¿Qué nos impulsa a seguir cuando todo está perdido? ¿Qué nos
impulsa a sobrevivir cuando todo está en contra? Es de suponer que aquellos que
nos esperan, la esperanza y las ganas de volver a verlos, de reencontrarse y
estar con ellos, los hilos invisibles, el amor, que nos llevan a focalizar y canalizar nuestra energía en ese pensamiento contra nuestra agonía y nuestras
zozobras… Pero, ¿y si no hay nadie? ¿Qué podría impulsarnos si no hay nadie?
¿El puro ego?
La fuerza mental necesaria se multiplicaría porque la
focalización sería mucho más difusa, más difícil… Esto sí se planteaba en
“Gravity” (Alfonso Cuarón, 2013), pero no así en “Marte”, una de las claves por
las que la cinta del mexicano supera a la de Scott, ya que acababa definiendo un
subtexto alegórico de gran calado, con una reflexión sobre la gestación de la
fe y su esencia última. En caso de no tener a nadie el foco debe encontrarse en
la fe, en algo que nos trascienda y se salga de uno mismo, una maravillosa
creación, una obra de arte que nos haga replantearnos toda nuestra existencia,
sustituyendo esos hilos invisibles hacia otras personas por los de la esperanza
de cambiarlo todo, de cambiarnos a nosotros mismos, de saborear lo bueno que la
vida ofrece aunque no lo hayamos valorado hasta ese momento (música, cine,
arte, sexo…) y la posibilidad verdadera de crear esos hilos invisibles
que nos unan a otros, de dejar un legado.
No se renuncia al aspecto espiritual, ni mucho menos, pero
“Marte” es, sobre todo, una oda a la ciencia y la inteligencia. Un
camino complementario al de “Gravity”, que no renunciaba, en su apología a la fe, a la inteligencia, siendo una cinta eminentemente espiritual. Una concepción
lógica en un director tan cerebral como Ridley Scott. La ciencia y la
inteligencia como imprescindibles vehículos del progreso y la superación
humanos. Todos los personajes de la película son realmente inteligentes y listos,
lo que redunda en la propia película, evidentemente.
Esto queda magistralmente escenificado en la última escena. Ya en la Tierra, Mark Watney (Matt Damon) saludará a un pequeño brote recién nacido que se identifica con él mismo, una especie de deidad que ha logrado crear vida de la nada. Allí recibirá el respetuoso saludo de unos alumnos que lo ven como una leyenda mientras disfruta de su serena soledad antes de dar una clase. Allí, ese hombre único, que sobrevivió y creó vida en un planeta donde no crecía nada, hará una apología de la inteligencia y la ciencia a sus alumnos, sobre cómo resolver los problemas calculando todo exhaustivamente, detalle y dedicación, con espíritu positivo y carácter cerebral. Aceptar la fatalidad o trabajar contra ella. Mark incide en la idea de lucha, sacrifico, trabajo, ciencia, estudio y espíritu de supervivencia, uniendo en su filosofía lo espiritual y lo tangible, apelando a lo que ha hecho grande a la humanidad.
Esta escena concluye con todos sus alumnos levantando la
mano para hacerle preguntas: El primer paso para el desarrollo y el
descubrimiento, para la superación.
“Es el espacio. No es un entorno amigo”. “Pueden aceptarlo o
ponerse a trabajar. No hay nada más. Hay que empezar, hacer cálculos, resolver
un problema y luego el siguiente y el siguiente… y los van resolviendo hasta
poder volver”.
Scott relata una auténtica epopeya que de nuevo tiene en “La
Odisea” homérica a su principal referente estructural, donde Mark Watney (Matt
Damon) sufre un accidente en la expedición que compone junto a su grupo en
Marte, quedando atrapado y solo en el planeta rojo sin muchas esperanzas de
supervivencia. Tendrá que ingeniárselas para vivir en un planeta donde la vida
es casi imposible.
Una película muy Ridley Scott.
“Marte” está francamente bien narrada, una cinta de
aventuras en un estilo muy clásico y con todo el poderío visual de Ridley Scott, que ofrece, sin sorpresas, exactamente lo que promete y lo que esperas. Aunque
haya aspectos que suenen a “ya visto” todo está facturado con una calidad y
talento indiscutibles.
