sábado, 12 de noviembre de 2011

Crítica: DOGVILLE (2003)

LARS VON TRIER






Como en otras películas de von Trier, tenemos a una comunidad enfrentada de alguna manera a un individuo en apariencia inocente. Provocadora y perturbadora, como casi toda su obra, Lars von Trier cuenta su historia ambientada en un pueblo imaginario y abstracto buscando la universalidad en su propuesta. Sólo unas líneas en el suelo demarcan las diferentes estancias de dicho pueblo.
Creador del movimiento DOGMA 95, donde se buscaba una pureza en la realización cinematográfica, un mayor realismo con luz natural, interpretaciones muy improvisadas, cámara en mano o ausencia de música, en este caso va más allá y prescinde de todo decorado aunque con un sentido más de fondo que de forma, como comenté anteriormente. El tema de la universalidad no es baladí, de hecho es casi esencial. Por supuesto Lars von Trier, una vez creó su DOGMA, se lo empezó a saltar a la torera, actualmente ha quedado como una curiosidad cinematográfica y un socorrido latiguillo para los que quieren presumir de sapiencia cinematográfica, porque lo cierto es que caló poco y lo que caló en realidad tampoco es ninguna novedad, ni la cámara en mano se inventó aquí, ni las intenciones puristas en los aderezos técnicos, que son elementos usados antes y después del DOGMA de von Trier, aunque no todos juntos.  El hecho es que cuando uno de esos elementos se usa en una película muchos mencionarán o se acordarán de dicho movimiento, sea o no riguroso.

Si bien en títulos anteriores como "Rompiendo las olas" (1996) o "Bailar en la oscuridad" (2000), observábamos el mismo planteamiento en el que la protagonista, siempre mujer, por mantener sus creencias y ser fiel a sí misma entraba en confrontación con la sociedad que no acababa de aceptar esa individualidad, y que dicha sociedad para mantener su cohesión, esas normas que el individuo, en este caso la protagonista de las mencionadas películas, cuestionaría, acaba sometiéndolo. Curiosamente ese conflicto el individuo no lo busca, no hay rebelión, ni oposición, simplemente vive como es y siempre su actitud estará entroncada con la ingenuidad o la inocencia suprema, lindando con la idiotez. Que von Trier rodara “Los idiotas” (1998) no es casualidad.

En el caso que nos ocupa hay ciertas vueltas de tuerca que es necesario analizar. Si en las anteriores películas las protagonistas tenían un objetivo para el cual realizar un sacrificio, en este caso que nos ocupa no acabamos de ver claro a qué se debe la decisión de Grace, la protagonista, de someterse a él. La conclusión es que Grace acaba creyendo en esa sociedad utópica y los valores que dice representar. En las tres películas mencionadas la sociedad, o el grupo social o comunidad, en la que están inmersas las protagonistas se vuelve contra ellas, no soporta su pureza, esa comunidad no asume su propia corrupción, no asume sus propias culpas y por tanto se rearma moralmente contra el sujeto más débil, las tres protagonistas de los títulos mencionados. Así una vez fijado el chivo expiatorio, lo humillan, vejan, violan y someten a conciencia para reafirmarse en su homogeneidad moral (o inmoral) como sociedad.
El personaje interpretado por Paul Bettany, el intelectual del pueblo y humanista de pro, es el que toma la iniciativa para integrar a Grace en la comunidad, un idealista rousseliano que se transforma en un falso e hipócrita, que enmascara su egolatría en falso altruismo. Su idealismo, su pensamiento de que toda persona es buena en sí misma, es decir los planteamientos rousselianos, y que son las circunstancias sociales, políticas etc. las culpables de todos los problemas, se muestran erróneos en la película. Cuando este personaje ve peligrar su carrera literaria, cuando ve peligrar a esa sociedad que le define su identidad (no tienen identidad individual sino que la define la sociedad), o que ésta se resquebraja, no duda en entregar a Grace.
Rousseau ha sido uno de las mayores influencias de los "progreríos" varios que tenemos que soportar, un cáncer intelectual causa de una gran parte de los desastres morales, políticos y sociales que aguantamos.

