jueves, 13 de noviembre de 2014

Crítica: SIN PISTAS (1988)

THOM EBERHARDT












Esta película británica dirigida por Thom Eberhardt sí que supone una voluntaria y consciente infidelidad a la obra de Arthur Conan Doyle y sus eternos personajes Sherlock Holmes y John H. Watson, el Dr. Watson, pero que una vez asumida puede disfrutarse sin complejos de su propuesta.


Al contrario que las recientes cintas de Guy Ritchie esta película sí respeta el tono, la estética y la atmósfera de la obra de Doyle, pero le es infiel en el fondo. Las películas de Ritchie, como ya expliqué en su momento, son muy fieles al fondo de la obra de Doyle, respetando los roles y sacando partido a elementos presentes pero poco resaltados en la obra del autor escocés. Curiosamente parece que el público asume y acepta mejor un tono al que está más habituado, aunque se pervierta el fondo, que lo contrario, por lo que se alzaron más voces “escandalizadas” con la supuesta infidelidad, que no es tal, de Ritchie, que contra simpáticas propuestas como esta que sí lo son decididamente.





Lo que aquí se propone, sencillamente, es que Sherlock Holmes es un fraude creado por Watson, simple fachada que ayuda a vender una imagen, ya que el verdadero talento detectivesco es el doctor, que quiere preservar su reputación para salvaguardar su carrera de médico, por el qué dirán, porque no se vería bien su afición detectivesca, lo que le lleva a valerse de la mencionada fachada. Estamos ante una parodia del personaje creado por sir Arthur Conan Doyle en la que se nos muestra un original punto de partida. 




Grandes actores, grandes interpretaciones y una dirección correcta, competente y sin alardes, esto es lo que ofrece esta agradable comedia que desmitifica al gran detective y su ayudante… Sherlock Holmes.

Michael Caine interpreta al actor que interpreta a Sherlock Holmes, mientras que Ben Kingsley es el genio deductivo Watson.

Watson es un brillante escritor que se ha hecho muy famoso por relatar las aventuras de Sherlock Holmes, por lo que tendrá que contratar un actor para hacer visible lo relatado, ya que no estaría bien visto que un doctor tuviera como afición resolver crímenes. La imagen unida al fondo. Es buena la idea, porque en el fondo Watson se identificaría con el propio Conan Doyle, el verdadero detective.



Por supuesto todos los personajes clásicos aparecerán, como el profesor Moriarty, el inspector Lestrade, la señora Hudson





El caso consistirá en el robo de 4 planchas del tesoro para la fabricación de billetes, obra, como no, del profesor Moriarty (Paul Freeman).


Hay mucho gag visual como recurso humorístico, el slapstick. Explosiones, caídas, torpezas… La figura de Michael Caine, borracho, mujeriego, más bien limitado, aunque elegante… contrastando con la seria y recia de Watson, brillante, inteligente, estricto… es uno de los recursos cómicos que vertebran la cinta. Este contraste crea los evidentes conflictos que desarrollan la relación de los personajes así como sus personalidades, creando enredos, discusiones, diferencias, peleas, reconciliaciones y afianzando una amistad.



Las bromas a costa de Lestrade (Jeffrey Jones) son simpáticas, las discusiones y desavenencias entre Watson (Ben Kingsley) y Holmes, que en realidad es Reginald Kincaid (Michael Caine), también dejan algunos momentos destacados. Los gags físicos son efectivos en algunas ocasiones y en otras hacen tambalear la consistencia de la propuesta, aunque finalmente llega a buen puerto. En definitiva, hay momentos de humor hilarante que despertarán la risa del espectador y en general la obra deja buen sabor de boca.



A pesar del convencionalismo de la dirección, la ambientación, el look visual y las interpretaciones hacen que todo funcione con frescura y buen ritmo, logrando un producto aseado y divertido dentro de su discreción. Con todo, hay lamentables fallos técnicos como micrófonos que aparecen en encuadres de forma lastimosa, lo que da cierto tono de telefilm al conjunto (lo que es), entre otras cosas.

Hay pocos rasgos estilísticos reseñables, más allá de algún contrapicado para realzar la figura de los protagonistas en sus momentos de mayor dignidad o éxito, poca cosa que mencionar. Un espejo ocultará el nombre de la obra en la que participó Caine y será clave en la resolución del caso, un espejo apegado al personaje con sentido simbólico, pura fachada que crece en autoestima.



