Son muchas las formas que tiene Hawks de ir mostrando la
evolución de los personajes y sus relaciones, con respecto a la amistad
encontrará siempre brillantísimas soluciones para lograrlo.
-Tras el acto heroico en el que Dude resolvió el problema
con el asesino de Pat Wheeler lo veremos intentar liar un cigarro por primera
vez, cosa que no podrá, un objeto que irá marcando su evolución de forma
significativa.
-La segunda llega en la escena de la tensa espera con el
“toque a degüello” sonando, mientras hablan de chicas, donde tampoco podrá
liarlo. En esta segunda escena el propio Dude reconocerá que es la primera vez
que se ríe recordando su caso, la evolución siguiendo paso firme. El hecho de
que buena parte de los cigarros se los tenga que liar Chance muestra su
dependencia. Esos detalles de los verdaderamente grandes del cine.
-En la tensa espera asistiremos a uno de los grandes
momentos de demostración de amistad, siempre presente y siempre permanente,
entre Wayne y Martin, Chance y Dude. Gestos, gestos y más gestos para
definirla. Es cuando el sheriff devuelve los revólveres que Dude vendió para
poder seguir bebiendo, revólveres que compró a la misma persona a la que su
amigo se los vendió. Un gesto enorme que no necesita más explicación. Una
demostración de confianza realmente emotiva, tratada con la habitual sobriedad
por el director. Es otro ejemplo de la sobriedad hawksiana, no habrá énfasis en
ningún momento, la emotiva escena no está remarcada por música, primeros planos
ni artificios de ningún tipo.
-La tercera ocasión en la que Dude intentar liarse un cigarro es poco antes de la emboscada que le tienden los hombres de Burdette. Es su tercer día sin beber, el tercero desde que empezó la aventura que nos cuenta Hawks, los temblores son grandes y la necesidad acuciante. Esta emboscada supondrá el último paso en su recuperación. Se sentirá humillado, una humillación que le impulsa a beber, no es la necesidad, es su frustración por no ser útil ni poder demostrar su valía, la tentación de la rendición, de no estar a la altura de los valores del grupo… Compadeciéndose de sí mismo toca fondo psicológico, no se valora. Cuando supere esta prueba no volverá a beber jamás. Justo antes de que los villanos lo sorprendan veremos el reflejo de Dude en el agua, anuncio de la trampa y de la personalidad perturbada y distorsionada de nuestro protagonista debido a su sufrimiento por su síndrome de abstinencia. Chance no le tratará con condescendencias ni sensiblerías, sabe que es la forma de mantenerle tenso, de provocarle, de intentar que se rebele contra su mal. Sin paternalismos, duro y contundente. Chance es un motivador mourinhista.
“Está bien, seré blando con él y se nos caerá hecho
pedazos”.
-La última vez que veamos algo relacionado con liar cigarros
será tras el clímax, una vez los Burdette han sido arrestados. Allí será Chance
el que esté intentando liarse un cigarrillo, pero será Dude el que se lo quite
para liarlo él mismo con plena eficacia, demostrando y demostrándose que puede
hacerlo en un pequeño gesto simbólico que lo engloba todo. Sin subrayados ni
verbalizaciones, mostrado como si no pasara nada, con total naturalidad,
fumándoselo a continuación con total tranquilidad. Maestría suprema. Así se
cierra el círculo de su evolución, Dude se ha rehabilitado y redimido, se ha
recobrado y lo demuestra siendo eficaz en su profesión y liando un cigarrillo,
un pequeño gesto que era incapaz de hacer. Un precioso detalle, más matices que
sumar. Una perfecta progresión con el uso de un simple objeto.
Stumpy seguirá dejando una retahíla de falsas quejas que en
realidad son una forma de enmascarar su satisfacción por sentirse útil para
Chance. Le gusta sentir que ayuda, que es su subordinado, necesidad extensible
a Dude y el propio Chance.
