El maestro Otto Preminger realizó en 1951 este remake de un
magnífico título del gran Henri Georges Clouzot, “El Cuervo” (1943), dando como
resultado una obra notable aunque inferior al original.
Esta película, englobable en el género del cine negro,
resulta una acertada crítica contra la sociedad biempensante, su simpleza,
prejuicios y fácil manipulación. No deja títere con cabeza y está de plena
actualidad.
Preminger demostró a lo largo de su carrera lo bien que se
movía en el género negro, en este caso, sin ser uno de sus títulos más notables,
el talento del director vuelve a verse con contundencia.
“Laura” (1944), “Ángel o diablo” (1945), “Vorágine” (1949),
“Al borde del peligro” (1950)… son algunos de los títulos que entroncan con
esta película y buenos ejemplos de cómo se las gastaba Preminger en el cine
negro. Las inquietudes sociales y los aspectos más oscuros del ser humano son
temas que cada vez se ven más claramente
en sus cintas, sirviéndose del género negro para mostrarlas a la perfección.
“Cara de Ángel” (1952), “El hombre del brazo de oro” (1955), “Anatomía de un
asesinato” (1959), “El rapto de Bunny Lane” (1965)… seguirán esa senda de
denuncia social con tramas negras o policiacas.
En “Cartas envenenadas”, que pone el punto final a la carrera
de Preminger en la FOX (con contrato formal), se ve todo esto aunque con una
menor profundidad e intensidad que en sus títulos más personales y logrados.
Los prejuicios, los celos, el crimen, la venganza, la
envidia, los rumores… como elementos que movilizan a muchos de los personajes
que componen el relato.
Un prestigioso doctor llegando a su casa tras un congreso y unas conferencias
nos deja un plano curioso. Un cuadro de una mujer, de la mujer del doctor, en
su despacho, mientras la llama. Esto parece introducirnos en el mundo de
“Laura” (1944), donde un cuadro de una mujer inocente era una pieza clave, de
las más recordadas de la película. Aquí no tendrá tanta importancia, ni la
mujer será tan inocente, aunque sí una víctima.
Ella es Cora, y se nos mostrará falsa al verla con una cara
frente a su hermana y otra, modosita, con el doctor víctima de sus deseos, el doctor Pearson, interpretado por Michael Rennie. Es acusada de
perseguir jovencitos, lo cierto es que Cora (Constance Smith) es muy bella.
Preminger siempre ha sido un director tremendamente
transgresor, que luchó mucho por su independencia. El lenguaje y trama de
películas como “Anatomía de un asesinato” o “El hombre del brazo de oro” lo confirman.
Luchó siempre por ser independiente… y lo logró.
Aquí, y como muestra de ese atrevimiento, tendremos una
divertida y simpática escena entre el doctor Pearson y la “enferma” Linda
Darnell, repleta de tensión sexual y morbo. Linda Darnell y Otto Preminger
trabajaron cuatro veces juntos (“Ángel o diablo”, “Centennial Summer” de 1946,
“Ambiciosa” de 1947 y en la que nos ocupa). Esta sería su última colaboración,
director y actriz se llevaron a matar durante el rodaje.
El doctor triunfa enormemente.
La película que nos ocupa presenta gran parte de los temas y
el estilo del cineasta. Las dualidades, representadas en los personajes del doctor
y su mujer, la obsesión que lleva al crimen, la pasión desenfrenada que
desemboca en lo mismo… los vemos representados en algunos de los personajes de
la narración, como ya aparecían, o aparecerán, en “Laura”, “Ángel o diablo”,
“El rapto de Bunny Lane”, “El hombre del brazo de oro”…
Es un gozoso placer ver como dirigen los grandes maestros,
sus sutilezas, un ejemplo lo tendremos en las miradas que Cora lanza al doctor
mientras éste lee las polémicas cartas, sin importarle su contenido lo más
mínimo. Preminger y sus pistas.
Los relojes también están muy presentes en el cine de
Preminger, sólo hay que recordar ese magnífico ejemplar que había en “Laura” y que
servía para ocultar el arma del crimen. El doctor será un fanático
coleccionista de estos objetos, un doctor de comportamiento intachable que aguanta
con total dignidad los envites de las damas que están loquitas por él.
