lunes, 25 de enero de 2016

Crítica: MARTE (2015) -Parte 1/2-

RIDLEY SCOTT










¿Qué nos impulsa a seguir cuando todo está perdido? ¿Qué nos impulsa a sobrevivir cuando todo está en contra? Es de suponer que aquellos que nos esperan, la esperanza y las ganas de volver a verlos, de reencontrarse y estar con ellos, los hilos invisibles, el amor, que nos llevan a focalizar y canalizar nuestra energía en ese pensamiento contra nuestra agonía y nuestras zozobras… Pero, ¿y si no hay nadie? ¿Qué podría impulsarnos si no hay nadie? ¿El puro ego?


La fuerza mental necesaria se multiplicaría porque la focalización sería mucho más difusa, más difícil… Esto sí se planteaba en “Gravity” (Alfonso Cuarón, 2013), pero no así en “Marte”, una de las claves por las que la cinta del mexicano supera a la de Scott, ya que acababa definiendo un subtexto alegórico de gran calado, con una reflexión sobre la gestación de la fe y su esencia última. En caso de no tener a nadie el foco debe encontrarse en la fe, en algo que nos trascienda y se salga de uno mismo, una maravillosa creación, una obra de arte que nos haga replantearnos toda nuestra existencia, sustituyendo esos hilos invisibles hacia otras personas por los de la esperanza de cambiarlo todo, de cambiarnos a nosotros mismos, de saborear lo bueno que la vida ofrece aunque no lo hayamos valorado hasta ese momento (música, cine, arte, sexo…) y la posibilidad verdadera de crear esos hilos invisibles que nos unan a otros, de dejar un legado.





No se renuncia al aspecto espiritual, ni mucho menos, pero “Marte” es, sobre todo, una oda a la ciencia y la inteligencia. Un camino complementario al de “Gravity”, que no renunciaba, en su apología a la fe, a la inteligencia, siendo una cinta eminentemente espiritual. Una concepción lógica en un director tan cerebral como Ridley Scott. La ciencia y la inteligencia como imprescindibles vehículos del progreso y la superación humanos. Todos los personajes de la película son realmente inteligentes y listos, lo que redunda en la propia película, evidentemente.





Esto queda magistralmente escenificado en la última escena. Ya en la Tierra, Mark Watney (Matt Damon) saludará a un pequeño brote recién nacido que se identifica con él mismo, una especie de deidad que ha logrado crear vida de la nada. Allí recibirá el respetuoso saludo de unos alumnos que lo ven como una leyenda mientras disfruta de su serena soledad antes de dar una clase. Allí, ese hombre único, que sobrevivió y creó vida en un planeta donde no crecía nada, hará una apología de la inteligencia y la ciencia a sus alumnos, sobre cómo resolver los problemas calculando todo exhaustivamente, detalle y dedicación, con espíritu positivo y carácter cerebral. Aceptar la fatalidad o trabajar contra ella. Mark incide en la idea de lucha, sacrifico, trabajo, ciencia, estudio y espíritu de supervivencia, uniendo en su filosofía lo espiritual y lo tangible, apelando a lo que ha hecho grande a la humanidad.



Esta escena concluye con todos sus alumnos levantando la mano para hacerle preguntas: El primer paso para el desarrollo y el descubrimiento, para la superación.

Es el espacio. No es un entorno amigo”. “Pueden aceptarlo o ponerse a trabajar. No hay nada más. Hay que empezar, hacer cálculos, resolver un problema y luego el siguiente y el siguiente… y los van resolviendo hasta poder volver”.





Scott relata una auténtica epopeya que de nuevo tiene en “La Odisea” homérica a su principal referente estructural, donde Mark Watney (Matt Damon) sufre un accidente en la expedición que compone junto a su grupo en Marte, quedando atrapado y solo en el planeta rojo sin muchas esperanzas de supervivencia. Tendrá que ingeniárselas para vivir en un planeta donde la vida es casi imposible.

Una película muy Ridley Scott.

Marte” está francamente bien narrada, una cinta de aventuras en un estilo muy clásico y con todo el poderío visual de Ridley Scott, que ofrece, sin sorpresas, exactamente lo que promete y lo que esperas. Aunque haya aspectos que suenen a “ya visto” todo está facturado con una calidad y talento indiscutibles.