Escenas simpáticas como la investigación en la casa de los Giles, con Holmes distrayendo a Lestrade mientras Watson investiga, o la del hotel en Windermere, con Holmes borracho y colgado de la terraza, son grandes momentos de humor.





Son buenas también las escenas en el puerto, con sabrosa ambientación tanto de día como de noche, o todo el clímax final con las escenas del teatro, que incluyen una lucha a espada para una buena mezcla de suspense, humor e intriga detectivesca. Esa conclusión, con la lucha a espada en el escenario y con Watson y la señora Hudson como espectadores fascinados, se antoja como esencial en la tesis final de la cinta... La forma, representada por Caine, dándose a valer en el escenario, símbolo puro de la apariencia, lugar de la actuación, para resolver finalmente el caso, el fondo…





Hay más homenajes a Doyle con menciones a “El perro de Baskerville”, por ejemplo, y se respeta la vivienda del detective, el 221B de la calle Baker.



Michael Caine está impecable, como casi siempre, y muy divertido en su rol cómico, y lo mismo podemos decir de Ben Kingsley, muy acertado en su papel. Dos grandes interpretaciones de dos grandes intérpretes.



Si bien el punto de partida es original y divertido el resultado global no acaba de convencer del todo. Aceptable ambientación de época que no logra evitar del todo la sensación de estar presenciando una obra televisiva. Buenos momentos de humor, aunque pueden llegar a provocar cierta distancia en el espectador con respecto a la trama y la intriga de la película, que es el otro punto de interés, pero en realidad la comedia tiene tanta o más importancia que dicha intriga, con lo que el equilibrio resulta aceptable. La trama detectivesca no es gran cosa, pero en líneas generales la película entretiene y hace pasar un rato agradable gracias a sus puntos originales y las grandes interpretaciones de Michael Caine y Ben Kingsley. Además la música corre a cargo de Henry Mancini.






Finalmente “Sin pistas” acaba mostrándose como una divertida reflexión sobre el fondo y la forma en la obra artística y en la vida, la importancia de la una y la otra, su complaciente y satisfactorio matrimonio. Sobre la vacuidad del éxito y la esencia del verdadero mérito. Una película aprovechable.




3 comentarios:

  1. Me encanta Michael Caine, y me gusta cómo los británicos consiguen esas atmósferas clásicas con ambientación y vestuario.
    No parece una mala peli por lo q dices, pese a ese micro!!! Jajaja!!
    Entretiene, pues ole. Mucho más de lo q pasa con otras contas más pretenciosas q luego aburren, y aunq pervierte el fondo d la historia de Sherlock y Watson, la verdad es q parece simpática.
    Me gustan las pelis q se refieren a esos personajes, o los telefilmes. Recuerdo un episodio de Star Trek q toma ese tema y fue muy divertido.
    Gracias, Sambo, una peli para la lista de "me gusta" en cualquier tarde de domingo…
    Un beso,

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    Respuestas
    1. Pues estoy convencido de que pasarías un buen rato. Los intérpretes son excepcionales y la historia simpática. Dale una oportunidad.

      Sí, no hay que ser tan purista con esto, ¡¡¡con lo que se disfruta de esos juegos!!!

      Un besazo.

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  2. LA PELÍCULA DE LA QUE USTED HABLA ES UNA FUTESA ENTRETENIDA QUE PASA POR SER UNA TRAVESURA CHUSCA. LA IDEA DE UN HOLMES QUE NO ES MÁS QUE LA FACHADA DEL AGUDO WATSON ES TOLERABLE, Y MÁS SI ESTÁ POR AHÍ CAINE HACIÉNDO DE LAS SUYAS. ADEMÁS, ME TRAE GRATOS RECUERDOS. PERO LOS ENGENDROS DE RITCHIE SON UNA PUTA MIERDA Y UNA OFENSA A CONAN DOYLE. A CUALQUIER AFICIONADO A LAS NOVELAS DEL GENIAL DETECTIVE TALES BAZOFIAS TIENEN QUE SENTARLE COMO UNA PATADA EN LOS MISMÍSIMOS: SON UNA BASURA QUE MANIPULA, PERVIERTE Y MANCILLA LA CUMBRE DEL GÉNERO DETECTIVESCO. AL TIPEJO ESE DEBERÍAN DARLE GARROTE VIL.
    SIN MÁS, SE DESPIDE CON UN CALUROSOS ABRAZO,

    M...

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