqueda del bicho; plano del organismo
para la disección y paso a un plano más amplio para ver a los personajes; el
pincho con el que planean atacar al Alien sin hacerle daño…
- La
imprevisibilidad es una de las claves que han hecho grande la película. He
explicado varias veces que la imprevisibilidad o previsibilidad de una
película no debe analizarse desde la conclusión de la misma, sino desde
su desarrollo. Una comedia romántica tiene dos posibles finales en la
mayoría de los casos: la pareja queda junta o no. Es más, en el 99% de las
ocasiones quedan felices. No por esto, no por saber o intuir el final, una
película es previsible, los finales posibles son muy limitados, en casi
todos los géneros. Es el proceso, cómo se llega a eso, las peripecias, la
forma de narrarlo, de contarlo, los giros, los matices, lo que hace que
una película sea o no previsible. Si vas intuyendo cada paso que se dé en
la narración, la película sí será previsible, pero si no es así, aunque
adivines de inicio el final, jamás podrá calificarse de forma tan
superficial una película.
“Alien,
el octavo pasajero” es imprevisible desde que empieza hasta que acaba, incluso
si se ve ahora por primera vez, a pesar de haber sido imitada en infinidad de
ocasiones. Y lo es porque su narración nunca va por donde se espera y porque
sus bazas y elementos sorpresa son imposibles de prever en la forma en que se
suceden.
-Un
primer ejemplo lo tenemos con la protagonista, Ripley, porque en ningún momento
parece la protagonista ni tiene más peso que otros. Su rol es completamente
secundario, pero irá cobrando protagonismo según avance la narración de forma
obligada. Si bien el protagonismo está bastante repartido, parece claro que el
líder y principal personaje es el interpretado por Tom Skerritt (Dallas), lo
que sería más lógico, tópico y habitual, que además era uno de los rostros más
conocidos, aunque en roles secundarios generalmente (John Hurt e Ian Holm,
aunque no habían alcanzado el estatus que lograrían luego, tenían más prestigio
y su destino, por tanto, también impacta y sorprende).
Ocultando
a la verdadera protagonista, o a la que será superviviente, se logra la
imprevisibilidad de forma efectiva, del mismo modo que matando a las primeras
de cambio al que parece el líder y protagonista se logra un impacto magnífico
en el espectador. Dos elementos que acentúan la mencionada imprevisibilidad y
mantienen al espectador en tensión, alerta y a la expectativa, porque cualquier
cosa puede pasar.
Hay
un encuadre absolutamente magnífico en la parte de exposición, en el inicio,
cuando Ripley se coloca, al agacharse, delante del rostro de Dallas,
ocultándolo, suplantando su lugar, como ocurrirá en la propia película. Algo
que ya comenté.
Hay
otro cebo juguetón. Cuando Ripley busca al organismo que se ha separado del
rostro de Kane en la enfermería, se pegará un susto cuando caiga sobre su
hombro. Nosotros lo vemos un segundo antes, vemos su cola aparecer sobre ella y
luego cómo le cae encima. Esta planificación será calcada a la de la muerte de
Brett. El mecánico busca al gato y tras él aparecerá la cola del Alien, justo
antes de atacarle.
-“Alien”
es una película que plantea preguntas y deja muchos detalles sin respuesta, lo
que la hace aún más intrigante, imprevisible, amenazante… Otro de los grandes
detalles que favorecen la imprevisibilidad. En ningún momento la película
siente la necesidad de dar todas las claves, de responder todas las preguntas,
se centra en la experiencia de sus personajes, la aterradora experiencia, y la
imposibilidad de descubrir algo que les supera. ¿Qué o quién es ese ser que
aparece muerto en el planeta? ¿Quién hizo aquello? ¿Cómo llegaron los huevos
allí?...
-Otro
rasgo de estilo de la película y de la dirección de Scott, en un sentido
filosófico, es su apuesta por huir de los sustos y los golpes de efecto, lo que
no significa que se renuncie a asustar, sino que no hace trampas con planos
cortos, apariciones repentinas, música estruendosa acompañando y todos esos trucos vulgares dentro del género.
Scott siempre anticipa los impactos, pero está tan seguro de ellos y de su
imprevisibilidad, que se permite estirar los momentos y anticiparlos con
avisos, sabedor de que impactarán igual o aún más cuando sucedan.
Ejemplos:
El ruidito que antecede a la abertura del huevo del que saldrá el organismo que
se adherirá a la cabeza de Kane. A ese ruido le sigue la abertura del huevo y,
tras una pausa, el ataque de dicho organismo (el abrazacaras o facehugger)… No
recurre al ataque sin más, sino que lo avisa, nos prepara y aún así logra que
brinquemos en la butaca.
Otros
ejemplos: la cola del organismo apareciendo tras Ripley segundos antes de caer
sobre ella. El impacto provocado por el ruido del mueble que tira Dallas buscando
el organismo en la enfermería, uno de los sustos más efectivos, será en plano
general y sin cortes.
Uno
de los más eficaces ejemplos de esta idea: El parto de Kane, la escena más
recordada de la película. Normalidad, cordialidad, diversión, una especie de
atragantamiento, una tos, malestar… y el impacto… De nuevo Scott va avisando lo
que va a suceder, pero aún así, cuando ocurre, la sorpresa no puede ser mayor.
Mayúscula.
Otros:
El gato que asusta a los buscadores del monstruo, otro aviso antes del verdadero
impacto, que será la primera aparición del Alien. El primer ataque del Alien,
con su aparición en segundo plano, avisando del momento de impacto un poco
antes, de nuevo.
