Con spoilers. Siempre hay spoilers en Cinemelodic, pero en este caso es mejor avisar.
Uno de los éxitos del verano, un thriller lujoso, vacuo,
pretencioso y prepotente, que se cree más inteligente y brillante de lo que es
con varios miles de millas de distancia, pero que ha sido acogido con grandes
números en las taquillas veraniegas. Tramposa y trepidante, es un entretenido
fuego de artificio sin nada debajo de su aparente parafernalia.
Un juego de espejos, un engaño lujoso, una trampa vacua, un
truco pretencioso, que se inicia, como no podía ser de otra forma, con un espejo
que le devuelve la imagen a Jesse Eisenberg, que interpreta a J. Daniel Atlas,
que nos cuenta algunas de las reglas de los trucos de magia y que pretenden ser
pistas para la propia película, como las frases “Acérquense. Más cerca. Porque
cuanto más creáis ver, más fácil será el engaño”.
¿Qué es una película tramposa? ¿Qué se quiere decir con
esto? ¿Cuándo una película es tramposa? ¿Qué la define como tal? ¿Es “Ahora me
ves" tramposa?
Respondiendo a la última de las pregunta la respuesta es sí.
Al público en general no hay nada que le guste más que ser sorprendido en el
cine. Es evidente que cada vez cuesta hacerlo más con una historia, con un
argumento, por eso muchos recurren a los efectos especiales sin más. Ahora el
espectador está maleado, ha visto muchas cosas y se las sabe todas, por lo que
al tener mucha información y saber que una película presenta sorpresa, indaga
buscándolas para descubrir el truco. Es un reto buscar opciones para sorprendernos,
lograr giros que el público no vea. Es recomendable que el público no se
informe tanto para llegar más inocente y dispuesto a un buen espectáculo.
Dicho esto los recursos para engañar al espectador pueden
ser lícitos o tramposos. Un director o un guionista pueden utilizar todo
recurso a su disposición dentro del lenguaje cinematográfico para intentar
engañar, manipular o sorprender al espectador, usando la ambigüedad, mostrando
la información que le interesa, ocultando otra, pero siempre de forma coherente
dentro de la trama. Lo que no es lícito es que usen trampas.
¿Qué es una trampa? Una película es tramposa o hace trampas
cuando sólo busca engañar al espectador obviando la coherencia de la trama, de
los personajes o de sus actuaciones y gestos. Es lícito que un personaje actúe
para engañar a otros personajes, pero cuando estos no lo ven y ese personaje
sigue actuando igual, la única intención es engañar al público. Si se nos
muestra a un personaje en soledad poniendo un gesto lo que se pretende es
lanzarnos un mensaje a nosotros, espectadores, EN EXCLUSIVA, por lo que si
después resulta que esos gestos eran fingidos el engaño es deshonesto,
tramposo, incoherente, con el único propósito de que no descubramos la verdad,
obviando al resto de los personajes, a los cuales debería ir dirigido el
engaño. Es decir, lo que define a una película tramposa es que los engaños
se hacen en exclusiva para el espectador y no para los personajes, o se falta a
la coherencia de trama, personajes y reglas que nos da la propia película
buscando el ansiado engaño. En “Ahora me ves” esto sucede.
Que se nos engañe al mismo tiempo que a otros personajes es
perfectamente lícito, que se oculten cosas, información, aunque esto último si
se estira mucho puede también incomodar, molestar o acabar resultando tramposo por exceso de
artificio.
Teniendo esto en cuenta sólo queda explicar momentos donde
el director y los personajes, en este caso el interpretado por Mark Ruffalo, son
deshonestos y convierten la cinta en tramposa.
-Veremos que el personaje que interpreta Morgan Freeman
lanza sospechas contra la agente francesa, así veremos que Ruffalo la mira con
sospecha y luego incluso va a acusarla veladamente de poder estar engañándole,
justo después de recibir dicha llamada de Freeman. Él sabe que ella no es
falsa, así que ¿qué intención tiene esa reacción, esa mirada que nadie ve, esa
acusación producto de una llamada que sólo ha oído él? Engañarnos, al verle
actuar así el espectador observador y que busque lógica entiende que su
reacción sólo tiene sentido desde su inocencia.