Si bien en un principio Grace es aceptada, cuando esa sociedad siente miedo empiezan a cambiar las cosas, se le exige más en el trabajo, se le empieza a humillar, se producen abusos, violaciones. Todo en un sinsentido basado en un miedo infundado y al que responden con más sinsentido (que la exijan más en el trabajo y la paguen menos, que la humillen o abusen de ella ¿en qué soluciona el problema? Ese miedo no pasará porque la ultrajen).
La explicación está en lo antes mencionado y en que el miedo va engendrando violencia, rencor y siempre sobre las personas más débiles, en este caso, la nueva, la extranjera. Pero ¿qué hace Grace? En las otras películas del director, las protagonistas también sufren vejaciones, y se someten estoicamente al sacrificio, pero con una diferencia, ellas tienen un objetivo y eligen el sacrificio. Todo ello da un sentido muy católico a sus películas pero en el caso que nos ocupa hay una vuelta de tuerca. Grace no tiene objetivo por el que sacrificarse, ni ese objetivo provoca unas circunstancias que pongan en liza la opción del sacrificio.
¿Por qué Grace no se revela o se va sin más? ¿Por qué Grace, que es una persona que repele la violencia en teoría, accede a ese orden de cosas, donde ella asume el rol de chivo expiatorio? Muy sencillo, porque la Grace que hemos visto hasta ese momento, no es la Grace verdadera, al asumir el rol de chivo expiatorio, asume a su vez un orden determinado de cosas donde hay un aniquilador y una víctima que debe asumir ser aniquilada, es decir, está totalmente inmersa en eso que dice condenar pero que en realidad defiende. Su objetivo acaba siendo defender ese orden de cosas, mantener esa sociedad en la que ha decidido creer, asumiendo que para que perdure ella debe ser la víctima, el sacrificio.

Esto se demuestra en la conclusión del film, en la vuelta de tuerca que da von Trier a la película. Después de ser entregada al padre, en lo que parece que supondrá su muerte, vemos a una Grace que se destapa totalmente como una bestia, un monstruo que no duda en pedir la exterminación de todo el pueblo, es decir, es igual o peor que todo ese pueblo que la ha ultrajado anteriormente. No confundir con una venganza por dichos ultrajes, ya que como comentamos, ella se presta asumiendo ese juego porque está en su propia esencia. No es una simple venganza, es la creencia absoluta de que ese tipo de sociedad es un cáncer, la decepción, la asunción del fracaso, el reconocimiento de que eso por lo que apostó y se sacrificó es un absoluto fraude y un peligro. Un fracaso que lleva a las atrocidades que todos vimos, el fracaso de lo rousseliano.
Ese sentido cristiano que tenían los protagonistas de las anteriores películas de von Trier aquí se transforma. La protagonista no es una mártir, es un ser humano normal, ambivalente, de postulados rousselianos, que cree que no hay que enfrentarse a los aniquiladores, pero una vez sale de esa sociedad cree que ese crimen es justo y que actúa correctamente, igual que hicieron sus vecinos antes, engañándose a sí misma, y con ese acto se reafirma en sus postulados de la bondad de la humanidad.
Entre las influencias más reseñables podemos menciona el teatro de Bertolt Brecht y al fijo en casi todos los sitios Franz Kafka. Con respecto a la primera de las mencionadas influencias, la considero relativa, ya que la concepción política y crítica de Brecht dista mucho, en realidad, de las tesis de von Trier. Con respecto a Kafka y su zambullida en el absurdo sí me parece un referente adecuado. Las dos, en cualquier caso, están presentes.
Curiosamente el discurso de von Trier no es contrario a la violencia, llega a comprenderla, incluso compartirla, si las circunstancias lo requieren, se intuye una mayor simpatía por el acto de Kidman que por los del pueblo. Un ejemplo más de esa ambigüedad, o confusión, depende de cómo es mire, que busca universalizar.

Lars von Trier acostumbra a sacar interpretaciones absolutamente memorables, especialmente de las mujeres, desnuda a sus intérpretes con personajes intensísimos a los que estira hasta el límite, en todos los aspectos. Nicole Kidman, la protagonista, está esplendorosa, un papel complejísimo, difícil y sumamente expuesto a todos los niveles que resuelve con una brillantez indiscutible, es la mejor época de la actriz, sin lugar a dudas. Un interpretación para el recuerdo.
Von Trier es de una malévola inteligencia, se recrea en esa primera parte creando en el espectador un entrañable confort, uno se siente parte de ese agradable pueblo de valores aparentemente impecables, lo que se supone de un pueblo utópico. Con ello logra que cuando en la segunda parte le dé la vuelta a la cosa de forma radical, muy radical, el desasosiego, perturbación e incomodidad del espectador sea total, moviéndose incómodo e impotente en la butaca.
Los actores, como de costumbre en las películas de Lars von Trier, están impecables, papeles muy duros, complejos, que requieren el máximo de sus  interpretes a todos los niveles. Al memorable y mencionado trabajo de Kidman añadiremos el de Paul Bettany un actor con una capacidad para la ambigüedad y los registros opuestos francamente notables. Podemos disfrutar de la presencia además de Lauren Bacall, un mito absoluto, de James Caan en la escena final, de Ben Gazzara, Stellan Skarsgard, un clásico de von Trier, Chloë Sevigny o de Philip Baker Hall, entre otros muchos. Sumamos la extraordinaria voz de John Hurt como narrador en off.

