Siempre es placentero para los amantes del deporte ver
películas sobre el tema. Grandes obras maestras ha dado el género deportivo,
como he comentado alguna vez. Con “Carros de fuego” se hizo una apuesta por dar
mayor prestigio si cabe al tema, una cinta ambiciosa que aspiraba a ser el
título deportivo por antonomasia. En cierta medida lo logró, especialmente
gracias a la mítica banda sonora de Vangelis, que la ha hecho eterna. No hay
más que ver el homenaje continuo que recibió en los últimos Juegos Olímpicos de
Londres, donde la oímos una y otra vez (no en balde la cinta se ambienta en los
Juegos de 1924).
“Carros de fuego” no es una obra maestra, ni siquiera la
mejor película de deportes que se ha filmado, pero es un indiscutible referente
del género.
El cine deportivo ha examinado los grandes valores que se
extraen de dicha actividad, la competitividad, el afán de superación, el
sacrificio, el talento (esta misma cinta que nos ocupa, “Million dollar baby” de Clint Eastwood en 2004,
“El mejor” de Barry Levinson en 1984…), en otros casos ha servido de excusa o como telón de fondo para
examinar la miseria humana, la mafia (“Marcado por el odio” de Robert Wise en 1956, "Cuerpo y alma” de Robert Rossen en 1947,
“Nadie puede vencerme” de Robert Wise en 1949, “El ídolo de barro” de Mark Robson en 1949 … todas ambientadas en el mundo del
boxeo). Para hacer biopics más o menos hagiográficos ("El orgullo de los Yanquis” de Sam Wood en 1942,
“Toro salvaje” de Martin Scorsese en 1980), para indagar en las interioridades de ese mundo (“El
castañazo” de George Roy Hill en 1977, “Un domingo cualquiera” de Oliver Stone en 1999, “Moneyball” de Bennett Miller en 2011…), de los equipos, para miradas
románticas (“Campo de sueños” de Phil Alden Robinson en 1989, “Entre el amor y el juego” de Sam Raimi en 1999), como simple excusa narrativa (“Evasión o victoria” de John Huston en 1981)… El
mundo del deporte es un universo donde casi todo tiene cabida.
En “Carros de fuego” el director Hugh Hudson se centra en la
rivalidad de dos grandes atletas británicos, aunque más que en la rivalidad en
la admiración mutua que les impulsaba a superarse, ya que ambos participarían
en el equipo británico en los Juegos Olímpicos de 1924. Dos atletas
completamente distintos, con creencias distintas, religiones distintas,
filosofías ante la vida y el deporte distintas, pero unidos y vinculados por el
éxito y la ambición por reivindicar y demostrar su talento.
“Carros de fuego” no es para nada rigurosa históricamente,
pero tampoco debe entenderse que pretenda serlo. Es cierto que si se centra en
un hecho histórico lo mínimo es que se procure ser riguroso, pero aquí, y sobre
todo en lo concerniente a los personajes protagonistas, se apuesta más por la
libertad creativa en busca del funcionamiento dramático, con contrastes, que
otra cosa.
La acción se inicia en 1978, un funeral, un homenaje al gran
atleta Harold Abrahams (Ben Cross). Rememorando. Son breves momentos antes de
presenciar la escena más recordada de la cinta, la carrera por la playa del
equipo de atletismo británico con la espectacular banda sonora de Vangelis por
todo lo alto, una banda sonora más
recordada aún que la de “Blade Runner” (Ridley Scott, 1982). Una escena donde el
travelling va mostrando a los principales protagonistas que nos van a contar la
historia, su satisfacción en la carrera, su jovial placer en esos momentos,
unos más risueños, otros más concentrados, pero todos disfrutando. El deporte
en estado puro. Entre ellos veremos, en primer lugar, a Nicholas Farrell,
habitual de Kenneth Branagh. Un flashback que nos sitúa en 1924.
Esta escena, y la última, ya que la película se cierra de
forma circular mostrando esta misma secuencia de nuevo, está en la antología
del cine y gran culpa la tiene la eterna banda sonora. Vangelis tiene la
facultad de que aunque usa sintetizadores, lo son todo en su música,
típicos de los 80, logra una atmósfera y estilo sinfónico que logra hacer de
bandas sonoras como ésta algo clásico.
El primer plano que veremos en esta escena, donde se muestra
a los personajes entrenando, será de unas piernas, imprescindibles como es
lógico, las del mencionado Farrell.
Hudson tiene un estilo muy clásico en la cinta, una
dirección clásica con planos muy largos y sostenidos, un pulso firme y seguro.
