miércoles, 23 de noviembre de 2011

Crítica: LAS AVENTURAS DE TINTÍN: EL SECRETO DEL UNICORNIO (2011) -Última Parte-

STEVEN SPIELBERG






En Hergè la trama es importante, igual que la imaginación para salir de los apuros. En Spielberg también. Hergè es un maestro de la elipsis, como debe serlo todo autor de cómic, Spielberg en cambio es un maestro de la puesta en escena con una imaginación desbordante mostrada aquí con asombrosos planos-secuencia. Spielberg muestra el mismo respeto a Hergè que al medio cinematográfico, así usa la elipsis pero siempre como un recurso habitual para contar las historias, por ejemplo en esas bellas transiciones entre escenas que hace en ocasiones o cuando se viaja en el tiempo con la historia del antepasado de Haddock. Hergè la usa de forma habitual porque es absolutamente imprescindible en el cómic, y él las usa de forma magistral. Los dos alargan la acción, uno, Hergè, basándose en la digresión y lo cotidiano, el otro, Spielberg, basándose en la imaginación en la acción y puesta en escena para sacar todo el partido posible a las situaciones.
Otro detalle simpático y que se añade a la especial importancia que Spielberg da a Milú es que la película empieza y acaba con el punto de vista del inseparable amigo de Tintín.
Spielberg convierte la historia en un conflicto familiar, de orgullo familiar, una lucha por salvar el buen nombre o vengarlo. La familia siempre presente en Spielberg, una familia que Tintín no tiene fuera de sus estrambóticos amigos.
Otro detalle que diferencia a Hergè de Spielberg es que el primero muestra un mayor humanismo en relación a sus personajes, a lo comentado sobre Tintín añado que Hergè no olvida a ni uno solo de sus personajes, algo que Spielberg si hace, Spielberg es incapaz de la digresión Hergè es un maestro de ella. En Hergè es difícil que alguien muera.

Tratar las adaptaciones siempre es algo más complejo, si no has leído la obra en la que se basa la película no hay problema, te centras en la película, que en toda crítica debe ser la prioridad, incluidas las adaptaciones, y punto. Si se conoce la obra en que se basa la película, y además ésta es un clásico o tiene personajes inmortales, iconos carismáticos etc., la cosa es más compleja. Las adaptaciones pueden ser más o menos fieles, es decir que respeten la trama y todo lo que sucede en la novela, cómic, o lo que sea, de forma más o menos escrupulosa, pero eso no implicará que la adaptación sea mejor o peor. La fidelidad a una obra o que el guión se base en hechos reales no implica una mayor calidad en dicho guión o una mayor calidad en dicha adaptación. Que suceda lo mismo que en una novela no significa que se saque el mismo partido a lo que en ella se cuenta, ni se trate con la profundidad debida los puntos más importantes del referente. Por mi parte creo que las adaptaciones pueden tener toda la libertad del mundo, cambiar de escenario, época o lo que se ocurra, pero jamás variar la esencia, personalidad y espíritu de la obra o los personajes que se adaptan. Si pones el nombre de Tintín en tu adaptación debes respetar a ese personaje y su personalidad, puedes potenciar unos rasgos más que otros, destacarlos para dar una visión distinta y personal, pero nunca jamás desvirtuarlo. Aquí, como dije, curiosamente, puede que radique la mayor infidelidad de Spielberg a Hergè, de forma poco significativa, pero presente, en este Tintín más arisco y distante con sus amigos, más recriminador.  El resto de cosas, como combinar distintos cómic o el paso de un formato a otro, no es tan reseñable al respecto. El Tintín de Hergè es más generoso, en cambio el de Spielberg es más egoísta con una decisión que tiene un punto de obsesiva.


El secreto del unicornio”, trata del secreto que contiene una maqueta de un barco, que en realidad son 3, acerca de un tesoro y que está relacionado con un antepasado del capitán Haddock.
El tesoro de Rackham el Rojo”, es la segunda parte del anterior y trata básicamente del viaje expedicionario para buscar el tesoro donde marcan los pergaminos encontrados en las maquetas de los barcos del cómic anterior.
El cangrejo de las pinzas de oro”, cuenta la historia de unos contrabandistas de estupefacientes que tienen como tapadera un negocio de latas de cangrejo. En este cómic se conocen Tintín y el capitán Haddock.

Spielberg coge de “El secreto del unicornio” la trama principal sobre la búsqueda del barco y luego su desarrollo lo comparte con “El cangrejo de las pinzas de oro”, del que usa su ambientación en Marruecos y sobre todo la trama donde Tintín conoce al imprescindible capitán Haddock.
El tesoro de Rackham el Rojo”, este libro es básicamente una digresión de principio a fin, no pasa absolutamente nada, y lo que pasa no tiene incidencia en la trama esencial, se puede contar en 5 o 10 páginas, por eso Spielberg apenas lo usa, salvo para la conclusión.


