Uno de los más grandes directores que ha dado el western en un título imprescindible para entender la evolución del que es, junto al cine negro, el género más completo del cine, el que admite cualquier tema para su reflexión con total naturalidad. Sam Peckinpah logró con “Grupo salvaje” revitalizar un género que parecía abocado al ocaso, en pleno declive en la década de los 60 tras su época de mayor esplendor en los 50. Con algún título de John Ford me extenderé más sobre la evolución del western pero trataré aquí algunas consideraciones.
El western existe casi desde que existe el cine americano
(ya en 1903 Edwin S. Porter realizó el considerado primer western con “Asalto y
robo de un tren”), un género que rescata y enmarca la breve historia americana,
el único género creado a partir de un momento histórico concreto, algo de lo
que por ejemplo los españoles deberíamos aprender, que desperdiciamos una de
las historias más ricas del mundo, que podrían generar enormes títulos
cinematográficos de todo tipo, recurriendo a tópicos y mediocridades,
encerrándonos en complejos. Los americanos han sacado todo el partido, y lo
seguirán sacando, a su historia y el western es el ejemplo más paradigmático de
ello.
Suele considerarse a Peckinpah, e incluso a “Grupo salvaje”,
como los creadores del western crepuscular. Esto no es cierto y puede llevar,
lleva de hecho, a confusión. Es fácil leer y oír una mala utilización del
término para referirse a numerosos westerns. El western crepuscular no tiene
nada que ver con el tono, con que sea más tranquilo, con que sus protagonistas
sean veteranos o en el ocaso de su vida, tampoco con que ya no sean tan
heroicos, ni con que la historia sea pesimista o realista… El western
crepuscular se refiere, algo que he comentado muchas veces, al término de una
época y el nacimiento de otra, hecho concretado por la mayoría de
historiadores, algo lógico por otra parte, en la llegada del ferrocarril al
oeste por lo que implicó. La libertad sin fronteras, y a menudo sin ley, se acaba
y los clásicos pistoleros y vaqueros deben adaptarse a las nuevas
circunstancias, llega la tecnología y la ley, se acaba el romanticismo mostrado
en los westerns clásicos de los 50. El western crepuscular no tiene un inicio
definido, lo ha habido en todas las épocas donde se reflexionaba o mostraba las
circunstancias que la llegada del ferrocarril y las leyes tuvieron en el oeste.
Por todo esto es necesario afirmar que “Grupo salvaje” no es el primer western
crepuscular pero esto es algo que no desmerece en lo más mínimo a esta obra
maestra que desarrolló el tema, lo sublimó e innovó en fondo y forma. Un
referente imprescindible.
Sam Peckinpah y su obra se convierten en director y película
bisagra del paso del western clásico, también del cine, al moderno. El
romanticismo idealizado del western de los 50, con todas sus salvedades, aquí
ya no es tal, pero en esa intención Peckinpah logra otra mitología en un
romanticismo descarnado y desencantado… Algo que se iría perdiendo
posteriormente. Esto es lo que da grandeza a la obra de este magnífico
director.
Westerns en el mudo, en los años 30, en los 40, su esplendor
en los 50, tal cantidad de obras maestras en todas las épocas que son
imposibles de enumerar y que llegados los 60 empezó a mostrar síntomas de cansancio.
Es entonces cuando cineastas como Sergio Leone, Arthur Penn, Clint Eastwood o
el propio Peckinpah entre otros, dieron una vuelta de tuerca al género en lo
que se dio a llamar "western moderno", con la creación de otros géneros como el
spaghetti western por ejemplo. El western, un género eterno y esencial.
El western, como la comedia musical, es un género puramente americano, localizable, aparentemente, tanto geográfica (lógicamente Estados Unidos es el punto donde se localizan la mayoría de títulos), como cronológicamente (la mayoría de los títulos del western se desarrollan aproximadamente entre 1860 y 1890, de Guerra Civil, 1861-1865, al final de las Guerras Indias, 1890, más o menos), pero esto, como todo, no es totalmente estricto. Se pueden localizar títulos perfectamente englobados en el western ambientados en Canadá o México (“Veracruz” de Robert Aldrich, 1954, o “Policía montada del Canadá” de Cecil B. De Mille en 1940…), de igual forma que se pueden mencionar títulos que no corresponden exactamente a las fechas citadas (“Paso al noroeste” de King Vidor en 1939, anterior a la guerra de la independencia, o “Los valientes andan solos” de David Miller en 1962 que es un perfecto ejemplo del llamado “western moderno”). Tampoco pueden desecharse títulos que ni siquiera estarían situados en el oeste como “Corazones indomables” (John Ford, 1939), que está ambientado en el este de los Estados Unidos.
“Grupo salvaje” está ambienta más tardíamente que los
westerns habituales, en 1913.
