Crítica: THE HAUNTING: LA MANSIÓN ENCANTADA (1963)

ROBERT WISE

El magnífico director Robert Wise, autor de exitosísimas películas además de un buen puñado de obras sobresalientes, dio un buen pelotazo con esta cinta de terror, un género que no le era ajeno en absoluto y donde se desenvolvió con solvencia (suya es la estupenda “Ladrón de cadáveres”, 1945).

La película tiene todo lo que una peli de fantasmas en una casa encantada tiene que tener y una dirección y puesta en escena espléndida. Pero a pesar de la gran labor de Wise lo cierto es que “La mansión encantada” no acaba de funcionar del todo.

Se trata de una cinta eminentemente psicológica, con un personaje protagonista que coquetea con la locura pero que en la forma de enfocarlo desde el guión lastra tremendamente la película, su ritmo, intensidad, fuerza. Es una cinta donde Wise pone todo de su parte para lograr un efecto potente desde lo visual, pero donde desde el guión se alarga una historia que apenas tiene nada y con el recurso de la voz en off acaba resultando redundante, cargante, reiterativa y excesivamente literaria.

Un científico se pone en contacto con varias personas para pasar unos días en una casa donde se cometieron crímenes e investigar si se producen hechos paranormales. Una de las personas participantes, Eleanor, con un pasado turbulento que ve en esa aventura una escapatoria a su, hasta el momento, monótona vida, tendrá un vínculo especial con la casa.

Como en otras cintas de este estilo se pretende cierta ambigüedad sobre si lo que acontece es producto de la imaginación de la protagonista, si los hechos extraños tienen una explicación lógica o si por el contrario suceden realmente.

Esto nos lleva a tópicos tanto en la trama como en los personajes, estereotipados, que en esta cinta, de algún modo, han servido de modelo. Así tenemos al científico que cree pero busca una explicación, al descreído total, a la protagonista creyente…. Tenemos las acostumbradas y algo monótonas conversaciones acerca de posibles explicaciones y lo absurdo de pensar en cosas extrañas, hasta llegar a la resolución final.

El uso de la voz en off es el mayor defecto de la película, un lastre que acaba siendo insalvable, un ejemplo de lo que no debe ser. En el comienzo además tenemos como introducción la voz en off del científico, interpretado por Richard Johnson, lo que parece indicar que veremos la película bajo su punto de vista, pero esto gira para convertirse en una narración subjetiva bajo el punto de vista de Eleanor, interpretada por Julie Harris. Vemos lo que ella ve y además se subraya con un constante y cansino monólogo interior que no aporta nada, salvo sugerir cierta locura, a la narración, todo lo que dice en off sobra, ya que queda mostrado con suficiente claridad desde la dirección y lo que no se lograse mostrar sería incapacidad del director (en este caso). Las situaciones donde no se quiere mostrar algo se pueden resolver con algún diálogo sin abusar, por tanto, de la mencionada voz en off. Además este recurso resulta aburrido, monótono, lastra el ritmo, no sólo porque la acción se detiene para tener que escuchar disquisiciones sin ningún contenido y que sin ellas la acción quedaría igualmente clara, sino porque el texto que se dice en off es aburridísimo, carece de interés, gracia o ironía.

La introducción en off del científico también podría haberse resuelto mediante el diálogo, sustituyéndola por la de un narrador omnisciente o por más momentos de la protagonista, y resultaría más eficaz aún. Con todo resulta interesante.

Por lo demás estamos ante un buen ejercicio de estilo y un derroche de virtuosismo de Wise, que no escatima en recursos tanto para mostrar el desequilibrio del personaje como para crear tensión, terror y atmósferas conseguidas. Picados, contrapicados, extraordinarios movimientos de cámara, juego con el decorado, encuadres oblicuos de todo tipo, angulaciones de toda clase, uso de objetivos varios, un gusto por el juego de luces y sombras sacando gran partido expresionista de la fotografía, gran manejo de la profundidad de campo y trucos de enfoque y visuales, juegos de espejos y una economía de medios totalmente minimalista que se añaden a unos efectos especiales rudimentarios y escasísimos que acaban siendo virtud, así una puerta que palpita, efectos de sonido, puertas que se cierran y abren y poco más.

Todo lo que tiene que ver con la puesta en escena desde la dirección es notable, en general toda la labor de Robert Wise es muy destacada. También hay diálogos interesantes contraponiendo distintos puntos de vista, aunque no eviten el tópico desde los personajes. Interesante es la relación entre la retraída Eleanor y la híper sensible, sensitiva y sensual (las tres “se”) Teo (Claire Bloom). Las dos creen. Son también destacables las interpretaciones, con un nivel aceptable.

Eleanor, la protagonista, tiene un pasado atormentado, al haber tenido que cuidar a su madre durante toda su vida siente que se le ha robado parte de su juventud, generó algo de rencor hacia ésta y al tener la oportunidad de vivir esta aventura la aprovecha con entusiasmo, tanto que no concibe abandonar la casa bajo ninguna circunstancia. Tiene una atracción y un vínculo especial con la casa. Todo esto, que es mostrado con normalidad, resulta extremadamente cargante, redundante y repetitivo por la mencionada voz en off. El personaje de hace cansino, repelente y bastante insoportable por todo ello.

La estructura narrativa tampoco es la mejor, al menos al comienzo, donde parece que los protagonistas irán explicando sus circunstancias, pero todo se acaba centrando en Eleanor.

Tras la impactante introducción nos metemos en el mundo de Eleanor para no salir hasta el final. Es decepcionante como el clima inquietante creado desde la puesta en escena es disminuido por la voz en off.

Personajes inquietantes como la vigilante de la casa y todos los recursos mencionados son sumamente eficaces logrando algunas escenas realmente notables, como la de los golpes y ruidos fuera de la habitación, la del dibujo en la pared con sonidos y risas desconocidos, aunque lastrada por la voz en off, la de la subida a la escalera de caracol con la aparición final de la mujer del científico, la de la puerta palpitante y lo que sucede…

Una película con brillantes virtudes pero también graves defectos que impiden que vuele a la altura esperada, que carece de la ambigüedad que parece pretenderse en ocasiones, en la que el personaje protagonista resulta cargante y que paradójicamente siendo visualmente potente resulta excesivamente literaria por culpa de la mencionada voz en off.

Ponle nota a la pelicula "The Haunting: La mansion encantada"
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