En
la escena final, Scott mostrará un plano general donde se ve al Alien dormido,
pero perfectamente integrado, camuflado con el entorno, haciéndose invisible a
nuestra vista. Un momento después, con Ripley deambulando por allí, el monstruo
moverá una mano para nuestro pasmo y el de la protagonista. De nuevo el Ridley
más juguetón y sin hacer trampas en los sustos.
Y
es que el uso del segundo plano es excepcional en la película: El organismo
muerto que cae sobre Ripley; la primera aparición del Alien antes de matar a
Brett, la siniestra aparición de Ash tras Ripley antes de intentar matarla
(aunque sorprende que no se oiga como entra en la estancia)…
-El
monstruo, su materialización, su forma de tratarlo y usarlo, es absolutamente
imprevisible. La idea de transformación como elemento de imprevisibilidad. Es
un monstruo que no existe, que los protagonistas lo hacen nacer casi
inconscientemente. Que se geste, nazca, crezca y acabe convertido en una
perfecta máquina de matar, es otro de los maravillosos ejemplos de
imprevisibilidad de la película. Una genialidad de guión que logra así que sea
imposible concebir los secretos de la trama.
Pasados
40 minutos no ha pasado casi nada. Un viaje de exploración y un golpe de
efecto, el ataque del huevo a Kane… Es asombroso y fascinante que una película
tan sencilla en su planteamiento y trama, no así en su desarrollo y exposición,
resulte tan imprevisible en todo momento.
El
momento más recordado de “Alien, el octavo pasajero”, es el parto del “hijo de
Kane”. Un ejemplo antológico de imprevisibilidad.
La
planificación y modulación de la escena es excelsa, sin más. El despertar de
Kane, al que vemos hacerlo por segunda vez -recordemos que es el primero al que
vemos salir de la hibernación al inicio de la película-, su aparente normalidad,
su apetito, sus conversaciones divertidas y digresivas… y el impacto
repentino.
Scott
disfruta como un enano e incluye bromas truculentas realmente brillantes a modo
de cebo que tendrán un eco inmediato: “Voy a comer hasta que reviente”… Un
parto truculento.
Observamos
de nuevo en esta escena esencial, la renuncia de Scott al susto gratuito y
fácil, con una escena cotidiana, normal, una comida de camaradería, donde un
hecho repentino y perfectamente desarrollado irrumpe para sorpresa de todos de
una forma tan impactante como natural y perfectamente justificada.
Una
tos, un aparente atragantamiento, un malestar…. Y el estallido sangriento desde
el vientre de Kane… Magistral es el momento donde todos se paran
momentáneamente al ver salir sangre del vientre de Kane, superados y
desconcertados por lo que están viendo… La aparición del pequeño monstruo y las
palpitaciones del agonizante Kane…
“Alien,
el octavo pasajero” no es una película especialmente violenta ni explícita,
aunque pueda parecer lo contrario. Esta es la única escena verdaderamente
impactante, explícita y desagradable de toda la película –podemos añadir la
muerte de Ash-, la única truculencia verdadera, pero es tal el impacto que,
precisamente, por esta escena la sensación es que, efectivamente, estamos ante
una película muy violenta. Como explicaba Brian De Palma a Tarantino, si
ejecutas bien la violencia no es necesario que sea mucha porque su impacto se
grabará y perturbará al espectador, al que le dará la impresión de que está
viendo algo excesivo. La violencia, cuando está bien mostrada, suele ser muy
poca, mínima en cuanto a metraje, pero siempre recordada. En “Alien” tenemos un
ejemplo paradigmático con esta escena. Impecable.
Una
escena cotidiana que rompe en impacto violento, que le da la vuelta a todo. Se
le dedicará un funeral “marino” al bueno de Kane.
Me lo estoy pasando en grande!!
ResponderEliminarGracias por el apoyo de las imágenes!! Siempre lo digo, pero es verdad, estupendo complemento visual a las detalladas explicaciones.
Bravo!!
Esperando el resto!!
Bss!
Me alegro, Reina. Me gusta bastante esta parte con mucho aspecto técnico y alguna escena mítica!
EliminarBesos!
Grandioso análisis. A mí uno de los momentos que más me gustan es el instante en el que Ash agrede a Ripley, la tira por el suelo. Sobre la cara de Ash tropiezan una especie de cordeles atados a cosas como los que se ponen detrás de las puertas para hacer notar que alguien entra. Es curioso que con una cosa tan sencilla se consigue remarcar la frialdad del androide, qué manejo de la atmósfera y la tensión.
ResponderEliminarA mí esta película me recuerda mucho a Tiburón. Ambas tienen argumentos sencillos y en manos de otros directores menos dotados, serías meras peliculas de rango B. Las dos tambien tiran del terror psicológico y no enseñan al monstruo hasta casi al final. Las dos tampoco son excesivamente violentas. Aunque noté una diferencia curiosa, a diferencia de la de Scott, la música remarca la amenaza del escualo, sabes que va a pasar algo y te pones en alerta. Esto sólo se rompe en dos escenas: en la de los chavales que realizan la broma y en esa otra del ataque súbito.
En fin. Que podría estar hablando sobre Alien durante horas y horas. xD
Qué alegría que menciones TIBURÓN!!! En la entrada de mañana, no la de hoy, si no me equivoco, meto un listado de películas de serie B para relacionarlas con ALIEN... Al fin de esa lista, películas con monstruo, menciono a TIBURÓN y tenía la duda de que pudiera extrañar.
EliminarMe ha dejado entusiasmado que la usaras como referente y, efectivamente, una película con un uso de la música casi opuesto a ALIEN e igualmente grandioso!!!
Muchas gracias por el comentario, José.