Es curioso observar que el ultraprogre Oliver Stone está detrás del guión de esta cinta de clara influencia nietzscheana, no lo es tanto cuando se sabe que la idea de Stone era inventarse un nuevo entorno y acentuar los aspectos más fantásticos de la historia. Fue su director, y también guionista, John Milius el que dio la profundidad y fondo a esta cinta de culto que, en contra de prejuicios por estar protagonizada por Arnold Schwarzenegger y tratarse de un personaje musculoso con una espada que va cortando cabezas, es mucho más de lo que aparenta.
La historia de “Conan, el bárbaro” sigue las líneas básicas de la filosofía de Nietzsche.
John Milius fue el guionista de “Apocalypse now” (Francis Ford Coppola, 1979) o “Harry el fuerte” (Ted Post, 1973) y recientemente ha sido el creador de la magnífica serie “Roma” para la HBO, por todo ello no sorprende el subtexto y la filosofía de fondo que subyace explícitamente en esta “Conan, el bárbaro”.
El comienzo de la película, de hecho, se abre con una referencia al filósofo alemán, “eso que no nos mata nos hace más fuertes”, su frase de “El crepúsculo de los ídolos”. Así Conan pasará un suplicio en su infancia, con su familia asesinada y obligado a trabajos forzosos, que evidentemente no le matan y le hacen más fuerte, tremendamente más fuerte, con músculos hasta en las cejas, un cuerpo torneado de gimnasio como el que tiene el bueno de Schwarzenegger. Su búsqueda del “secreto del acero”, su fe en un dios al que apenas reza, su dependencia de ese acero, la creación de ídolos, la caída de estos, la conciencia de la voluntad, la voluntad de poder como secreto del acero, la conciencia de que es la voluntad la que maneja al acero y el abandono de la dependencia de él, es el trayecto que Conan recorre durante la cinta siguiendo de cerca los postulados nietzscheanos, la voluntad de poder, la muerte de dios, la caída de los ídolos, la liberación de dependencias, el superhombre…
Toda una travesía por la filosofía nietzscheana englobada en el género de espada y brujería, con un excelente y clásico ritmo narrativo. Me encantan las películas donde nos detenemos en los orígenes de los personajes, especialmente los referidos al cómic. Aquí ese aspecto está tratado con mimo y originalidad.
El inicio es fantástico, mientras se suceden los títulos de crédito con la memorable banda sonora de la que ya hablaré, vemos como se forja una espada, la importancia del acero en esa sociedad tribal donde crece nuestro héroe.
Ese inicio marca el tono, el fuego, la pasión, el hierro, el poder y la fuerza, la banda sonora y su potente percusión, todo ello se dirige a marcar la línea varonil y sin concesiones que va a tener la película. Los violines intensísimos reforzarán un lirismo que subyace siempre, unos contrastes en la banda sonora que se verán reflejados en el propio personaje protagonista. El mimo y detallismo en la construcción de esa espada, casi reverencial, así como la explicación que el padre le dará a un joven Conan, le da un carácter mítico, casi religioso y supondrá un aspecto vehicular de toda la trama. La espada y su secreto, que acaba en la voluntad de poder nietzscheana como sentido último.
La primera aparición de la familia, y del propio Conan, será tras llamas de fuego, lo que es algo significativo de lo comentado.
Una espada que siendo un símbolo fálico también lo es de poder, lo que da la masculinidad a nuestro protagonista, que se sentirá fuerte y confiado con ella, con el instrumento, creyendo que en ella está la clave de todo. Su paulatino aprendizaje le llevará a entender que no es así, que la clave es él mismo. Lo fascinante de esto es que esa clave se la da su antagonista.
La fascinada mirada de nuestro Jorge Sanz, que interpreta a Conan de niño, parece absorberlo y asumirlo todo, una mirada pasmada y asombrada a la par que decidida. Conan es casi la representación de la determinación y la decisión. Una determinación que pasará por distintas fases y será influída por distintos aspectos.
El padre de Conan (William Smith) enseña a su hijo sus tradiciones, sus creencias, transmite su saber y su conocimiento, unas palabras que guiarán la vida de Conan, la importancia de la familia y lo que se aprende en la infancia. La de Conan es corta pero lo que allí aprendió lo tendrá siempre en cuenta. Su búsqueda no es tanto una mera venganza, es un aspecto más de su travesía vital, no la busca más que, por ejemplo, el secreto del acero, se dedicará a ella cuando vea la opción, o se encuentre con ella, de llevarla a cabo. No hay simpleza en las motivaciones de Conan, en lo que impulsa al personaje.