-Lo veremos borracho y con cara de frustración y
circunstancias después del ridículo persiguiendo al personaje interpretado por
Eisenberg, gesto que no cambia al reunirse Alma con él. Allí debía llevar
tiempo, ya que se le supone algo borracho y la escena acabará lanzando
sospechas de nuevo hacía Alma. Esos gestos y cara en soledad sólo están
dedicados a nosotros, el público, por mucho que suponga que Alma irá a reunirse
con él después.
-En la siguiente escena Alma estará durmiendo con un libro
sobre “Los guardianes de Horus”, veremos a Dylan mirar con curiosidad, cogerlo
con cuidado y en soledad juguetear con el libro, dudar, dejarlo en la mesa,
mirarlo con curiosidad de nuevo, transmitiendo que quizá deba ser más
flexible y hacer caso a las ideas de la agente, así que cogerá el libro y lo
ojeará con más detalle, se nos pretende hacer ver que Dylan va a cambiar…
Pero esto es absurdo porque el tema del “ojo de Horus” y los “guardianes” son
conocidos por Dylan a la perfección, de hecho su plan se fundamente en eso, por
tanto, ¿por qué actúa así en soledad? Para volver a engañarnos, que no
manipularnos, al público en exclusiva.
-En medio de la persecución y pelea con Jack Wilder tendrá
tiempo para lanzar miradas donde nos pretende hacer ver que ha descubierto una
pista o ha hecho un descubrimiento importante cuando nadie le ve más que
nosotros, buscando nuevamente el engaño al espectador en exclusiva. Lo mismo
pasa con su esmero en dicha lucha y persecución, está bien que tenga que
hacerle creer a Wilder que lo quiere capturar, pero con menos intensidad
también sería factible.
Una cinta tramposa, en definitiva.
La cinta en su fase de planteamiento presenta la clásica
estructura de reclutamiento. Un misterioso encapuchado aparece en Chicago un
lunes, en Nueva Orleans un martes, en Nueva York un miércoles y en Los Ángeles un
jueves, para ver distintos juegos de magia de varios magos. Un ilusionista
(Jesse Eisenberg), un hipnotizador-mentalista (Woody Harrelson), un hábil
jugador de manos (Dave Franco), una escapista (Isla Fisher) respectivamente, a
los que dejará una carta con una invitación. Los amantes, la muerte, el
ermitaño, la sacerdotisa. En esta presentación veremos las habilidades de cada
uno de ellos. En la presentación de Harrelson, el hipnotizador-mentalista, el
ojo de la carta que recibe se superpondrá a la de su propia foto en un juego
visual que define bien la película, vistoso y vacuo.
Así de forma escueta, a la puerta del lugar de la cita, se
definirán roles y relaciones de forma superficial con Harrelson, Merritt
Mckinney, como motor de todo ello, sacando a relucir con sus poderes mentalistas
una relación pasada entre Atlas (Eisenberg) y Henley Reeves (Isla Fisher),
mostrando su ligera rivalidad con Atlas y su interés sexual en Henley. La
llegada del cuarto componente del grupo, Jack Wilder (Dave Franco) hará constar
la admiración de éste hacia Atlas. Todos estos planteamientos en las
personalidades y sus relaciones no llevarán absolutamente a nada.
En esta presentación y fase de planteamiento lo que más
destaca es el excelente ritmo de la cinta, sin pausa, trepidante, que además
será algo que no cesará en ningún momento, como si de un continuo clímax se
tratara, en la onda de los Christopher Nolan más épicos (la trilogía de Batman
u “Origen”).
Nuestros amigos fliparán con el piso donde son citados, donde
hay muchos truquitos y cositas de las que les gustan ellos… y una misión que
nos llevará a un elipsis un año más tarde, en Las Vegas.
Así llegamos a la presentación de uno de sus espectáculos,
con mucha gente y tal, por lo que suponemos que se han hecho famosos. Allí el
director, Louis Leterrier, nos deleitará con grandilocuentes grúas siguiendo a
los sobrados y algo chulitos “Cuatro jinetes”, nuestros amigos magos. Esto nos
permitirá conocer a otros dos personajes importantes, Thaddeus Bradley (Morgan
Freeman) y Arthur Tressler (Michael Caine). Uno es un ex mago que se dedica a
desvelar trucos de otros magos, el otro el patrocinador de nuestros amigos. También
veremos a José Garcia, la víctima del truco, al que vimos recientemente en “Un gran equipo” (Olivier Dahan, 2012).