El proceso de depuración de Dude sigue su curso, el
acicalamiento y su afeitado son otro pequeño detalle más.
“Yo me afeito solo”.
-Tras dejar aseado a Dude tendremos una gran muestra de la
enorme comprensión, silenciosa la mayor parte del tiempo, que Chance (John
Wayne) tiene de sus amigos y sus formas de proceder. Así, anécdotas sin
aparente trascendencia se convierten en vehículos que definen y explican a los
personajes y sus relaciones, como cuando Stumpy dispara por error a Dude. La
reacción el viejo cascarrabias, culpando al acicalado ayudante, no esconde más
que el miedo por las consecuencias que podía haber tenido, como así lo
verbalizará Chance. Formas y comportamientos absolutamente entrañables que
refuerzan los vínculos. Las broncas, los enfados, las aventuras… todo refuerza
los vínculos de esas amistades varoniles irrompibles.
-Del mismo modo Stumpy comprenderá los gestos y el silencio
de Chance, asumirá su error y reparará la puerta. La sonrisa de Chance da por
cerrado el conflicto. En esta escena se aprecia perfectamente la labor del
héroe, vertebrador, pacificador, apaciguador… condensador del grupo, el nexo
que los mantiene unidos y guía. Los aglutina entorno a él.
“Arreglaré esa puerta”.
-La última conversación entre Dude y Chance que vemos en la
película, tras arrestar a los hombres de Burdette y donde el ayudante impulsa
al sheriff a ir a por la chica, cierra otro círculo, el de la lealtad de esa
amistad, sellada para siempre, irrompible. Dude sabe lo que siente su amigo
porque lo vivió en sus carnes, de igual forma que Chance comprende la debilidad
que tuvo su amigo. Una mutua comprensión. Dude anima a su amigo a que cumpla su
deseo porque respeta y acepta que se pueda equivocar, un derecho que él mismo
se aplicó, el derecho a equivocarse. Tras esto Chance no dudará más e irá a ver
a Feathers.
La rutina del pueblo es mostrada por Hawks de forma muy
tangencial, la de nuestro protagonista se basa en paseos de la comisaría al
hotel y viceversa… Ahora tiene grandes razones, un asunto complicado con
Burdette y la tentación continua que supone Feathers. Con todo no falta
detalle, por ejemplo veremos enterradores chinos, algo nada raro en el oeste.
La lavandería también era una dedicación habitual para los habitantes chinos
del oeste.
El perfecto equilibrio entre western y comedia no se deshace
en ningún momento. Así mismo podemos decir que la trama es vaga, casi una
anécdota, apenas pasa nada, especialmente en lo concerniente a la trama de los
Burdette. Una vez planteada la situación en la primera secuencia solamente
tenemos alguna confrontación esporádica. Lo que si evoluciona son los
personajes y sus relaciones, repletas de matices, riqueza y encanto. Una
narración asombrosa y llena de magia, la magia de uno de los más grandes. Es un
puro regocijo como se consigue atrapar y entusiasmar de esta forma con tan
poco, cómo se es capaz de tocar tantos aspectos y contar tantas cosas en una
trama tan liviana. Una magnífica historia que te mantiene tan entretenido que
no deseas que se acabe nunca.
Nos acercamos a otra brillante escena de acción donde Hawks juega magistralmente con los elementos, situándolo todo a la perfección, aumentando las complicaciones para el héroe, manejando y regulando la tensión y el suspense con maestría y resolviéndolo todo con contundencia y seguridad. Es la escena donde los villanos hacen una emboscada a Dude y sorprenden a Chance. Un villano imitando los gestos de Dude, haciéndose pasar por él, Chance desprotegido y sorprendido mientras los villanos se acercan, la táctica de Colorado, la ayuda de Feathers y la rápida resolución. Howard Hawks siempre mantuvo que la violencia había que mostrarla rápidamente, no recrearse en ella, que casi no se sepa qué ha pasado, esta era una de las causas por las que no le gustaba “Grupo Salvaje” (Sam Peckinpah, 1969), por ejemplo.
