Crítica: A QUEMARROPA (1967)

JOHN BOORMAN

Referente del nuevo cine negro con mucha influencia de la Nouvelle Vague, en su tiempo supuso un estilo novedoso y original que revitalizó el género. Ese comienzo con numerosos flashbacks y tono delirante nos introduce en la psicología del personaje protagonista, un gangster con ansias de venganza. Si bien es cierto que esa propuesta es eficaz y supone en muchas ocasiones algunos de los puntos más brillantes de la cinta (el manejo de los efectos de sonido en especial, como la secuencia donde se oyen unos estridentes pasos por un pasillo), también lo es que se hace confusa y perjudica el ritmo de la misma. El inicio, una introducción, como comenté, con numerosos flashbacks y saltos temporales, no está bien narrada ni logra interesarte en la trama, pero si sentir la angustia y tensión de Walker (el personaje interpretado por un excelente Lee Marvin) e introducirte en su psicología psicopática y obsesiva.

En ese sentido este thriller tan psicológico sí está logrado metiéndonos en el punto de vista del protagonista y bañando el tono de toda la película de tensión, nerviosismo, violencia y delirios patológicos. Es una victoria de la forma, ya que el fondo es bastante sencillo, la trama es una simple historia de venganzas y obsesión, donde apenas vemos un personaje positivo (quizá algún aspecto del personaje femenino interpretado por Angie Dickinson), un panorama desolador el que nos plantea Boorman sobre la condición humana, donde solo hay venganza, ambición, traición y egoísmo.

Película que ha influido muchísimo en el thriller moderno, con una violencia seca y expresiva, que ha alcanzado una, quizá, sobrevalorada reputación, ya que aunque tiene elementos muy notables, sobre todo en lo que tiene que ver con abrir nuevos caminos, lo cierto es que su fondo no está al mismo nivel. Irregular pero a la vez imprescindible en la evolución de un género clásico como el negro, y que el thriller actual ha tenido como modelo en muchos títulos.

Entre estas novedades está el tratamiento de la nueva mafia, ahora ejecutivos incrustados en el sistema y en grandes rascacielos, la violencia descarnada, el papel de la mujer… Todas estas influencias se aprecian en películas tan únicas como “Erase una vez en América”, que con casi toda seguridad, aunque de manera sutil, está influenciada por esta obra de Boorman, ya que en la cinta de Leone aparecen todos esos elementos mencionados además de la sugerencia y posible interpretación de que Lee Marvin imagina todo en su agonía creando una venganza ilusoria como último consuelo. Leone habría cogido esta idea pero para hacerla efectiva en su final.

Un título experimental valorado por encima de sus logros objetivos, pero muy interesante para todo cinéfilo.

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