La voz over del personaje interpretado por Nicholas Farrell,
que en los inicios parece el protagonista, nos dirige a un nuevo salto en el
tiempo, otro flashback más, a Cambridge, 1919. Una estructura narrativa que nos
va llevando continuamente hacia atrás, para que veamos el progreso de esos
deportistas, como llegaron a ser seleccionados por el equipo Olímpico y
entendamos el porqué del homenaje que vemos al principio.
Un picado a la llegada de Farrell y Cross (Abrahams), a su
llegada a Cambridge y la descripción de su gran amistad da comienzo a la
historia.
Hudson realiza una gran puesta en escena con rasgos
estilísticos muy marcados y que se repiten durante todo el metraje, un ejemplo
lo tenemos en esos planos que se abren paulatinamente para ver todo un entorno,
como el paisaje que tras un retroceso de la cámara veremos por una ventana
frente a la que Aubrey Montague (Nicholas Farrell), lee su carta; el plano del
cuadro que preside el coro que veremos cuando la cámara vuelva a abrir el encuadre…
Una dirección repleta de elegantes movimientos de cámara. La
solemnidad de la universidad será mostrada con picados, contrapicados, pausados
travellings, como el que muestra el discurso del director. Sobriedad.
En el emotivo discurso del director se recalcará la idea de
la firmeza y decisión para alcanzar los objetivos propuestos, una guía para los
alumnos que será clave en los éxitos de algunos de nuestros protagonistas.
Es excelente el plano secuencia que muestra como los alumnos
se apuntan a las actividades extraescolares, un larguísimo travelling con una
magistral puesta en escena, que redunda en lo comentado sobre el estilo de
Hudson. Esta secuencia concluye con el equipo de atletismo, al que se apuntarán
Abrahams, Montague y compañía.
Harold Abrahams, un descomunal talento atlético, es judío,
su padre es financiero, estos aspectos son claves para definir su personalidad,
como se irá viendo a lo largo de la narración. Veremos su talento cuando bata
el récord de la universidad. Su carácter y personalidad será debatida por los
profesores de la universidad, con los que tendrá un enfrentamiento en el
futuro. Se le considera leal, luchador, arrogante, responsable con el deber…
muchos de los valores que hacen al triunfador y que fueron reivindicados en el
discurso de bienvenida que oímos poco antes.
El círculo tiene bastante presencia en la puesta en escena
de Hudson, lo veremos en muchos de sus travellings, en el recorrido que hace
Abrahams para batir el récord en la universidad o cuando vemos las escenas iniciales
de Eric Liddell (Ian Charleson), en Escocia, en 1920. Esto además se relaciona
con el símbolo olímpico, los cinco anillos entrelazados.
Así se nos presenta al campeón escocés. Eric Liddell, que
también demostrará sus dotes en las mencionadas escenas.
Si nos dejaron algunos apuntes sobre Abrahams, también se
dejarán sobre Liddell. Extremadamente religioso y noble, disciplinado y honesto.
Reflexionará sobre la libertad de elección para seguir a Dios.
Los paralelismos se suceden entre ambos personajes, también desde la puesta en escena. La secuencia donde Liddell come con su familia se inicia con un plano corto de unas fotos, como aquella en la que veíamos a las promociones pasadas de la universidad, recuerdos pasados, en este caso familiares. El plano se abrirá, algo que como he mencionado es habitual, para que veamos el contexto completo de la escena. China es el lugar de residencia de los Liddell, pero Eric quiere competir antes de regresar, lo que provocará ciertos disgustos con su esposa. La esposa de Liddell (Cheryl Campbell), apelará al sentimiento religioso para convencer en múltiples ocasiones a su marido, no ve con buenos ojos su “frívola” dedicación y ambición, considera que la antepone a Dios y su familia. La evolución de esta relación es algo morosa pero efectiva. Liddell hará entender a su mujer que su talento también procede de Dios, y que por algo se lo ha dado. Acuerdan que volverá a China tras participar en los Juegos Olímpicos. Cuando Eric se sincere y hable de Dios a su mujer la cámara se acercará, íntima, a los dos personajes, compartiendo el momento y realzándolo. Correr y vencer es honrar a Dios.
Un bellísima escena, como de costumbre en un solo plano, y
con un hermosísimo escenario natural.
“Nosotros no queríamos nada y aquí estoy yo, en la más
importante universidad del país".
Más reflexiones religiosas, en este caso por parte de
Abrahams. Su frustración por la consciencia de que sus creencias son un lastre.
Judaísmo versus Cristianismo. Abrahams está dispuesto a luchar contra una
Inglaterra cristiana, contra todo, un rasgo más de su carácter decidido, firme
y tenaz. Estos retratos de los dos personajes quedan excesivamente afectados, ceremoniosos,
acartonados, un exceso de pompa que resta naturalidad.
La fuerza de voluntad, sus creencias, su ambición, su
sacrificio… son puntos en común que unen a los dos atletas y, por tanto, se
reivindican desde la película como valores indispensables.