He comentado la naturalidad que rezuma todo el metraje de “Río Bravo”, aquí tenemos una buena muestra en los diálogos entre Colorado y Chance, la conversación sobre el rifle cuando el sheriff lo apoya en el porche, la forma de encarar los diálogos, ejecutarlos. Con todo no se puede disimular el pequeño truco de guión, de los pocos apreciables, con las cerillas, una casualidad muy afortunada que permite a Colorado quitarse de en medio justo cuando los villanos amenazan a Chance, lo que le posibilitará sorprenderlos posteriormente. También resulta ligeramente forzado el exceso de información que dan los villanos, pero incluso esto está hecho con una naturalidad pasmosa.
Otro objeto define a los villanos, hablé de los objetos
vinculadores en el grupo de amigos, los cigarros, las copas… en los villanos
tendremos las monedas de oro con las que Burdette soborna a los asesinos a sueldo,
monedas que van subiendo de valor.
Feathers volverá a sacar el tema de las ayudas al héroe, uno
de los temas que se repiten varias veces durante la narración, una obsesión que
pretende ajustar cuentas con “Solo ante el peligro” (Fred Zinneman, 1952). Ella
reprochará a Chance su cabezonería por no querer recibir ayuda. Este arrebato
de la sensual mujer pone en liza el tema de la unidad del grupo, saca por fin
un cumplido de Chance hacia ella, transformado desde su noche de pasión, e
impulsa a Colorado y al sheriff a unirse finalmente. Todo esto supone una
evolución en las relaciones y los personajes, progresión, que acaba retratado
con una nueva escalera, la que sube la borracha Dickinson tras despedirse.
“Tienes un modo muy especial de decidir cuáles son tus
asuntos”.
La escena de la redención total de Dude es una obra maestra
en sí misma. Hawks balancea su cámara siguiendo a los personajes, a Chance
especialmente, en plano general, pero concretando cuando es menester. Usa los
picados para Dude en su debilidad pero bajará la cámara solidariamente cuando
el personaje reaccione y decida no beber. Una escena repleta de sutilezas, como
el gesto de pudor de Chance cuando parece que Dude va a ceder, a sucumbir ante
la botella. Todo ello con una nueva muestra de perfecto manejo de objetos, ya
vimos el tabaco, las monedas, ahora el vaso, las pistolas de Dude, la botella…
la estrella de sheriff. Una escena intensísima que para aliviarla necesitará de
dosis de humor, algo habitual en Hawks, y que llegará de la mano de Walter
Brennan. Stumpy se hace con la escena y lo eclipsa todo con unos diálogos,
frases e interpretación memorables.
“Tráela, llévatela… Nadie pregunta si yo necesito un trago.
No esperaré a que lo pregunten, lo necesito. Me obligan a darme a la bebida”.
“Es un ayudante de muy mal aspecto”.
“Deje de preocuparse por él y piense un poco en mí. Ya
sabemos que se pondrá bien, pero yo no. Me afecta mucho presenciar la caída de
un hombre.”
Es habitual que tras un momento de gran tensión Hawks
plantee una secuencia para aliviarla. Tras una desunión en el grupo celebrarán
su reconciliación y reunión. En este caso se tensaron las relaciones de
amistad, por lo que la secuencia será una reivindicación de la camaradería, de
unos lazos que tras los problemas y conflictos se afianzan y se hacen más
fuertes que nunca. Me refiero a la magistral escena donde el grupo disfruta
cantando antes del clímax final. Un memorable momento que celebra la amistad y
la camaradería. Primero un temazo cantado con suficiencia y tranquilidad por un
tumbado Dean Martin con su cigarro y su sombrero, con Ricky Nelson haciéndole
coros, “My Rifle, My Pony, and Me”, y un segundo tema, más movido, cantado por
el propio Nelson con coros de Martin y Brennan, “Cindy”. Wayne los mirará con
orgullo y satisfacción. El círculo completamente fortalecido y dispuesto para
la pelea final. Hay que destacar la sensacional y melódica voz de Martin, ¡qué
forma de modular! Más cantante que Nelson. Es francamente increíble el placer y
el acogimiento que produce la escena, las ganas que dan de pertenecer a ese
grupo y compartir momentos así.