-Hay mucho del cine de Scott en “Marte”, donde podemos reconocer otros títulos del director en determinados puntos de la trama, estructurales o meramente visuales. La estructura de viaje ha vertebrado el cine de Ridley Scott, una estructura que aparece en buena parte de su filmografía. Así mismo, el duelo de contrarios aquí es más difuso, pero sí está presente: el duelo del hombre contra un planeta inhóspito y amenazante. Un duelo también entre el intelecto y la naturaleza.




-Varios elementos nos llevan a “Prometheus” (2012). Desde los trajes de los astronautas en la escena inicial a la “autointervención” que se realiza el protagonista con un espejo, una poderosa escena con Damon sacándose un hierro de su vientre y cosiéndose, que recuerda a la secuencia más impactante de la cinta de 2012. La secuencia de la operación concluye con un oxigenado plano general, que transmite el descanso tras el dolor y la tensión. Un potente inicio, solo, sin apenas oxígeno, herido…




Del mismo modo, la estructura de rescate nos remite a “Black Hawk derribado” (2001), sin escatimar en medios para salvar a un hombre, así como la idea de “exploración” y el entorno hostil nos lleva a “Alien, el octavo pasajero” (1979). También se juega con las texturas visuales, algo que Scott hace muchas veces, por ejemplo con el vídeo, en esas cámaras a las que Damon habla constantemente.

Haremos lo imposible”. “Porque si no Mark morirá”.

-La acumulación de elementos, circunstancias o peripecias es un clásico de todo gran cineasta, especialmente en cintas de este tipo, y Ridley Scott ha dado sobradas muestras de talento en este sentido, siendo uno de sus pilares como vimos, por ejemplo, en “Alien, el octavo pasajero” (1979). Aquí funcionan a la perfección como suspense y no sólo desde la puesta en escena, sino también desde el guión, con complicaciones de todo tipo, logísticas, de infraestructura, aventureras… que el héroe deberá superar una a una… Pero no sólo él, los científicos de la NASA deberán solucionar todo tipo de problemas y retos intelectuales y científicos que se van sumando para intentar el rescate del astronauta.




Así lo veremos en la soberbia secuencia inicial, cómo todo se va complicando paulatinamente con el indudable virtuosismo visual de Scott. Una tormenta que se acerca, un recinto y unos experimentos que no se pueden salvar, la expedición andando casi a oscuras camino de la nave recibiendo el impacto del viento y las piedras, la nave que comienza a zozobrar a causa de la fuerza de la tormenta, un miembro que es alcanzado por un objeto que se desprende y al que el resto pierde de vista, la imposibilidad de encontrarle, la necesidad de irse de allí si no quieren morir todos al ser derribada la nave por completo…



Un deleite donde los naranjas iniciales, que aparecerán oportunamente durante toda la cinta, son una auténtica delicia.

No todo irá como Watney planea, cometerá errores y surgirán problemas imprevistos, por ejemplo cuando revienta el hábitat, lo que destruirá toda su cosecha sin posibilidad de volver a crearla -quedando con lo recolectado y sin margen-, y casi acabará con él… Como siempre se repondrá pronto de toda contrariedad. Enseguida sellará el hábitat.

“…suponiendo que no falla nada”. Claro, fallará.


Esto obligará a la NASA a variar y acelerar sus planes con la sonda de rescate y el reaprovisionamiento…

La NASA tendrá infinidad de complicaciones para crear un proyecto que permita el rescate, con lo que Scott recurre a la misma idea de acumulación de complicaciones, pero de otra forma. Una vez descubran las fotos que demostrarían que Watney sigue vivo se pondrán manos a la obra. Chiwetel Ejiofor interpreta al director de misiones a Marte de la NASA. También en la NASA veremos a Sean Bean, que no morirá, al menos físicamente, pero sí profesionalmente, al verse obligado a presentar su dimisión por desobedecer una orden. Watney, por su parte, siempre irá varios pasos por delante.



Mitch Henderson (Sean Bean) informará a la tripulación de que Watney sigue con vida, en contra de las órdenes de Teddy Sanders (Jeff Daniels), lo que aumentará la tensión dramática y abrirá un nuevo abanico de posibilidades.