Lo que extraña del truco de magia, un robo en un banco de
París, es que a pesar de ser todo muy bonito y demás no se entiende que fascinación
o sorpresa puede producir en el espectador, se supone que estos magos nos harán
ver lo nunca visto, pero lo que en realidad ve el espectador del ese
espectáculo es un señor elegido del público al cual colocan una cámara y dicen
que envían a París… Lo veremos de repente dentro de una cámara acorazada que se
supone de París porque ellos lo dicen y que el dinero que estaba allí aparece
por el techo del lugar donde están viendo dicho espectáculo… Es decir, la nada
más absoluta porque en ningún momento hay constancia de que lo que pasa suceda
de verdad, y menos para el público allí presente. Luego sabremos que el robo se
produjo, estirando el guión lo máximo posible, pero como espectáculo de magia
para el espectador presente resulta un fraude, una insulsa estafa que no
sorprendería ya ni a un niño de teta. Se
imagina uno allí sentado y pensando "eso que vemos puede ser cualquier sitio…
Menuda tontería…" Esto, lamentablemente, es común a la mayoría de los
espectáculos que nos muestra el grupo de magos, sosos y que no llaman especialmente la
atención. Así tendremos trucos reales pero que como espectáculo funcionan muy
regular.
Tampoco se explica que no vieran en el banco francés a
Ettienne (José Garcia), ya que se supone que debería estar en él… Evidentemente
no estaba, pero se pasa fugazmente sobre ese detalle.
El estupendo ritmo es producto en gran medida del uso continuo
del montaje paralelo, creando suspenses y enlazando distintos momentos que se
van cruzando.
Llega el momento de Mark Ruffalo, Dylan Rhodes, el agente
que se encargará del caso junto a una bella francesa, Alma Dray (Mélanie
Laurent). Los travellings circulares serán habituales para retratar al
personaje de Ruffalo, quizá una pista… vete a saber.
A la joven agente francesa la hacen gracia las bromas de
Atlas durante el interrogatorio, la cosa es hacernos sospechar de un posible
vínculo. El caso es que nuestros “Cuatro jinetes” van cumpliendo su plan con
tranquilidad, con la lección bien aprendida. Harrelson seguirá siendo el
personaje que genere vínculos y desvele datos del resto de personajes… de forma
tremendamente superficial, nuevamente, vacía y que no aportan nada
narrativamente. Los personajes son planos, no evolucionan ninguno y los datos
que se nos dan son completamente intrascendentes.
Así de la estructura de reclutamiento pasamos a la de
entrevista, Mark Ruffalo, Dylan, ira interrogando y entrevistándose con todos
los personajes para sacar información y de paso crear sospechosos en la cabeza
del espectador, por ejemplo la rubia agente francesa o el “desenmascarador” de
magos Bradley (Morgan Freeman).
Lo más interesante de la película son las explicaciones que
se dan a los trucos de magia que vemos, ahí es donde se da el do de pecho y se quiere
ser muy ingenioso, pero acaba confirmando la idea mencionada antes, que como
espectáculo en vivo estaba entre absurdo y mediocre. Además las afirmaciones
que hace Ruffalo para que Freeman pueda dar sus explicaciones suenan forzadas.
Que se diga que no robaron el banco, sino un cargamento de dinero que iba a ese
banco, vuelve a dejar lagunas, el policía debería saberlo, si se encarga del
caso esos datos básicos debería conocerlos, digo yo. Que el fulmicotón queme el
dinero falso y no el naipe y la entrada no deja de ser curioso, salvo que se me
escape alguna propiedad del mismo.
La idea de Freeman que explica. con un escapista “a menos que
ya estés dentro”, cómo entraron en el furgón resulta tremendamente vago. Luego
planteará la controversia de la magia como explotación o como diversión.
Freeman, que aquí tiene ese tono de sobrado que se le ve en demasiadas
ocasiones, es un mago reflexivo. Lo que mola es que Freeman siempre tiene una
atractiva ayudante cerca.
El caso es que todo esto sucede un año después de lo que
vimos al inicio, pero los personajes siguen exactamente igual, con Merritt
tirando fichas a Henley y Atlas sintiendo ligeros celos, insinuación ocasional,
en una historia que no llevará a nada, por supuesto. La nula evolución, como si
no hubieran pasado más que unos minutos…
defectos de un guión que se atropella entusiasta por buscar la sorpresa
y parecer inteligente e ingenioso, pero que en realidad sólo tiene lagunas,
trampas y artificios, además de la mala escritura y elaboración de personajes.