En definitiva una película profunda, compleja, de tesis, a la que quizá le falte algo de brillantez para hilar bien todos estos postulados que incurren en alguna que otra contradicción, (ella, por ejemplo, dice que "nunca odiará a nadie haga lo que haga", lo cual entra en contradicción con su actuación final, un final que es algo tramposo por otra parte, para impactar al espectador de una forma más contundente y eficaz con el mensaje que quiere transmitir von Trier), pero que son fieles a las ideas de su director, ampliando el sentido aunque a un nivel inferior del mostrado en "Rompiendo las olas" o "Bailar en la oscuridad". Una cierta confusión ideológica o intelectual que ha provocado que se viera en las imágenes finales una limitativa interpretación de la película, como crítica a los EE.UU. actuales, cuando el propósito universal del director parece claro.
Dogville” es un von Trier, puro y duro, una muestra más del talento de un director absolutamente personal, polémico, un verso libre imprescindible, y ésta una de sus obras más conseguidas.

10 comentarios:

  1. poleeeeeeeeeee

    peliculón.


    me agobió tanto como el cisne negro y sin una sola pared.

    muy original y una gran crítica a la sociedad.

    mrsambo

    no dijeron que iban a hacer una trilogía????

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  2. Hizo Manderlay que es la segunda y para 2012, está prevista Wasington, que sería la tercera.

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  3. Darte las gracias por tu análisis, profundo y detallado, q hace comprender con mayor juicio lo q subyace en la cinta.

    Me ha encantado!

    Saludos,

    R

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  4. Muchas Gracias R, eso intento y me alegro de que te haya servido. Un beso.

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  5. A ver si por fin puedo comentar. XD

    Nunca he visto una película de Von Trier, pero tengo que decir que me gusto mucho la serie que hizo con Stephen King, "Kingdom hospital", muy buena.

    Buenos días.

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  6. Hola Dosflores, bienvenido y me alegra que hayas podido comentar jejeje. No conozco la serie, ¿la recomiendas entonces?

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  7. Recomiendo la serie, menos el capítulo final, el cual no me gusto mucho. Es S. King más L. Von Trier, una cosa única, y que en ciertos momentos da miedo de verdad.

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  8. Es una mezcla potente desde luego, veremos cómo es. Un pena si el final es decepcionante, pero lo importante es el camino jejeje

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  9. Hola Sambo, a ver si te pongo las notas de Batman rápido:
    1- 3/5. Película correcta, buenas interpretaciones pero mala asignación de los actores al reparto (no Batman jijas, please...). No me gusta demasiado la estética. Le falta un punto al personaje, posiblemente su atormentada mente.
    2- 3/5. Igual. Ahora pasamos al Burtman con toda su iconografía aparejada. De nuevo no atinan con Batman/Wayne: Val Kilmer no encaja. Siguen sin entender la mente de Bruce.
    3- 1/5. Horror. Clooney podría dar el papel y es como verle en un anuncio de Nespresso. Estética atroz, banalidad por doquier y guión absurdo.
    4- 0/5. Increíble pero cierto. Se han superado. Además Alicia Silverstona va embutida en látex con el culo gordo. ATROZ.
    5- 4-5/5. No sé si será porque no me resisto a Nolan, porque Bale me parece un actorazo, porque adoro el Batman de Miller, porque me encantan los personajes iconoclastas e independientes, porque adoro a Liam Neeson... Fue como un soplo de aire fresco y un rayo de luz sobre como hacer una buena peli de supoerhéroes.
    6- 6/5. Sublime. Sin palabras. Inenarrable el final maqujiavélico inverso, donde Batman asume culpas que no son suyas para preservar un ideal que sirva como faro o guía moral/ética para la sociedad.

    Veo que aún no has comentado Origen. Estás tardando... ;-P

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  10. TDK, y qué te parece el Joker de Nicholson?

    La del Pingüino, la segunda con Keaton, imagino que también es un 3 no?

    Comparto las notas, creo que las has clavado.

    "Origen" estoy en ella, pero es compleja, porque también será una crítica ORIGINAL jajaja. Ahora está en pausa.

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