El carácter de los personajes y sus relaciones apenas está
esbozado, lo justo para distinguirlos, aunque es mejor guiarse por los
vestuarios para no confundirse. Entre Quatermain y Mina habrá unas pequeñas
pullitas verbales al inicio que no irán a más… todo muy atractivo. También hay
un rollo paterno-filial entre Sawyer y Quartermine, poco desarrollado.
Quartermain tendrá complicidad con Nemo.
A estos personajes se les adjudican virtudes y habilidades
que no tienen. La película deja
algún momento violento pero asumible para el gran público y poca sangre.
Hay algunas referencias culturales o literarias, aunque poca
cosa. Phileas Fogg y “La vuelta al mundo en 80 días” de Julio Verne; Quatermain
calificará de “operístico” el look y el apodo del villano conocido como “El
fantasma”, refiriéndose a “El fantasma de la ópera” de Gastón Leroux; la calle
Morgue, testigo del relato de Poe “Los crímenes de la calle Morgue”, obra que
dio inicio al relato detectivesco y germen de la novela negra; a Sherlock
Holmes con el personaje del villano y su muerte en las cataratas Reichenbach…
Lo más lamentable es que nos cuentan en ocasiones de forma abreviada la
historia literaria que todos conocemos de los personajes, especialmente pesada
resulta la de Gray… No hacía falta, el que no se la sepa que lea un poco más.
Es divertido el guiño a los autores de la novela gráfica que
podemos ver en un cartel pegado en la calle, cerca de la casa de Dorian Gray.
Podemos ver los nombres de Alan Moore y Kevin O’ Neill.
En las escenas de acción, mediocremente rodadas, podemos disfrutar de un montón de chorradas. Uno de los mejores ejemplos lo tenemos con la escena en casa de Dorian Gray, que resulta muy divertida. Un tiroteo donde todos buscan protegerse menos Dorian, que parece decir "tranquilos todos, que tengo una espada”, así que se levanta pesadamente y mata al rato de haber empezado el tiroteo a unos cuentos malos sin que le roce siquiera una de las balas que sobrevuelan su salón… Es evidente que ser inmortal da cierta tranquilidad y seguridad, pero no sabía que te protegía de las balas. Al final uno de los soldados le acribillará a balazos con una metralleta para que descubramos que Dorian Gray es una especie de T-1000, pero con clase y elegancia… Eso sí, Gray es un T-1000 con traje y corbata pero un poco guarrillo, soltará alguna frase a su amada vampira muy verde, muy pervertidilla…
“Esperaba clavártela una vez más, no creí que sería
literalmente”. Ojito ahí.
Con lo que vemos en
esta escena y las revelaciones posteriores no podemos más que quedarnos
flipados, porque si Dorian es un traidor, ¿por qué mata soldaditos? Si es
aliado de los malos y por eso no le disparan, ¿por qué ese soldado acaba
acribillándole? Supongo que estas chorradas de guión se ponen porque en general
confían en que con el transcurrir de los minutos todo esto se haya olvidado y el
espectador se trague cualquier cosa…
Si además todo era una fachada, ¿por qué les disparan a
matar?
Lo más insufrible y tronchante es tener que aguantar al
“Hombre Invisible” peleando. El pobre desperdicia una copa de whisky
lanzándosela a la cara para quitarse el maquillaje (que como he comentado es
una lata, y lo de la copa un desperdicio), y una vez en acción se muestra
incapaz de quedarse callado, por lo que se dedica a soltar chistes estúpidos
cada vez que golpea a alguien o anula a algún malote con la única función de
que sepamos que está ahí… porque claro, no le vemos y eso…
Cuando aparece Tom Sawyer, invención total de la película ya
que no aparece en la novela gráfica, para que el grupo tenga su representante
americano, es el acabose. Otro personaje sin poderes más allá de intentar
imitar a John Wayne o Gary Cooper con sus pistolas… ¡Viva América!
El clímax a esta escena de despropósitos lo tendremos con
Mina. Como la vampira no había hecho nada hasta ese momento al guionista se le ocurrió
una ocurrencia muy ocurrente: dejar un soldado rezagado que con dos “bemoles” se
enfrentará solo a ese grupo de tíos raros con superpoderes y/o inmortales, amenazando
a Mina para que la vampirita pueda enseñarnos sus habilidades deshaciéndose de
tan débil rival…
Como habréis observado la reunión era secretísima, ¡hasta se
planta allí Tom Swayer! ¿Qué probabilidades había de que en una reunión secreta
se presente Tom Swayer? ¿Qué será lo siguiente, que nos sorprenda Huckleberry Finn en la intimidad con nuestras parejas?
Esta fase de exposición, el primer tercio de la película, es
cochambrosa y ridícula tanto desde los diálogos explicativos evidentes
dedicados a los espectadores más atontados, como desde los recursos de puesta en
escena para subrayar detalles que han quedado meridianamente claros o para mostrar
aspectos de los personajes, como algunos de los reseñados en las escenas de
acción.