Las cartas se van sucediendo, las reflexiones sobre la
patología del autor también, el clima de tensión que van produciendo las
misivas en aumento. Todas parecen tener un objetivo claro, obligar al doctor
Pearson a marcharse. Los rumores y dudas que pretenden crear las cartas y que
en principio no se tomaban en consideración, pronto irán haciendo mella en el
aparentemente apacible pueblo.
Denise (Darnell), tiene una cojera, este elemento acabará
por rendir al doctor, lo enternece y cede a los encantos, algo no muy costoso,
de la joven. Una gran forma de retratar y desarrollar a los personajes por
parte del guión. La forma en que se nos muestra este hecho es magnífica, un
plano sin cortes donde la chica de pie, apurada por tener que andar ante el médico y haberse
dejado sus zapatos especiales al lado de la cama, se acercará para que veamos el mencionado calzado.
Los rumores infundados que provocan sospechas de todo tipo y
juicios sumarísimos es un tema de completa actualidad, el retrato de esa
mezquindad no tiene el impacto de la obra original, pero la idea está bien
presente. Todos son sospechosos de ser el autor de las cartas. Un clima
generalizado de sospecha.
No hay ningún personaje plano, Denise, la atractiva joven
coja que interpreta Darnell, tiene claro que en el amor y la guerra todo vale y
no dudará en usar su cojera como forma de presión ante el enamorado doctor, que
quiere resistirse por las posibles consecuencias que pueda traer la relación en
un ambiente tan enrarecido. Pearson, por su parte, tiene un pasado misterioso
que luego se explicará. Un pasado donde la infidelidad de su mujer le decidió a
separarse y negarse a volver con ella cuando ésta se lo pidió. Su rechazo la
llevó a consumir drogas que acabaron con su vida por culpa de una sobredosis.
Uno de los habituales recursos estilísticos del director es
su seguimiento a los personajes. Preminger es un director frío, bastante
objetivo, usará travellings o grúas que siguen a sus personajes pero a una
discreta distancia. El plano medio o el americano serán los más usados, así
como los planos secuencia. Se identifica con el espectador y pretende que éste
vea la mayor información posible. No usa en demasía los primeros planos, pero
cuando lo hace es con precisión absoluta para resaltar momentos importantes.
Una puesta en escena siempre muy precisa, detallada y geométrica.
Una carta que provoca una desgracia, el suicidio de un
paciente del hospital, que cree, por culpa de dicha carta, que está enfermo de
cáncer, precipita los hechos. Una falsa acusación y el cese momentáneo de las
misivas… La hermana de Cora es la acusada. Una carta que sobrevuela la iglesia
desmentirá la acusación a Marie (Judith Evelyn), la hermana de Cora. Preminger
se va encargando de forma precisa de que todos sean sospechosos. La acusación
policial, repleta de estupidez, es el momento más contundentemente crítico de
la cinta. Una acusación fundamentada en nada, sólo en rumores, prejuicios,
estupidez y torpeza.
También lo veremos, en un minimalismo y precisión narrativa
suprema por parte de Preminger, en cómo los pacientes del doctor Pearson
renuncian a él por los rumores.
La iglesia será el lugar de varios hechos significativos, de
una cita secreta, del funeral del soldado que se suicidó, de la aparición de
una nueva carta… Uno de los grandes momentos lo tenemos en dicho funeral. Una
carta que cae del ataúd y que nadie se atreve a recoger, una carta que
atemoriza a todos. Un chaval será el atrevido.
De alguna manera, que aparezca una nueva carta cuando Marie
había sido acusada y detenida, parece indicar que el autor verdadero quiere que
lo descubran, no tiene problemas en que se acote el cerco sobre él.
La madre del soldado que se suicidó tendrá un papel clave en
el último tercio del film. Conservará la dignidad, la calma, la carta y navaja
con la que se suicidó su hijo.
En este último tercio se irán desvelando las incógnitas,
Cora mentirá explícitamente y el espectador sabrá que es culpable. Le dirá a
Denise que mantiene una relación con Pearson, que lo que dicen las cartas es
verdad. Decepcionada, Denise se lo contará a su novio que desenredará el
entuerto.