Todo esto implica la dificultad de delimitar momentos concretos
para situar las variantes. Para definir un comienzo del western crepuscular,
por poner un ejemplo, siempre existen títulos que contienen algún elemento
innovador que favorece la evolución del género, anteriores al afianzamiento de
la nueva tendencia, pero también es cierto que estos grandes maestros logran
aglutinar, definir, y también innovar, cogiendo o creando todos los elementos que encuentran para
definir, crear y afianzar de forma definitiva las evoluciones, características
y constantes ya sea en el western o en cualquier otro género.
“Grupo salvaje” es, por tanto, una película innovadora e imprescindible para entender la evolución del género, una obra maestra y un referente que no necesita de más añadidos para ser inmortal.
Sam Peckinpah, de origen indio, es un director que en su
innovadora mirada muestra su nostalgia del pasado, del clasicismo en declive.
Un romántico visceral que fue haciéndose paulatinamente más sarcástico y
nihilista.
El cine de Peckinpah está repleto de perdedores, gente que,
como en el cine negro, aparecen manejados por un destino fatalista. En palabras
del propio Peckinpah: “Se han acostumbrado desde hace tiempo a la muerte y la
derrota, ya no tienen nada que perder, no les queda ninguna ilusión.
Representan la aventura desinteresada”. Su cine muestra ansias de libertad,
personajes fuera de lugar, que han perdido su sitio. Ahora se encuentran en un
mundo en cambio, donde las praderas están limitadas, donde la frontera, la indefinición,
parece su hogar, donde todos los caminos los conducen a un callejón sin salida,
donde la modernidad, la industria y la tecnología comienzan a invadirlo todo,
donde la ley y la justicia no se distingue de la propia delincuencia, donde
todo es difuso… este es el universo del gran Peckinpah.
Es fácil deducir que aplicando estas claves a “Grupo
Salvaje” encajan como un guante, un western crepuscular en estado puro donde el
ferrocarril ha acabado por trastocar el mundo de nuestros protagonistas.
Peckinpah, aunque es un innovador, se siente mucho más
cercano a la generación anterior, sus formas son innovadoras, nuevas, pero en
el fondo defiende lo mismo que los grandes clásicos, su radical individualismo,
sus coincidencias y afinidades con John Huston, su romántica mirada y gusto por
las causas perdidas, todo de un romanticismo descarnado. Peckinpah es, como
dije antes, el director bisagra, o uno de ellos, del idealismo de los 50 al
realismo que triunfaría en los 70. Él mismo nos dice: “Si por lo menos el
mundo pudiera ser como nos lo habían pintado en nuestra infancia”.
Peckinpah rendirá homenaje, en sus westerns, al héroe
romántico, un héroe que piensa nunca volverá. Un eterno desencanto mostrado en
personajes zarandeados por el destino en busca de misiones, aventuras y
relaciones que a menudo van en contra de su voluntad, con un estilo rabioso y
violento.
El cine de Peckinpah muestra que la supervivencia está en la
adaptación, la mayoría de sus protagonistas, como los de la película que nos
ocupa, se dirigen hacia la autodestrucción con orgullo idealista, es un mundo
que no les acepta ni corresponde, están destinados a la desaparición y son
conscientes. La única forma de evitarlo es adaptarse, cambiar. En “Grupo Salvaje”
es Robert Ryan el que acaba sobreviviendo, así como el veterano abuelete del
grupo.
Con Peckinpah se desarrolla e impulsa el western moderno,
más realista, sucio, violento, naturalista…
Peckinpah ha mamado del spaghetti y de Leone, entre otros,
además del western clásico, y eso se nota desde el mismo inicio de la cinta.
La amistad y las pasiones exacerbadas son temas muy
presentes en el cine de Peckinpah. Su manera de enfrentarse a la amistad
varonil es excepcional y mirada desde todos los puntos de vista, desde la más
incondicional a la que debe enfrentarse a pesar de sus sentimientos, aquí en
“Grupo salvaje”, tenemos representadas estas dos miradas tan distintas.
Centrándonos en la película vemos que los títulos de crédito
ya muestran ganas de coger al espectador de la pechera y zarandearlo. Títulos
de crédito que también recuerdan a Leone y al cine que ahora hace Tarantino.
Unos títulos de crédito y un inicio soberbio que marca el tono de la película
sin hacerse esperar. Nada es lo que parece, “respetables soldados” que miran a
“inocentes niños” que disfrutan de un cruel espectáculo con hormigas y
escorpiones como protagonistas. El tema de los niños y la infancia en la cinta
lo trataremos posteriormente.
Un predicador trata de llevar por el buen camino a sus
fieles advirtiendo de los peligros de la bebida, un rincón para la moral en el
anárquico universo de Peckinpah.