Tras esta conversación tenemos casi una obertura operística cruenta y violenta, vigorosa y salvaje, con la memorable banda sonora en primer plano y sin palabras, puro cine y contundencia visual, en la que vemos el ataque a la tribu de Conan por otra tribu encabezada por James Earl Jones y su extraño símbolo de la serpiente con dos cabezas enfrentadas que se le grabara a Conan a fuego, nunca mejor dicho, en su memoria.
La muerte de sus padres, una muerte horrorosa, será algo que Conan no olvidará, la del padre en heroica lucha y la de su madre (Nadiuska) con total frialdad, decapitada al lado de su hijo. Conan será llevado como esclavo y donde todos mueren… él resistirá.
La escena de la decapitación, rodada sin palabras, está planificada de forma curiosa, en ningún momento se ve a madre e hijo juntos en plano, siempre se les encuadra a ellos solos (salvo el plano inicial de situación), aunque están cogidos de la mano. Esto que puede deberse a comodidad por la diferencia de estatura, también puede entenderse como un primer paso en la soledad del personaje, un desamparo inevitable aunque tenga a su madre al lado, y un anticipo de la idea de su lucha individual por la supervivencia.
El enclenque niño es condenado a un martirio infernal, como un Sísifo terrenal, dando vueltas a una rueda sin descanso… hasta convertirse en Schwarzenegger. La presentación, de hecho, es estupenda.
Ese carácter a prueba de bombas, ese espíritu de supervivencia hace entender que logre sobrevivir a las luchas y combates para los que es usado, sin tener ni idea de lucha, por impulso e instinto, logra vencer a sus adversarios, además de su potencial físico.
El desarrollo del personaje es estupendo y vamos viendo su evolución, del “asilvestramiento” inicial, basado en su carácter decidido, a la formación que adquiere tanto en lo físico como en lo intelectual, una vez se hace un nombre en el mundo de la lucha.
Milius no escatima en brutalidad y recurre al gore en no pocas ocasiones, los combates son salvajes y brutales y dan buena muestra del mundo que nos retratan, y que también se marcó al inicio.
La evolución nietzscheana de Conan está en proceso, siguiendo los pasos de cerca de su antagonista, que tendrá una evolución similar.
Conan a través de la cultura y la lectura adquirirá la sensibilidad y el respeto por el prójimo que no tenía en su salvaje andadura luchadora.
Una vez Conan adquiere la libertad, tras obviar todo tipo de moral, se refugia en su huida en una especie de cueva, como Zaratustra, allí tendrá una revelación y conseguirá su inseparable espada. Saldrá de allí aunque su fe en dios seguirá intacta, en Crom, libre, usará la espada para romper sus últimas cadenas.
Tenemos también uno de los polvos más feistas y terroríficos del universo, aunque también tiene su lado divertido. Esto es uno de los mayores defectos del film, que resulta excesivamente episódico, sin una narración continua, a saltos con ciertas aventuras que no llevan a ningún lado.
Conan logrará una pequeña cuadrilla, un amigo Subotai (Gerry Lopez) y una amante y compañera, Valeria (Sandahl Bergman) que está estupenda en su papel.
La entrada al templo de Thulsa Doom y sus rituales de sacrificio recuerdan de forma clara a “Indiana Jones y el templo maldito” (Steven Spielberg, 1984). La escena de la serpiente gigante está resuelta con sobriedad y sin efectismos. Resulta curioso y, en cierta medida, contradictorio que la defensa individualista que es la película se vea matizada por el hecho de la ayuda vital que recibe Conan de sus dos amigos. Igualmente por la idea de que en la película los dioses existen en esa búsqueda del personaje por liberarse de toda moral o ser superior al que podamos ser sometidos, convirtiéndonos nosotros mismos en uno. De alguna manera se sostiene en la cinta que ambas ideas pueden coexistir y que aunque dios exista debemos crearnos nuestra propia moral, una idea refrendada en la última plegaria que Conan hace a Crom antes del combate final. Un dios al que rogar pero que no nos vincularía en nuestros actos, paso obligado hacia el superhombre.