El doctor Paul Laurent, el marido de Cora, interpretado por
un Charles Boyer magníficamente caracterizado y haciendo de perverso y
manipulador marido como tantas veces, desvelará que su mujer está perturbada,
la acusará explícitamente, lo ocultó por amor. En esta escena tendremos el
cuadro de Cora que vimos al principio muy presente, inundando toda la escena. Con todo, al
espectador le queda la sensación de que el doctor Laurent no es de fiar.
El plano donde la madre del soldado que se suicidó cumple su
venganza es espléndido. Un plano donde vemos el cadáver de Laurent y luego,
desde la ventana, alejarse a ella en medio de la tormenta. Escuchó la confesión
de la perturbada Cora (presidida por una cruz) al doctor Pearson y actuó de forma rápida.
Tras la resolución la gente del pueblo volverá a contar con
Pearson y, en su mencionada y minimalista capacidad de síntesis, Preminger lo
mostrará de nuevo con la señora Bredet, que fue la que sustituyó en la escena
anteriormente mencionada al médico por otro.
“Cartas envenenadas” resulta una cinta entretenida,
interesante y con gran ritmo. De corta duración. Desnuda de forma sencilla y
sin grandes profundidades los prejuicios de un pueblo, su carácter manejable e
injusto, su hipocresía.
La película menciona trastornos psicológicos y demás, un
tema que dio muchos títulos en Hollywood, especialmente en la segunda mitad de
los 40, pero Preminger, acertadamente, evita entrar en profundidades sobre
esos temas.
Visualmente la película presenta rasgos clásicos del cine
negro, realismo, crítica social, fotografía con claroscuros… todo dirigido con
el habitual rigor y precisión del director.
Atractiva obra del maestro.
Gracias sensei!!
ResponderEliminarNo conozco mucho de Preminger, pero tiene bueba pinta.
A la lista d mis "pelis x ver".
Un beso!
Esas listas que se alargan jejeej. Gracias a ti Reina.
ResponderEliminarCuanto me alegra encontrar una entrada de Preminger, personalmente me parece un director magnifico y quizá porque fue capaz de burlar a la censura norteamericana pues sin el reconocimiento debido....aunque no creo que él esperase tal cosa...
ResponderEliminarMe encanta la historia de Linda Darnell, esa mujer que quería ser una estrella a cualquier precio. Preminger la dirigio en varias ocasiones, pero en esta como esa mujer asustada, atemorizada por las cartas anónimas de un maniaco su interpretación me encanta.
No soy muy de Charles Boyer pero creo que logra un buen papel metiéndose en ese rol del médico engañado por su mujer sobre el que pesan las sombras acusadoras....
Honestamente siento debilidad por este director y aunque para mi su gran película es "El cardenal"....sobre la que espero que nos digas algo algún día....te felicito porque a pesar de que no es un director extremadamente comercial creo que visionar sus películas debería ser casi obligatorio....
un besote!!
Preminger es, indiscutiblemente, uno de los grandes, transgresor, pionero y brillante. En el top de los grandes directores de la historia, imprescindible para todo cinéfilo. Esta película es un remake muy acertado que no desmerece al original, se parecen bastante, aunque sus grandes obras fueron otras.
EliminarYo tampoco soy mucho de Charles Boyer, aunque hay papeles que le van muy bien.
Apuntada queda EL CARDENAL jejeje.
Un beso.
Esperare impaciente jejeje, esta pelicula me demostró lo inteligentes que eran los "censores" de la epoca porque pone encima dd la mesa temas que aun hoy siguen siendo polémicos.
ResponderEliminarPues yo es que a nuestro amigo Charles es que no, que no le veo, que todavía no le he visto en nada que me encaje....
Feliz tarde!
Lo eran en muchas ocasiones, en otras la cagaban mucho jajaja.
EliminarBoyer estaba muy bien en papeles de pérfido y retorcido psicológico, estilo LUZ QUE AGONIZA con ese rostro libidinoso y asqueado que tiene.
Tomo nota de la peli, no la he visto, ya te contaré, es que a mi esa miradita me da un poquito de yuyu...
ResponderEliminarPues es una obra maestra!! Dale, te gustará
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