-Hay mucho del cine de Scott en “Marte”, donde podemos
reconocer otros títulos del director en determinados puntos de la trama,
estructurales o meramente visuales. La estructura de viaje ha vertebrado el
cine de Ridley Scott, una estructura que aparece en buena parte de su
filmografía. Así mismo, el duelo de contrarios aquí es más difuso, pero sí está
presente: el duelo del hombre contra un planeta inhóspito y amenazante. Un
duelo también entre el intelecto y la naturaleza.
-Varios elementos nos llevan a “Prometheus” (2012). Desde
los trajes de los astronautas en la escena inicial a la “autointervención” que
se realiza el protagonista con un espejo, una poderosa escena con Damon
sacándose un hierro de su vientre y cosiéndose, que recuerda a la secuencia más
impactante de la cinta de 2012. La secuencia de la operación concluye con un
oxigenado plano general, que transmite el descanso tras el dolor y la tensión.
Un potente inicio, solo, sin apenas oxígeno, herido…
Del mismo modo, la estructura de rescate nos remite a “Black
Hawk derribado” (2001), sin escatimar en medios para salvar a un hombre, así
como la idea de “exploración” y el entorno hostil nos lleva a “Alien, el octavo pasajero” (1979). También se juega con las texturas visuales, algo que Scott
hace muchas veces, por ejemplo con el vídeo, en esas cámaras a las que Damon
habla constantemente.
“Haremos lo imposible”. “Porque si no Mark morirá”.
-La acumulación de elementos, circunstancias o peripecias es
un clásico de todo gran cineasta, especialmente en cintas de este tipo, y
Ridley Scott ha dado sobradas muestras de talento en este sentido, siendo uno
de sus pilares como vimos, por ejemplo, en “Alien, el octavo pasajero” (1979).
Aquí funcionan a la perfección como suspense y no sólo desde la puesta en
escena, sino también desde el guión, con complicaciones de todo tipo,
logísticas, de infraestructura, aventureras… que el héroe deberá superar una a
una… Pero no sólo él, los científicos de la NASA deberán solucionar todo tipo de
problemas y retos intelectuales y científicos que se van sumando para intentar
el rescate del astronauta.
Así lo veremos en la soberbia secuencia inicial, cómo todo
se va complicando paulatinamente con el indudable virtuosismo visual de
Scott. Una tormenta que se acerca, un recinto y unos experimentos que no se
pueden salvar, la expedición andando casi a oscuras camino de la nave
recibiendo el impacto del viento y las piedras, la nave que comienza a zozobrar
a causa de la fuerza de la tormenta, un miembro que es alcanzado por un objeto
que se desprende y al que el resto pierde de vista, la imposibilidad de
encontrarle, la necesidad de irse de allí si no quieren morir todos al ser
derribada la nave por completo…
Un deleite donde los naranjas iniciales, que aparecerán
oportunamente durante toda la cinta, son una auténtica delicia.
No todo irá como Watney planea, cometerá errores y surgirán
problemas imprevistos, por ejemplo cuando revienta el hábitat, lo que destruirá
toda su cosecha sin posibilidad de volver a crearla -quedando con lo
recolectado y sin margen-, y casi acabará con él… Como siempre se repondrá
pronto de toda contrariedad. Enseguida sellará el hábitat.
“…suponiendo que no falla nada”. Claro, fallará.
Esto obligará a la NASA a variar y acelerar sus planes con
la sonda de rescate y el reaprovisionamiento…
La NASA tendrá infinidad de complicaciones para crear un
proyecto que permita el rescate, con lo que Scott recurre a la misma idea de
acumulación de complicaciones, pero de otra forma. Una vez descubran las fotos
que demostrarían que Watney sigue vivo se pondrán manos a la obra. Chiwetel
Ejiofor interpreta al director de misiones a Marte de la NASA. También en la
NASA veremos a Sean Bean, que no morirá, al menos físicamente, pero sí
profesionalmente, al verse obligado a presentar su dimisión por desobedecer una
orden. Watney, por su parte, siempre irá varios pasos por delante.
Mitch Henderson (Sean Bean) informará a la tripulación de
que Watney sigue con vida, en contra de las órdenes de Teddy Sanders (Jeff
Daniels), lo que aumentará la tensión dramática y abrirá un nuevo abanico de
posibilidades.