Por tanto si en Nietzsche deben darse los pasos de matar a dios o cualquier ídolo al que el hombre rinda pleitesía para crear sus propios valores, la frase de Conan asumiendo la existencia de un dios al que pide ayuda pero matizando que si no se la concede le da igual, sí se adecuaría en cierta medida a los postulados del filósofo, no en balde Conan acaba por no rendir cuentas a nadie, que es lo que viene a ser “el secreto del acero”. Para ello matará a su antagonista y a la vez guía, algo simbólico que Conan debe hacer, e incluso ocupar su lugar, ya que al fin y al cabo representa a otro “ídolo” más.
Dedicada a Cocoom, un amigo vehemente y auténtico.
Gran peli, que incluso supera la obra original de R. E. Howard.
ResponderEliminarCuando "Shuacheneger" era gobernador de California tenía en el despacho la espada original de la peli. Un gran friki el amigo Arnold.
Jajajaja, sí he visto la foto por ahí, quizá se enteró mejor de lo que cabía esperar de qué iba la peli.
ResponderEliminarGran pelicula. Para los que les gustan las pelis de aventuras, de lo mejor que se ha hecho.
ResponderEliminarPara mi, su banda sonora, junto con la de Gladiator, la mejor que he escuchado en mi vida.
Irrepetible.
Estoy de acuerdo, mañana la destaco especialmente.
ResponderEliminarH&ay que recordar que en la novela original Conan tiene un dios al que le molesta que le recen y que mas vale dejarle tranquilo. El unico favor que concede es el valor de afrontar el peligro y despues arreglatelas como puedas
ResponderEliminarMuy buen apunte, gracias JFM.
ResponderEliminarMás tarde pasaré a comentar, ahora mismo no puedorrl!! XD
ResponderEliminarBueno, ya más tranquilos sólo decir que me ha encantando la 1ª parte de la reseña y estoy ansioso por leer la 2ª.
ResponderEliminar(Nota: lo de "recuerdan de forma clara" al Templo Maldito creo que es algo ambiguo, ya que la peli de Spielberg fue realizada 2 años después, así que creo que debería constar como "influencia en otros clásicos del género como el Templo Maldito" o algo así. XD)
Soy un fanático de Conan, la película, no me he leído ni un comic y mucho menos he podido aguantar más dos páginas de un libro de Nietzche, así que para mi sólo se trata de un peliculón de aventuras, la mejor película de aventuras de la historia, con una BSO impresionante, de las 3 mejores de todos los tiempos y de todos los géneros, un personaje más, tan protagonista como Conan.
¿He dicho ya que soy un fanático de la peli? XD
Sí Eddie, no me refería a que Indiana influyera a Conan, es al revés, sino que viene a la cabeza. Comento, en la parte de mañana, que Spielberg, Lucas y Conan se retroalimentan, ya lo verás comentado mañana. Especialmente significativo un plano calcado que hizo Lucas en El Retorno del Jedi.
ResponderEliminarMuchas gracias y espero que la segunda te guste igual jejeje
Ya era hora, cojones.
ResponderEliminarVoy a echarle un vistazo, porque esto parece digno de Joldaun.
Espero que no sea guatrolista, como los piripijis esos.
En la parte de mañana hago mención a Mourinho incluso...
ResponderEliminarSambo he disfrutado mucho con esta primera parte.
ResponderEliminarCreo que voy a revisionarla estas navidades, ya que cogeré unos díasde vacaciones y creo que será un buen momento.
Por cierto, muchas gracias por la dedicatoria CRACK.
La gallina de piel, hoijan
Muchas gracias y me alegro de verdad. Mucho.
ResponderEliminarEspero disfrutes la segunda y el revisonado.
Nunca es mal momento para una revisión, la tarde del sábado en plan previa para el Clásico es un magnífico momento.
ResponderEliminarYo pagaría bastante dinero por ver esta película proyectada en una pantalla de cine gigantesca y con un sonido brutal, en plan Sala 7 ó 25 del Kinepolis de Madrid.
Deberían haberlo hecho ante el estreno del bodrio de la nueva versión, ciertamente.
ResponderEliminarEddie te pones Conan para motivarte ¿no? jajaja
No, yo no, jejeje..
ResponderEliminarpero sí que sería una de las películas que pondría a los jugadores en caso de ser entrenador.
Aunque no sé.. quizá huyera despavorido de un vestuario de tíos casi en pelotas donde lo más duro que se escuche sea la música de Coldplay y que se motiven con la última película de Ben Stiller.
XD
No sé, pero Conan pega con el mourinhismo jajajaa, en el vestuario culé no creo que tenga cabida, no.
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