Alma (Mélanie Laurent), la agente francesa, será la primera
que mencione a un posible “5º Jinete”, así si aún no había pensado alguien esa
posibilidad ésta queda planteada y las sospechas se van dirigiendo hacia
Freeman o hacia ella misma. Lo hará en el avión, algo que los vincula con los
“Jinetes”, ya que ellos también van en avión en ese mismo instante. No será la
primera vez que Alma mencione la cuestión, en esta primera ocasión lo hace
mientras practica un juego de magia, luego mientras ella y Dylan miran a la
calle desde una ventana. En esta segunda ocasión se encadenará con el programa
de Freeman. Engaño, sugestión, distracción. La cuestión es que ponen tan claras
las sospechas que tienes claro que no puede ser… El misterioso encapuchado es
el “5º Jinete”, que desde el inicio no ha vuelto a aparecer.
En esta primera parte las escenas en las que interviene
Michael Caine son decepcionantes, poco aprovechado, al menos tendrá alguna
escena interesante junto a Morgan Freeman para nuestro goce, aunque sin
alardes. Él no puede ser el “5º Jinete” porque desconoce las sorpresas y
secretos de las funciones. La candidata más factible llegado este punto es la
rubia francesa, que apareció de la nada a investigar un caso, aunque con preguntar
cómo se lo adjudicaron valdría para aliviar dudas. De hecho se perderá sin
motivo aparente antes de la nueva función de “Los Jinetes”.
Alma intentará que Dylan, el rudo policía, sea más
receptivo, ella es una romántica de la vida que encuentra magia en las pequeñas
cosas y él un descreído por su duro trabajo. Así la idea de “estar cerca” la
hace sospechosa, como debería hacer aún más sospechoso al protagonista de no ser
por las trampas que alteran la coherencia.
“No tienes visión de conjunto Dylan”. Estas frases acaban
siendo irónicas al final.
Morgan Freeman y Michael Caine vuelven a coincidir en el
reparto de una película como ocurriera con la trilogía de Batman de Christopher
Nolan. Aquí además tendrán un par de escenas juntos en plan duelo actoral en la que
Freeman da a entender que “Los Jinetes” pueden traicionar a su benefactor,
robarle, lo que haría que las sospechas fueran aún más claras hacia el
descubridor de trucos… Esa sería la explicación de la en apariencia
intrascendente escena donde los muchachos juegan a adivinarle cosas a su
protector. Su predicción será acertada como veremos en su siguiente actuación.
Además tendremos una escena en la que Thaddeus Bradley
(Morgan Freeman) tiene una escena a solas con “Los Jinetes” donde recibe los
vaciles de éstos, con lo que se pretende dejar ver que no están “compinchados”. La cosa es que ”Los Jinetes” no saben quién es su protector y claro, podrían
estar vacilándole en ese mismo momento…
Alma volverá a mencionar la idea de mirar de lejos y no de
cerca los trucos, así como se fijará en el reloj de Dylan, herencia familiar,
eco que tendrá explicación al final de la cinta.
La nueva actuación convierte a “Los Cuatro Jinetes” en Robin
Hoods mágicos, una idea que también acaba demostrándose vacua, vacía, ya que no
lleva a nada, ni ha reflexión ni a un desarrollo del concepto que implique
algo. Por supuesto la traca final del espectáculo resulta soso y visualmente
pobre, aunque al menos habrá otros momentos más aceptables en ese sentido, como
las burbujitas que hacen volar a Henley al estilo “Mago de Oz”. Esto, por
supuesto, no lo explicarán, lamentablemente. Lo números están inspirados en
David Copperfield.
Tras el robo en medio de las narices de Dylan tendremos una
persecución en la que el policía acaba persiguiéndose a sí mismo, cosas un
tanto forzadas, pero ya se sabe. Las sospechas siguen dirigiéndose hacia Alma
por deja huir a Atlas cuando lo tenía encañonado, aunque la explicación de ésta
es sensata.
Todo el tema de “El ojo de Horus” y “Los guardianes de Horus”
es también de una vacuidad máxima, una referencia para justificar los actos de
nuestros magos que no se desarrolla ni lleva a nada, como si lo dejaran para
posteriores entregas o algo así.