Los científicos de la NASA juegan contrarreloj intentando un plan para llegar a tiempo, repentinas inspiraciones, trabajo a destajo, riesgos necesarios… Cuatro semanas después del accidente con el hábitat estarán preparados para el lanzamiento de una sonda, que fracasará. Hay que decir que sentimos la desolación de ese fracaso no sólo por el drama que supone para Watney, sino por la pérdida de dinero y trabajo que supone todo ello.



Será un científico experto en astrodinámica, Rich Purnell (Donald Glover, nada que ver con el actor Danny Glover), el que dará con un plan alternativo que será la opción más viable y la que tomarán finalmente. Un proyecto llamado “El Concilio de Elrond” de “El señor de los anillos”, y Rich hará didácticas explicaciones. La cosa consistiría en enviar de nuevo la nave de la tripulación reabasteciéndola a su paso por la Tierra sin parar, para ahorrar tiempo. Al llegar a Marte, Watney debería salir del planeta para interceptar la nave a su paso y ser rescatado. El jefe de la NASA no aceptará de entrada esa opción, decidiendo mejor mandar comida hasta que llegue la siguiente misión para no arriesgar la vida de los 5 astronautas de la Hermes (la misión en la que iba Watney). Un mensaje encriptado, enviado por Mitch Henderson (Sean Bean), informará a la tripulación en contra de la decisión de la NASA. La cuestión estribaría en si dicha tripulación aceptaría la misión, ya que supondría arriesgar sus vidas y alargar 533 días su viaje… Ellos aceptarán el riesgo y se pondrán manos a la obra, en un motín espacial…




Los americanos recibirán la indispensable ayuda de chinos y alemanes para conseguir el éxito. La tripulación dará explicaciones a sus familias en bonitas estampas… Todo en un montaje paralelo que también muestra los preparativos de Watney y la NASA con el vehículo de desplazamiento y las provisiones para el viaje y el acoplamiento, al ritmo de un buen tema Pop, "Starman" de David Bowie, tristemente fallecido el 10 de enero de 2016.

Watney nos explicará su parte del plan: usar el vehículo de ascensión de la Ares 4 (futura misión), ya que la NASA envía con antelación material de abastecimiento, que ya está allí, para entrar en órbita con él y que la Hermes lo atrape justo al pasar en el espacio… 200 soles para pensar cómo llevarse todo lo que le mantiene allí con vida (oxigenador, purificador de agua, regulador atmosférico)… ¡Nada puede fallar!

Watney se verá obligado casi a destrozar la nave para aligerarla de peso y que consiga la velocidad necesaria para evitar la fuerza de la gravedad y alcanzar la Hermes. Debe quitar 5000 kilos. Una nave que quedará hecha una piltrafa, pero servirá. Un destrozo de nave al ritmo de ABBA y su “Waterloo”.

¡Quieres enviarle al espacio bajo una carpa!




Mientras Watney se ocupa de su parte, la tripulación de la Hermes tendrá sus propios problemas para lograr ejecutar su misión.


-Scott es puro talento visual, uno de los cineastas más influyentes del cine moderno, estéticamente hablando. Su depurado estilo clásico y precisión narrativa, vuelven a sobresalir aquí, una película que recupera el mejor pulso del director. Hay varios rasgos de estilo que podemos destacar:

Travellings de alejamiento y su contrario, de acercamiento, como si fuera una rima y un juego de espejos. El primero lo veremos ante Jeff Daniels, director de la NASA, anunciando el fallecimiento de Watney. El de acercamiento, contrario a ese ante Daniels, será ante Damon cuando nos relate su pesimista y realista diagnóstico de la situación. No faltarán los planos subjetivos, especialmente en las escenas más trepidantes.




El plano general está muy bien usado por Scott y logra hacer de “Marte” una película grande gracias a ellos. Grande en el sentido de dimensión espacial a través de lo visual, como las de antaño con el Cinemascope y demás… Esos planos de situación que van salpicando y puntuando toda la narración en Marte, que aparece gigantesco, planos muy oxigenados, son una maravilla. Se intuye en estos numerosos y variados planos, sobre todo en la parte final de la película, que es donde más tiempo pasamos fuera del hábitat en Marte, ciertos tonos verdes camuflados con filtros naranjas. Con todo, los decorados son abundantes.