He mencionado el uso de fotos como recurso para mantener
presente el pasado, ahora tendremos un ejemplo de fotos que retratan el
presente para que perdure en el futuro, en las competiciones y éxitos de
Abrahams.
La cámara lenta.
Vimos el uso de la cámara lenta por primera vez en la
carrera que hace Eric en su primera escena. Este será uno de los rasgos
distintivos de la cinta sin lugar a dudas, siempre relacionado con la banda
sonora, aunque no coincida con el tema más famoso. Si bien es cierto que en
algunos casos es gratuita parece claro que la intención principal es un
homenaje al esfuerzo del atleta, a la estética deportiva, al cuerpo atlético en
tensión, dejando momentos de una gran belleza plástica, como lo son las
esculturas griegas que inmortalizaban a sus grandes héroes y deportistas en
acción, como en el Discóbolo de Mirón, por ejemplo. Ahora, afortunadamente, en
movimiento.
En otros casos, como cuando vemos la decepción de Abrahams
tras caer derrotado con Liddell, es un subrayado innecesario.
Un ejemplo de uso esteticista de la cámara lenta lo tenemos
en la solemne salida de los participantes a la carrera de 100 metros lisos al
final de la película, algo que resulta excesivo.
La cinta tiene un tempo pausado, lo que puede dar sensación
de morosidad, de lentitud, esto es cierto en cierto sentido, pero no por su
narración tranquila, sino por ciertas reiteraciones que redundan en lo bien
expuesto ya. Veremos multitud de escenas donde nuestros protagonistas demostrarán
sus facultades, en algunas ocasiones dejando patente su carácter, como en la espectacular
exhibición donde Eric remonta tras ser derribado. En algunos casos sobran
diálogos donde se insiste en los aspectos más destacados de estos personajes,
la tenacidad, el sacrificio, la lucha… ya quedan patentes en imágenes, que
también se reiteran en otros momentos, bien es cierto.
El duelo no se hace esperar, veremos a Abrahams atemorizado
por la exhibición de Eric, así como la actitud de mostrará al respecto, decidido
a superarle con la ayuda de un nuevo entrenador, Ian Holm.
“Carros de fuego” es casi una apología de los grandes
valores del deporte, el afán de superación, el trabajo, el sacrificio, la
tenacidad, aplicables a cualquier ámbito de la vida.
También habrá tiempo para el amor, ya nos mostraron la
relación de Eric Liddell con su mujer, es turno de Abrahams, del que
presenciaremos el enamoramiento. Su cena de seducción con Sybil Gordon,
interpretada por Alice Krige, está rodada con un plano sostenido inicial, incluyendo
a ambos, y luego con planos y contraplanos. Estilo clásico sin complicaciones.
El momento con la carne de cerdo cerrará la escena distendiéndola con humor.
ResponderEliminarUna magnífica banda sonora de Vangelis, imposible separarla de las imágenes del grupo de deportistas corriendo a cámara lenta por la playa. Genial análisis, muy ameno. Te dejo mi crítica por si te hace echarle un vistazo: http://bit.ly/Msbh41
Saludos! ^^
Muchas gracias Naiara. Así es, una música que parece creada para el deporte. Ahora mismo voy a tu casa.
ResponderEliminarSaludos.
Gran artículo Sambo, como siempre (aunque llevo siglos sin escribir, sigo leyendo siempre que puedo)
ResponderEliminarYo no diría tanto como que la banda sonora es excelente, como que lo es el tema central. Me parece mucho mejor la banda sonora de Bladerunner que la de esta película, pero el "Chariots of fire" es evidentemente una pieza perfecta.
A mí esta película me parece la típica película británica, forlamente perfecta aunque en algunas fases se hace un poco farragosa.
Entre las películas que toman el deporte como excusa, citaría también Gallipoli, que también tiene además como eje central una historia de amistad entre dos tipos muy distintos, y una de esas gamberradas de Billy Wilder: En bandeja de plata.
Saludos y un abrazo :-)
Pues no te falta razón, es el tema central lo más brillante. Como dices la película es puro cine británico, algo que comento en la parte de mañana, y tiene ciertos problemas de ritmo, es su defecto mayor, así como cierta frialdad. Les falta esa pasión y sentido dle espectáculo americano.
EliminarCiertooooo, Gallipoli y En bandeja de plata... de forma tangencial tocan el tema deportivo.
Gracias por los excelentes aportes de siempre. Un abrazo.