Nos presentan cosas que para ellos son súper guays, como un
coche o un submarino, aunque sea el Nautilus, pero se quedan tan panchos con
hombres invisibles, vampiros, seres inmortales o que se transforman en bestias…
La vida cotidiana en aquella época debía ser muy atractiva…
Otro momento inolvidable en la presentación de personajes lo
tenemos con Hyde, el reverso tenebroso del doctor Jeckyll. Cuando apresen a Hyde
y lo encadenen en el submarino, varios marineros lo rodearán para que el
monstruo pueda ejercitar los puños y hacerlos volar a manotazos. El monstruo
sólo desagrada físicamente, ya que habla excelentemente bien. Luego veremos
cómo se transforma en su figura auténtica, la del doctor Jeckyll.
La llegada del Nautilus a Venecia es tremendamente sutil y sigilosa, como podréis comprobar, y la escena de acción que acontece a continuación tampoco tiene desperdicio… “Francotiradores” malotes que no dan ni una en el blanco y un coche que parece el Batmovil, irrompible… Bueno ¡qué leches! El Batmovil se rompe cada dos por tres. Que digo yo, que si la mujer vampiro puede hacer esas cosas y terminar ella sola con medio ejército ¿para qué tanto lío y problema? Déjenla trabajar a ella y sus murciélagos… Sawyer tiene más vidas que un gato, aterriza boca abajo en un descapotable, antecedente del Batmovil, y no le pasa nada, así que le lanzan un misil encima a él y al dichoso coche irrompible… y sale tan pancho, eso sí, con algo de polvo por encima, para que no se diga…
El traidor es Gray. Se dedicó a recoger muestras y lo necesario de nuestro grupo especial para dárselos a “M” a cambio de su retrato, con el que le chantajea, pero el “Hombre Invisible” desapareció oportunamente para que todos sospecháramos de él (hay una escena tramposa anterior donde le vemos husmear en la habitación de Quatermain), y maldigamos su nombre porque eso no se hace a unos amigos que acabas de conocer y que son más raros que un quinceañero virgen. Luego los malos graban un disco que se nos enseña en plan videoclip decimonónico en blanco y negro, y nos dicen que lo de las batallitas e intentos de asesinato eran mentirijillas, aunque con balas de verdad, trucos para dar verosimilitud a la cosa… Como lo oís, sin complejos…
Es posible que os preguntéis: ¿Y cómo llegaron las bombas al
Nautilus? Pues fueron solas, porque Gray equipaje llevaba poco… También es
posible que a estas alturas no os preguntéis nada…
Hasta se permiten el lujo de vacilar al personal diciendo
que chivan sus planes porque los buenos están a punto de morir… ¡Pero vamos a
ver! Esa es la excusa que ponen todos los malos para cagarla…
Por si fuera poco hay fallos de dirección, ni siquiera de
raccord, absolutamente lamentables: Antes de que se le reviente a Mina el vaso
que Gray le ofrece en el submarino le vemos el dedo manchado de sangre… Estas
cosas se pueden cuidar, no cuesta tanto… El director usa el montaje hipersincopado
para la acción, pero se deleita con algún plano secuencia con travelling,
corto, vagabundeando por algunos escenarios, eso sí, la impersonalidad del
estilo es patente.
Debo destacar un momento trascendental, una de esas escenas
que pueden cambiar el Séptimo Arte, y lo hago en honor de su director, Stephen
Norrington (director de “Blade”, ojito, y del que nunca más se supo tras este
film). Una escena repleta de simbolismo, en la que subyace filosofía de calado.
Un tigre aparece para que le eche unas miraditas el bueno de Connery en la nieve, y de paso comentarle que viene del
futuro, de “La vida de Pi” (Ang Lee,
2012), y así evitar que nuestro protagonista le mate. Por si alguno no pilla
tan esencial momento, no os preocupéis, acto seguido os explicarán su
significado. Imagino al bueno de Norrington con cara de orgullo, ante semejante
genialidad, llegando a su casa y explicando a su familia que estaba haciendo una
cinta de superhéroes pero con profundidad… Que iba a dar la vuelta al cine mainstream hasta ahora conocido. ¡No es para menos!
El clímax será de aquella
manera: mucha pirotecnia, mucha peleíta, un monstruo más grande aún que Hyde,
un Robocop un tanto rudimentario con lanzallamas, mucha explosión y poca miga…
Al menos sabremos que el “Hombre Invisible” sobrevivirá a su "chamuscamiento".
¿Qué hacemos con esta “Liga
de los hombres extraordinarios”? Fuera de su rigor y fidelidad al cómic, como película es una auténtica calamidad. No merece la pena perder mucho el
tiempo con ella, pero sí da para un análisis divertido.
Pues si serán malas las peores cintas que criticas, que a esto le tienes que poner un 2...
ResponderEliminarMe lo pensé mucho, tenía claro el suspenso, pero me debió pillar generoso, porque podría ser un 1 también perfectamente. Tanto como un 0 creo que no jajaja
EliminarMrSambo, una pequeña corrección: En la película no dicen que Skinner (el hombre invisible) sea químico. Eso lo dicen de Harker (es decir, Mina)
ResponderEliminarLo acabo de comprobar y tiene usted toda la razón. Muchísimas gracias por la corrección, corro a ponerlo bien :)
Eliminar