Sí, hay leyendas urbanas que son verdad. En Hollywood se
guardan guiones que permanecen décadas en cajones de despachos perdidos de la
mano de Dios, guiones malditos.
Acaba de desvelarse uno de esos secretos de Hollywood que
hará las delicias de todo cinéfilo, un guión que lleva escondido y mantenido en
secreto más de 60 años y que ha salido a la luz. El guión de lo que hubiera sido
una secuela de “¡Qué bello es vivir!”, la obra maestra de Frank Capra, y que iba
a ser dirigida por él mismo.
Capra ya rodó algún remake de películas suyas, por lo que no
era reacio a alguna secuela, aunque en aquella época era casi una rareza
acometerlas.
Este descubrimiento ya ha levantado todo tipo de
especulaciones y parece ser que muchas productoras estarían interesadas en
llevarlo a la gran pantalla, una secuela actualizada y fiel al guión
encontrado, lo que se consideraría un boom y no dejaría indiferente a ningún
cinéfilo.
La familia de Capra, en este caso sus hijos, Lulu, Tom y el
fallecido Frank Jr., confiaban en que esto no saliera a la luz, entre otras
cosas porque, aunque conocedores del proyecto, daban ese episodio por concluido
y el guión por desechado. Han quedado sorprendidos con su aparición, llegando a
manifestar que lo creían destruido.
Unos hijos que no están nada contentos con la situación y
las intenciones de llevar ese guión a la pantalla. Pretenden conservar la
memoria de su padre, como es lógico, impidiendo que se hagan secuelas o remakes
de una obra que consideran perfecta. Esa manía obsesiva del Hollywood actual.
Un proyecto que, desde luego, suena muy atractivo para todo
cinéfilo por la curiosidad que despierta, pero que se frustró por desavenencias
entre el director y sus guionistas, el matrimonio Frances Goodrich y Albert
Hackett, porque la cinta llevaba la contraria a la concepción católica de la primera,
es más, a la pura esencia de la original, con lo que el conflicto era lógico y comprensible.
Al no poder reconducirse las diferencias el proyecto se aparcó.
Ciertos aspectos de la trama de esta secuela, que parece ser
estaba muy avanzada, han salido a la luz:
Parece ser, como ocurre en muchas secuelas, que el
planteamiento inicial sería parecido al de la cinta original. George Bailey
estaría recibiendo de nuevo el acoso del señor Potter, hasta ponerlo en una
situación límite, pero lejos de sumirse de nuevo en la autocompasión, se
rebelará e instará a su amigo de las alturas, Clarence, a que le ayude en un
plan que se le ha ocurrido: Quiere que le muestre cómo sería el mundo sin
Potter.
Esta visión, que sólo rezumaría felicidad, impulsa a George a chantajear emocionalmente a Clarence, poniendo sobre la mesa que
esas alas que luce orgulloso las consiguió gracias a él y que el objetivo final
es eminentemente bueno, pidiéndole "viajar al pasado para acabar con Potter".
El Potter que se encontraría en el pasado sería un joven
banquero que estaba empezando a amasar la fortuna que posteriormente se
dispararía en base a todo tipo de tropelías.
El guión estaría completamente terminado y se habrían
encontrado notas de producción donde aparecería el nombre de algunos actores
que se incorporarían al proyecto, como sería el caso de John Wayne, además de
los actores de la película original.
Se sabe también de esta secuela que contendría un viaje al
pasado con la intención de acabar con Potter, una vez George ha convencido a su
ángel de que le ayude. Éste le recomendaría los servicios de alguien muy
cualificado para ese tipo de encargos, un tal Arnold Schwarzenegger, pero
descubrirán, desolados, que a finales del siglo XIX, fecha a la que deberían
viajar para encontrarse con el joven Potter, Schwarzenegger aún no había
nacido.
Es aquí donde aparece la otra gran estrella del reparto
prevista para esta secuela, John Wayne, que interpretaría a un “hombre
tranquilo”, solitario, taciturno y violento, que finalmente aceptaría el
encargo de George. Un Wayne que coincidiría con Stewart en un rol de protector
como el que haría posteriormente en “El hombre que mató a Liberty Valance”
(John Ford, 1962).
Las últimas escenas, por su violencia y el contraste que
supondrían con la pureza angelical de la obra original, fueron unas de las
principales causas de las desavenencias entre director y guionistas. Unas
escenas duras, donde el personaje interpretado por Wayne apalearía al joven
Potter con saña y sin miramientos. Algunos aspectos de esas escenas se han
filtrado:
Se vería a Wayne pateando la cabeza de Potter mientras le
espetaba cosas como “¡embarga esto, maledicente!” y "¡hazle una plusvalía a esto!" o pellizcándole un testículo
al grito de “¡desgrava esto, rufián!”.
A Capra le horrorizaba este final, ya que iba en contra de
todas sus convicciones católicas y de la esencia de la original, además de
contradecir su espíritu, algo en lo que tenía toda la razón. Él abogaba porque
el viaje al pasado supusiera una redención para el banquero, que el viaje al
pasado fuera una misión que convenciera a Potter de que ese camino que llevaría
no era el correcto, ya que esa transformación en el futuro sería mucho más
enriquecedora y afín a sus valores y los de la cinta original. No era plan convertir
al bueno de George Bailey en un exterminador cobardón asusta viejos, y que la
alegría que transmitía “¡Qué bello es vivir!” pasara a ser un tétrico relato de
violencia sádica.
Escenas muy violentas que Capra no estaba dispuesto a rodar,
y aunque él tenía mucho poder en Hollywood, en la Meca del Cine los tiempos
habían empezado a cambiar, causa de que la propia “¡Qué bello es vivir!” original
no lograra el éxito esperado ya en su día, por lo que acabó renunciando a la
idea de esta secuela.
Aunque las informaciones son contradictorias, confusas y muy
escasas, hay algún rumor que suena con fuerza. Parece ser que la Universal
habría tomado la delantera en el proyecto y, teniendo en cuenta que la trama
incluye viajes en el tiempo, se habrían puesto en contacto con Christopher
Lloyd, el mítico Doc de “Regreso al futuro” (Robert Zemeckis, 1985), porque
habría contrastado su competencia en dichos viajes. Él interpretaría el papel de ángel que en la original correspondió a Henry Travers.
Sólo queda esperar y ver qué ocurre, aunque viendo cómo
están los tiempos por Hollywood, supongo que no tardaremos en ver esta secuela
en las pantallas.
Se te ha olvidado que la va a dirigir George Lucas. Y si falla, Michael Bay está esperando.
ResponderEliminarEs que aún no es seguro el director elegido, todo es confuso.
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