Como dije nada es lo que parece, los inocentes chavales
presencian el espectáculo de las hormigas y los escorpiones con regocijo y los
respetables soldados en realidad no lo son, usan ese disfraz para robar un
banco, su verdadero propósito. William Holden y Ernest Borgnine lideran el
grupo, o mejor dicho, Pike y Dutch.
Robert Ryan vigila, parece ser un representante de la ley,
pero también veremos como la ley no es lo que debería…
Naturalismo, zooms que subrayan tensiones, objetivos o la
importancia de un momento, situación o personaje, suciedad… el western sin
glamour.
El director tarda 5 minutos, incluyendo los estupendos
créditos, en crear una situación límite, de tensión máxima, el robo se comete
pero está vigilado con lo que la huida será traumática… Ladrones,
perseguidores, predicadores, críos jugando y civiles inconscientes de lo que
está a punto de ocurrir. La tensa espera. Peckinpah es un maestro a la hora de
crear este tipo de situaciones y estirarlas al máximo hasta que la tensión es
insoportable, para que la violencia sea algo que estalla por pura consecuencia
lógica e irrefrenable. Estamos en el sur, cerca de la frontera, un lugar muy
querido por el cineasta y el western.
Dedicada a Rústico y Kufisto, fans absolutos del film.
"Why not?"
ResponderEliminarEs la única película que veo en V.O, sin subtítulos.
Muy acertada tu precisión sobre el "western crepuscular". Es como dices.
Todo el reparto es fantástico, Holden interpreta el papel de su vida y O´Brien...
Es curioso que el primer recuerdo que te viene a la memoria (al menos en mi caso) de una historia tan violenta, tan sangrienta, tan extrema, sean las risas, las carcajadas de los actores, es como si desde el momento que entran en el pueblo supieran que su muerte está a la vuelta de la esquina y aún así se rieran: pasaron toda su vida bailando con ella y ahora que llega el momento de ser follado...como chiquillos que se van de putas por primera vez.
"Why not?"
Iré comentando como pueda, amigo, no olvido "Cuenta conmigo", como en el memorable diálogo:
- "¡LE DI MI PALABRA!" que dice Holden
- "¡¡¡LA PALABRA NO IMPORTA!!! ¡¡¡IMPORTA A QUIÉN SE LA DAS!!!" responde, sabiamente, Borgnine.
Y las miradas.
Un abrazo y muchas gracias por la parte que me toca, Sambo, y un saludo para el jodío Rústico, ese pedazo de crack.
Muchas gracias Kufisto, me ha gustado tu referencia a ese diálogo, lo menciono en posteriores entradas, así como aspectos que has destacado.
ResponderEliminarEspero que el gran Rústico se pase por aquí, hace tiempo que no lo veo por ningún lado. Confío que sean unas merecidas vacaciones jajaja.
Un abrazo.
Impresionante puesta en escena, mozuelo, impresionante.
ResponderEliminarSuscribo las palabaras de kufisto. lo del western crepuscular es la típica y empalagosa frase hecha tipo "amistad entrañable, puesta en valor...etc". Hay revólveres y vaqueros, por lo tanto es una peli del oeste.
Gente dura de corazón generoso, asqueados de un mundo donde el valor de una persona no se mide por su valor de ley, como diría Wayne.
Fantástico comentario.
Muchas gracias Rútic, me gustó hacerlo la verdad, sabía que os gustaba mucho esta obra maestra.
ResponderEliminarParece que el propio Sam dijo que a los protas no les quedaba ilusion alguna. Sin embargo dos de ellos querian comprarse un banco y Pyke confesaba que queria que fuera su ultimo golpe y retirarse...
ResponderEliminarEn algun lugar se afirma la defensa de lo individual y me parece que hay muchos ejemplos de todo lo contrario: entierran el oro juntos, Pyke dice "esto lo empezamos juntos y lo acabaremos juntos"... el intento de liberar a su compañero apresado por Mapache...
No hay que confundir la amistad, que se explica y es muy reseñable en Peckinpah, con la individualidad manifiesta, no son excluyentes.
EliminarEstoy de acuerdo. Serian planos distintos.Los ejemplos que apunte no aluden a la amistad. Diria que los unicos que se manifiestan como amigos son Pyke y Dutch. El grupo en ningun momento da sensacion de amistad. Se deciden a seguir juntos por conviccion, la conviccion de que juntos les ira mejor. Es un planteamiento pragmatico. Es muy explicito cuando intentan deshacerse del torpe Syke(creo que se llama asi) cuando prepara un cristo al bajar de la duna... Aceptan seguir jutos pero a regañadientes, puro pragmatismo, como debe ser.
ResponderEliminarCiertamente hay de todo, es un grupo "laboral", pero finalmente deciden morir juntos, luchar por un amigo juntos... hay una camaradería, ruda, típica varonil, del oeste, pero la hay.
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