Los científicos de la NASA juegan contrarreloj intentando un
plan para llegar a tiempo, repentinas inspiraciones, trabajo a destajo, riesgos
necesarios… Cuatro semanas después del accidente con el hábitat estarán
preparados para el lanzamiento de una sonda, que fracasará. Hay que
decir que sentimos la desolación de ese fracaso no sólo por el drama que supone
para Watney, sino por la pérdida de dinero y trabajo que supone todo ello.
Será un científico experto en astrodinámica, Rich Purnell (Donald Glover, nada que ver con el actor Danny Glover), el que dará con un plan alternativo que será la opción más viable y la que tomarán finalmente. Un proyecto llamado “El Concilio de Elrond” de “El señor de los anillos”, y Rich hará didácticas explicaciones. La cosa consistiría en enviar de nuevo la nave de la tripulación reabasteciéndola a su paso por la Tierra sin parar, para ahorrar tiempo. Al llegar a Marte, Watney debería salir del planeta para interceptar la nave a su paso y ser rescatado. El jefe de la NASA no aceptará de entrada esa opción, decidiendo mejor mandar comida hasta que llegue la siguiente misión para no arriesgar la vida de los 5 astronautas de la Hermes (la misión en la que iba Watney). Un mensaje encriptado, enviado por Mitch Henderson (Sean Bean), informará a la tripulación en contra de la decisión de la NASA. La cuestión estribaría en si dicha tripulación aceptaría la misión, ya que supondría arriesgar sus vidas y alargar 533 días su viaje… Ellos aceptarán el riesgo y se pondrán manos a la obra, en un motín espacial…
Los americanos recibirán la indispensable ayuda de chinos y
alemanes para conseguir el éxito. La tripulación dará explicaciones a sus
familias en bonitas estampas… Todo en un montaje paralelo que también muestra
los preparativos de Watney y la NASA con el vehículo de desplazamiento y las
provisiones para el viaje y el acoplamiento, al ritmo de un buen tema Pop, "Starman" de David Bowie, tristemente fallecido el 10 de enero de 2016.
Watney nos explicará su parte del plan: usar el vehículo de
ascensión de la Ares 4 (futura misión), ya que la NASA envía con antelación material de
abastecimiento, que ya está allí, para entrar en órbita con él y que la Hermes
lo atrape justo al pasar en el espacio… 200 soles para pensar cómo llevarse
todo lo que le mantiene allí con vida (oxigenador, purificador de agua,
regulador atmosférico)… ¡Nada puede fallar!
Watney se verá obligado casi a destrozar la nave para
aligerarla de peso y que consiga la velocidad necesaria para evitar la fuerza
de la gravedad y alcanzar la Hermes. Debe quitar 5000 kilos. Una nave que
quedará hecha una piltrafa, pero servirá. Un destrozo de nave al ritmo de ABBA
y su “Waterloo”.
“¡Quieres enviarle al espacio bajo una carpa!”
Mientras Watney se ocupa de su parte, la tripulación de la
Hermes tendrá sus propios problemas para lograr ejecutar su misión.
-Scott es puro talento visual, uno de los cineastas más
influyentes del cine moderno, estéticamente hablando. Su depurado estilo clásico
y precisión narrativa, vuelven a sobresalir aquí, una película que recupera el
mejor pulso del director. Hay varios rasgos de estilo que podemos destacar:
Travellings de alejamiento y su contrario, de acercamiento,
como si fuera una rima y un juego de espejos. El primero lo veremos ante Jeff
Daniels, director de la NASA, anunciando el fallecimiento de Watney. El de
acercamiento, contrario a ese ante Daniels, será ante Damon cuando nos relate
su pesimista y realista diagnóstico de la situación. No faltarán los planos
subjetivos, especialmente en las escenas más trepidantes.
El plano general está muy bien usado por Scott y logra hacer
de “Marte” una película grande gracias a ellos. Grande en el sentido de
dimensión espacial a través de lo visual, como las de antaño con el Cinemascope
y demás… Esos planos de situación que van salpicando y puntuando toda la
narración en Marte, que aparece gigantesco, planos muy oxigenados, son una
maravilla. Se intuye en estos numerosos y variados planos, sobre todo en la
parte final de la película, que es donde más tiempo pasamos fuera del hábitat
en Marte, ciertos tonos verdes camuflados con filtros naranjas. Con todo, los
decorados son abundantes.