Como es menester, tras la recaída de Dude deberá depurarse,
y nada como un nuevo baño para ello. Bromas y digresiones en referencia a la
higiene del rehabilitado ayudante darán el impulso para ello. Esta depuración y
momento de relax nos llevará a un nuevo giro, un nuevo golpe de efecto donde
los hombres de Burnette tienen otra sorpresa preparada. El secuestro al
matrimonio mejicano y el posterior del propio Dude.
“Pero Dude, nunca he pensado que no lo hiciera, sólo me
preguntaba cuándo”. “Y dé voces cuando vuelva, porque limpio parecerá otro”.
Esta escena de suspense y gran elaboración vuelve a destacar
la inteligencia e ingenio de los villanos, que planifican con talento sus
ideas. Un nuevo elemento que enriquece la trama, nuevas situaciones para
nuestro goce, disfrute y entretenimiento. Aquí Dickinson, Feathers, vuelve a
subir una escalera, tras lo que veremos a Chance mucho más receptivo, la
evolución de su relación progresando adecuadamente. Dude volverá a ser
secuestrado, pero esta vez le pilla depurado por completo, por ello ya no
dudará de sí mismo. De igual forma Chance vuelve a resultar sorprendido.
El travelling que sigue a Chance encañonado por los villanos
hacia la comisaría recorriendo todo el pueblo es excepcional.
Los ingredientes se repiten, suspense, tensión creciente y
bien modulada con nuestros protagonistas en apuros y resolución brillante,
rápida y violenta. Esta nueva estratagema deja la cosa en tablas, con Dude en
poder de los villanos mientras Burdette sigue encarcelado.
Una de las cosas, del sinfín que he mencionado y podría
mencionar, que me fascinan de la película y de las escenas nocturnas en
concreto, son los insectos que se ven volando alrededor de nuestros
protagonistas, le da a las escenas y a la atmósfera un aire tan auténtico como
mágico, una paradoja que es puro deleite cinéfilo. Matices sin fin.
Es importante darse cuenta de cómo procede el grupo en las
situaciones de tensión, el eje central es Chance, pero solo no podría haber
salido de ninguno de los apuros planteados, aunque su aportación sea también
indispensable. Así vimos como Feathers y Colorado lo ayudan y salvan en una
primera ocasión, y como el ingenio de Dude y la eficacia de Colorado y sobre
todo Stumpy lo hacen en esta segunda. En el clímax llegaremos a una orgía de
camaradería y colaboración de todo el grupo, sublimando esta idea. Chance
necesitará la ayuda de todo su grupo, Dude, Colorado y Stumpy, para alcanzar el
éxito, aspecto clave, ya comentado, en el universo hawksiano.
Dedicada a Chu4che, que espero disfrute del momento de las dos canciones, una de sus escenas favoritas.
Gracias Sambo
ResponderEliminarsi,es mi escena favorita, My rifle My pony and me es mítica,me emociono cada vez que la escucho.
Como canta Dean Martin es espectacular y Ricky no se le queda atrás. Esta escena también son de las que aumentan mucho la calidad de la película.
Cuando en una película ves que meten una canción sueles preguntarte ¿y esto a qué viene? La magia en ésta es que encaja, la entiendes y te dan ganas de participar en ella. Hawks estaba a otro nivel.
ResponderEliminarAy q chulérrimo!!!
ResponderEliminar:-)))
Penita q solo queda una!!
Gracias sensei!!
Besines!!
Ya sólo una, a ver qué tal!!! Besos.
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