Luego mezcla y sitúa a personajes y circunstancias de un cómic en otro, como la presencia del descendiente de Rackham el Rojo en Marruecos, un personaje que no está presente en “El cangrejo de las pinzas de oro” etc.
Detalles como el lanzamiento de botellas de Haddock están presentes en el comic, pero en Spielberg, como siempre, mucho más exagerado y ampliado.
La forma de rizar el rizo con ciertas huidas que luego tornan más o menos intrascendentes es un ejemplo de por qué los belgas vieron a Tintín en Indiana Jones, si bien la imaginación de Hergé es más minimalista y digresiva y la de Spielberg más espectacular y directa.

La película se inicia siguiendo los pasos de “El secreto del unicornio”, si bien se toma ciertas libertades en todo momento con respecto a la trama. Spielberg cambia la identidad del villano principal y lo que era un personaje accesorio en el cómic, Ivan Ivanovich Sakharine (Daniel Craig), se convierte en la película, además, en descendiente directo de Rackham del Rojo.
El introducir el momento en que Tintín y Haddock se conocen obliga a Spielberg a coger partes de la trama de “El cangrejo de las pinzas de oro” por coherencia narrativa, mayor sencillez y naturalidad ante el camino elegido.
La trama, como digo, sigue en líneas generales a “El secreto del unicornio” hasta llegar al barco donde encierran a Tintín, algo que no ocurre en dicho cómic, ahí la historia se sumerge en “El cangrejo de las pinzas de oro”. Esa primera parte, siguiendo la trama de “El secreto del unicornio”, omite las escenas entre Tintín y Haddock ya que Spielberg  no quiere renunciar al episodio donde ambos personajes se conocen, y al ocurrir esto en un cómic anterior a éste obliga al director a retocar la trama para que todo quede lo más coherente posible. La trama con “El cangrejo de las pinzas de oro” se sigue en toda la travesía en el barco donde Tintín y Haddock se conocen, su escapada y llegada a Marruecos, lugar donde se entremezclan elementos de ambos cómic. La conclusión, como es lógico, nos lleva a “El tesoro de Rackham el Rojo”. A todo esto hay que añadir el episodio de otro personaje mítico de los cómic que no sale en ninguno de los tres mencionados. Castafiore.

Spielberg siempre ha tenido un talento excepcional para el misterio, lo mítico, lo subyugante y fascinador, un talento de narrador que logra que sus historias no sólo sean divertidas, entretenidas y trepidantes sino que adquieran un halo especial que te haga interesar por todo, sentando unas bases sólidas sobre las que se asientan sus narraciones en todas sus películas, pero sobre todo las más centradas en el entretenimiento. Siempre me han encantado, y las considero claves, las escenas que siguen a las oberturas de los Indianas, donde se explica el misterio con calma y sosiego. Todo ello es mágico, casi místico, y es lo que logra que lo que sucede a continuación funcione tan bien. Ese talento también lo tiene Hergè. Aquí si bien es cierto que está, Spielberg quizá cede algo a estos tiempo modernos de exceso de velocidad, pierdo algo ese carácter fascinador en aras de un ritmo demencial, no molesta en absoluto pero es una de las causas de por qué prefiero a sus Indianas.

Técnicamente la película es una auténtica pasada y el impulso definitivo a la técnica de Capture Motion que ya intentaron Robert Zemeckis y otros con pobres resultados. De la inexpresividad, fría y sin sentido de los primeros intentos se logra con el Tintín spielbergiano que todas las actuaciones resulten creíbles y asombrosamente reales. ¡Qué tiemblen los actores de carne y hueso!
La música de John Williams, como siempre, es excelente.
Si hay un personaje que se mantiene en líneas generales fiel al cómic y que guarda toda la esencia de Hergé, ése es el capitán Haddock, espectacular y con un Andy Serkis espléndido en la recreación.

Reconforta recuperar al Spielberg más juvenil, más adrenalítico, que se sumerge de lleno una vez más en su niño interior y crea un inmortal y eterno héroe juvenil, un héroe para la gran pantalla digno del creado por Hergè, aunque con alguna circunstancia que me cuesta perdonar. Un Spielberg que después del pinchazo que fue la segunda mitad de la última secuela de Indiana Jones, muestra sus credenciales una vez más y que a pesar de su veteranía sigue en plena forma. Esto hace concebir grandes esperanzas para la nueva entrega del héroe que encarna Harrison Ford, sobre todo después de oír al propio Spielberg mostrarse crítico con los aspectos más cuestionables de “La calavera de cristal”, es decir, ser consciente de lo que lastró esa última entrega de Indiana Jones.

La vida de George Remi (Hergè) ha sido llevada a las viñetas por Bocquet, Fromental y Stanislas, una vida llena de luces y sombras.

 




2 comentarios:

  1. Es una película que me gusta mucho y es muy entretenida, lo mejor es que Spielberg logra que los efectos parezcan como si estuvieras dentro de la película lo que la hace más emocionante, a mí me gusta bastante y es muy recomendable para toda la familia.

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    1. Muchas gracias por el aporte y la opinión, Lupina. Un saludo.

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