-Se resuelve bien el tema de los monólogos en soledad de Watney,
el recurso narrativo de la voz over, que lejos de ser un artificio se justifica
con las comunicaciones a cámara y grabaciones. Con todo, hubiera preferido un
mayor riesgo narrativo y haberlo hecho todo más visual, pero esa continua verborrea
en el personaje de Damon es plenamente coherente con el carácter positivo de
éste, como desarrollaré posteriormente.
-Las rupturas en la linealidad dan dinamismo a la narración
y crean suspense, un elemento de imprevisibilidad. Es decir, personajes que deducen
o descubren algo pero no se nos muestra qué, logrando un suspense que se irá
explicando o resolviendo con el paso de los minutos, por ejemplo la parte de la
Pathfinder.
Esos planos desde la NASA, velando el sueño de Mark Watney,
tienen algo de ecografía. También recuerdan un poco a “El show de Truman”
(Peter Weir, 1998).
El paso del tiempo se contará en soles. 18,19, 21, 24, 31,
36, 41, 44, 45, 48, 54, 70, 71, 74, 76, 79, 94, 109, 128, 134, 136, 154, 186,
219, 227…tras 7 meses, sol 461, 494, 517, 538, 560, 561.
El retrato de la vida de Mark en Marte es excepcional, así
como la manera en que está narrado. Lo cotidiano está magníficamente integrado
con lo funcional y narrativo. Así le veremos tomar café, comer, hacerse curas
cuando sus grapas salten de su herida… cagar… Todo esto llevará a algo, a
contabilizar y administrar la comida, a que surja la idea del abono para cultivar alimentos (los excrementos acumulados de todos sus compañeros, idea que surge
tras verle a él en el baño)…
Planificará y preparará todo para crear un lugar adecuado
para sembrar, y eso hará… y logrará. Unas patatas que disfrutará con kétchup o
con vicodina, cuando este se acabe, y calentadas al microondas.
Si se me ocurre alguna descripción para esta película, es PALOMITERA. Y no es coña: cada vez que voy al cine, refrescos y palomitas a tutiplén, con la ventaja de que esta vez fui sólo a verla (sin la parienta ni la niña): devoré el cubo gigante de palomitas y me lo pasé en grande. La película es un puro espectáculo tanto visual como propagandístico del buen hacer de la NASA en la investigación aeroespacial. Sin embargo, creo que falla en lo más importante: en describir la sensación de desamparo, angustia y soledad del astronauta, cosa que sin embargo consigue Alfonso Cuarón en Gravity: la sensación opresiva y la tensión que sufre Sandra Bullock (incrementado porque la acción se desarrolla en un espacio extremadamente reducido como es la cabina de una nave) es mayor que la que se percibe en Matt Damon. Quizá el paralelismo de la travesía de Damon en Marte para alcanzar el Pod de rescate sea muy parecido, asi como el viaje espacial en solitario para alcanzar la nave que le sirve de rescate, pero las sensaciones son muy diferentes entre ambas películas: más denso y angustioso en Gravity, más espectacular -y menos creíble- en Marte.
ResponderEliminarPero en cine lo que importa es pasárselo bien, y que al salir del cine, recuerdes la película. Y ambas cosas se encuentran en Marte. Muy recomendada para pasárselo bien.
salu2
No te falta razón, Antonio. La abstracción y la amalgama de sensaciones que logra Gravity, esa soledad desde la inmensidad, apela mucho más a lo emocional y entronca con lo comentado de la fe y la intelectualidad que diferencia las dos películas. Ese afán científico quizá le resta esa sensación claustrofóbica que, paradójicamente, tenía Gravity. En cualquier caso, como dices, es una gran película.
EliminarMuchas gracias por tu comentario.
Gran intro. Me encantan esos textos filosóficos tuyos!
ResponderEliminarTiene buena pinta, por lo q explicas y por las fotos q has puesto parece muy bien fotografiada.
Este tipo de pelis en las q se plantea un desafío extremo en el q solo la fortaleza mental es la única forma de sobrevivir me hace pensar en q yo palmaría en cero coma!!!
Esperando las siguientes!
Gracias por tu trabajo y bss!!
Bueno, nos presentan a seres excepcionales... o nos dicen que seres normales, como nosotros, podemos llegar a serlo, esa emoción es muy efectiva.
EliminarA ver si la de mañana te gusta también!
Gracias a ti, Reina.