Ciertamente, no es LA película del deporte, ateniéndonos a la calidad, pero si hicieras una encuesta, es de largo la más recordada (quizá rivalizando con Rocky); yo recuerdo una muy maloncia, pero entretenida, con Tom Hanks, Geena Davies y la inefable Madonna: A League Of Their Own, sobre baseball femenino en la IIWW, aunque de baseball hay miles; una interesante, sobre el mundo de los representantes deportivos: Jerry Maguire. Incluso sobre golf, con la deliciosa La Leyenda de Bagger Vance…
ResponderEliminarBueno, lo de la banda sonora, totalmente de acuerdo: un electrónico Vangelis, con una melodía principal más recordada que Blade Runner siendo menos buena.
Carros de fuego me gusta por ese sabor clásico, lo explicas muy bien: sobriedad, elegancia, planos largos, preciosos paisajes, y ese trasfondo de valores, de "fair play", de admiración d unos atletas por otros, de superación…
Es una peli algo lenta a veces, pero desde luego, de las más vistas por todos los públicos.
Bueno, gracias por los detalles…y hasta la próxima!!!
Bss
Magníficos referentes Reina, ELLAS DAN EL GOLPE creo que se llama la de Tom Hanks, y muy de acuerdo con las otras.
EliminarSí, su mayor defecto son los problemas de ritmo que presenta, ese acartonamiento en su academicismo.
Un beso.
Sensacional crítica, como siempre. Una película que, si bien no es una obra maestra, resulta siempre conmovedora. Quizá sea porque a quien ama el deporte le encanta verse envuelto en esa atmósfera, tan bien recreada, de un tiempo en que los deportistas eran deportistas, y el deporte era deporte, sin más.
ResponderEliminarMe gusta la naturalidad con que se representan el éxito y el "fracaso", esos dos impostores de los que hablaba Kipling. ENtrecomillo fracaso, porque un deportista de verdad no fracasa nunca.
A ver esa Parte II...
Abrazos
Sabbath9
(Voy a tener que registrarme un día de estos :):):))
Aunque el deporte como tal no sea el eje de la película, tengo un excelente recuerdo de "En busca de Bobby Fisher"
ResponderEliminarSabbath9
Me gustó mucho esa peli, aunque la vi hace mucho tiempo y recuerdo poco.
EliminarPues sí, amigo Sabbath9, una magnífica reivindicación de los verdaderos valores del deporte, extrapolables el resto de ámbitos de la vida. Mañana se habla un poco más de eso, aunque ya la tienes disponible en el blog si te apetece leerla.
ResponderEliminarDesde luego estás tardando en registrarte jajaja.
Un saludo crack.
Ahivá. Es verdad !!! Vamos con ella
ResponderEliminarFeliz anho nuevo MrSambo!
ResponderEliminarComo llevas lo de "mi peli"? Espero que te la hayas podido bajar.
Yo la tuve hace tiempo: muy mala calidad, como copidad del formato
VHS. La perdi tras un formateo y que no tengo forma de bajarmela
de nuevo; me tienen cerrado puertos clave del servidor de donde
vivo, asique no me van los P2P. Cuando la cuelgues me leere el
aporte varias veces, sera un momento grande, si senhor.
Cambiando de tema. Otra peticion. Estimo que un tanto "challenge" para ti,
porque la peli se las trae. Me quede flipado visionando una peli germana (version
original con subtitulos en ingles, lo recomiendo). Se llama (en castellano),
"El video de Benny" . Si tienes tiempo de verla y analizarla, da para una tesis...
Peli actual, sobre los problemas de la sociendad actual: chiquillos criados por la
tele, padres todo el dia fuera trabajado, el placer de expermentar hacer el mal "por probar",
la falta de excrupulos, etc. Una pelicula impactante que merece la pena ver, sobre todo para
quellos que son, o proyectan ser en un futuro, padres.
Muy buenas Karaoke, pues la logré bajar, me costó mucho la verdad, pero la tengo. Dame tiempo que con el tema Oscars y EL PADRINO estoy liadillo, pero la tendrás.
EliminarApunto esta que me comentas que no he visto, las dos.
Solo por completar el anterior comentario,
ResponderEliminarparece ser que la peli que yo vi, es un "remake" de una peli
de 1992. Si eso, mirate si puedes las dos. El original
no lo vi. el "remake" me dejo helado. Peliculon.
Excelente critica, es una muy buena película que conmueve mucho. Genial analisis.
ResponderEliminarGracias por sus palabras Jessie, me alegra que disfrute así del cine. Un saludo.
EliminarMuy buen analisis, es una pelicula que cautiva mucho! Saludos y exitos
ResponderEliminarBuena película y me recuerda a la cinta de Un domingo cualquiera con la dirección de Oliver Stone y el guión de J. Logan una peli que vale muchísimo la pena.
ResponderEliminarMuy buenas Sofía, a mucha gente le gusta UN DOMINGO CUALQUIERA, que no está mal sin apasionarme. Me alegra que te guste esta cinta deportiva que es un buen referente. Un saludo.
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