-Se resuelve bien el tema de los monólogos en soledad de Watney, el recurso narrativo de la voz over, que lejos de ser un artificio se justifica con las comunicaciones a cámara y grabaciones. Con todo, hubiera preferido un mayor riesgo narrativo y haberlo hecho todo más visual, pero esa continua verborrea en el personaje de Damon es plenamente coherente con el carácter positivo de éste, como desarrollaré posteriormente.




-Las rupturas en la linealidad dan dinamismo a la narración y crean suspense, un elemento de imprevisibilidad. Es decir, personajes que deducen o descubren algo pero no se nos muestra qué, logrando un suspense que se irá explicando o resolviendo con el paso de los minutos, por ejemplo la parte de la Pathfinder.

Esos planos desde la NASA, velando el sueño de Mark Watney, tienen algo de ecografía. También recuerdan un poco a “El show de Truman” (Peter Weir, 1998).



El paso del tiempo se contará en soles. 18,19, 21, 24, 31, 36, 41, 44, 45, 48, 54, 70, 71, 74, 76, 79, 94, 109, 128, 134, 136, 154, 186, 219, 227…tras 7 meses, sol 461, 494, 517, 538, 560, 561.

El retrato de la vida de Mark en Marte es excepcional, así como la manera en que está narrado. Lo cotidiano está magníficamente integrado con lo funcional y narrativo. Así le veremos tomar café, comer, hacerse curas cuando sus grapas salten de su herida… cagar… Todo esto llevará a algo, a contabilizar y administrar la comida, a que surja la idea del abono para cultivar alimentos (los excrementos acumulados de todos sus compañeros, idea que surge tras verle a él en el baño)…




Planificará y preparará todo para crear un lugar adecuado para sembrar, y eso hará… y logrará. Unas patatas que disfrutará con kétchup o con vicodina, cuando este se acabe, y calentadas al microondas.








4 comentarios:

  1. Si se me ocurre alguna descripción para esta película, es PALOMITERA. Y no es coña: cada vez que voy al cine, refrescos y palomitas a tutiplén, con la ventaja de que esta vez fui sólo a verla (sin la parienta ni la niña): devoré el cubo gigante de palomitas y me lo pasé en grande. La película es un puro espectáculo tanto visual como propagandístico del buen hacer de la NASA en la investigación aeroespacial. Sin embargo, creo que falla en lo más importante: en describir la sensación de desamparo, angustia y soledad del astronauta, cosa que sin embargo consigue Alfonso Cuarón en Gravity: la sensación opresiva y la tensión que sufre Sandra Bullock (incrementado porque la acción se desarrolla en un espacio extremadamente reducido como es la cabina de una nave) es mayor que la que se percibe en Matt Damon. Quizá el paralelismo de la travesía de Damon en Marte para alcanzar el Pod de rescate sea muy parecido, asi como el viaje espacial en solitario para alcanzar la nave que le sirve de rescate, pero las sensaciones son muy diferentes entre ambas películas: más denso y angustioso en Gravity, más espectacular -y menos creíble- en Marte.

    Pero en cine lo que importa es pasárselo bien, y que al salir del cine, recuerdes la película. Y ambas cosas se encuentran en Marte. Muy recomendada para pasárselo bien.


    salu2

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    1. No te falta razón, Antonio. La abstracción y la amalgama de sensaciones que logra Gravity, esa soledad desde la inmensidad, apela mucho más a lo emocional y entronca con lo comentado de la fe y la intelectualidad que diferencia las dos películas. Ese afán científico quizá le resta esa sensación claustrofóbica que, paradójicamente, tenía Gravity. En cualquier caso, como dices, es una gran película.

      Muchas gracias por tu comentario.

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  2. Gran intro. Me encantan esos textos filosóficos tuyos!
    Tiene buena pinta, por lo q explicas y por las fotos q has puesto parece muy bien fotografiada.
    Este tipo de pelis en las q se plantea un desafío extremo en el q solo la fortaleza mental es la única forma de sobrevivir me hace pensar en q yo palmaría en cero coma!!!
    Esperando las siguientes!
    Gracias por tu trabajo y bss!!

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    1. Bueno, nos presentan a seres excepcionales... o nos dicen que seres normales, como nosotros, podemos llegar a serlo, esa emoción es muy efectiva.

      A ver si la de mañana te gusta también!

      Gracias a ti, Reina.

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