La pelea entre Jack Wilder (Dave Franco) y Dylan (Mark Ruffalo), con la posterior evasión trágica del primero, se supone preparada, un nuevo artificio para engañar mejor al espectador. El bueno de Wilder es un luchador nato, que manera de escabullirse, ni un ninja. Suponemos que está preparada, como en cierta medida así será, aunque sus gestos de tensión y el accidente pretendan decir lo contrario. Wilder tendrá un espectacular accidente de coche, pero su rostro será irreconocible y cuando en una película de estas no se vea el cadáver o su rostro, generalmente indica que ese personaje no está muerto, apuntaos esta norma. Para más inri la escena se inicia con Wilder descubriendo la carta de la muerte, un mal presagio falso. No hace falta decir que reconocer y distinguir la identidad de un cadáver no resulta especialmente complicado hoy en día...
El recurso de las interpretaciones ambiguas para engañar al
espectador y no dejar pistas, o dejarlas en el sentido que interesa, es un
recurso muy manido.
La supuesta incompetencia de Dylan en realidad es extrema
competencia en hacerse el despistado, expedientes oportunos usados para
despistar, dar pistas falsas y encauzar la investigación hacia donde le conviene...
como es normal. Se entiende menos que los policías mantengan su decisión de seguir
con el camión sin revisar la caja que lleva una vez saben que les esperan en el lugar, que
básicamente les llevan a él, parecen ir con gusto hacia una trampa sabiendo
cómo se las gastan los magos, aunque en realidad no les queda otra… Toda esta
parte resulta tremendamente previsible, además la discreción policial en estas
películas suele brillar por su ausencia, cuanto más jaleo se arme, más sirenas
suenen aunque no haya tráfico y antes se avise de la llegada a los supuestos
malos, mejor.
El truco del clímax final vuelve a resultar soso y sus
motivaciones tremendamente difusas, lo único que parece importarles es
desprestigiar a Thaddeus Bradley (Morgan Freeman), encarcelar a un inocente…
El giro final nos descubre a Dylan Rhodes (Mark Ruffalo), el
sufrido agente, como el 5º Jinete, algo tremendamente tramposo y que rubrica la
película de forma efectista, que encantará a muchos complacidos por el ingenio,
pero que en realidad es un giro que no logra más que destruir todo el
entramado, descubriéndolo incoherente, ilógico y tramposo, un entramado
sostenido en burbujas de champagne por otro lado.
Se cerrarán las tramas, se nos contará el pasado de Dylan,
el sentido del reloj familiar mencionado con anterioridad y la parejita de
agentes disfrutará de sus momentos románticos. El bueno del veterano agente
Dylan es un genio, ya que según explicaba Alma un mago podía estar 8 horas
diarias ensayando un movimiento, pero este hombre logra compaginarlo con su
trabajo de competente y reputado policía. La conciencia de Alma dejando a un inocente encarcelado por su futuro novio... bien, gracias.
Es posible que “Ocean’s Eleven” (Steven Soderbergh, 2001) y
sus secuelas vengan de lejos a la cabeza.
Excesivamente artificiosa, decididamente tramposa, con
momentos de ingenio ocasional en una trama que se viene abajo al final, acaba
por descubrirse vacía, vacua, se nos cuenta una historia que no se sabe bien
que pretende decirnos más allá de intentar alguna sorpresa y giro imprevisto,
con aires prepotentes en esos destellos de ingenio que no aportan nada a nivel
conceptual, dramático o de trama. Personajes endebles, ideas que no llevan a
nada y reflexiones nulas, un truco que simplemente quiere engañar al
espectador, aunque no le hace pasar un mal rato en absoluto, siendo ejemplo
perfecto de película vacía de contenido. Eso sí, dotada de un excelente ritmo,
vigorosa narrativamente y un look lujoso apoyado en una música muy efectiva,
que en su trepidante transitar confía en ocultar todas sus lagunas e
insustancialidad. Se ve de un tirón sin problemas.
Los intérpretes están correctos, destacando especialmente a
Mark Ruffalo, pero es difícil lograr afinidad con los personajes, más allá del
mencionado Ruffalo. La dirección abusa de los movimientos de cámara
grandilocuentes, con grandes grúas y travellings circulares, dedicados
especialmente a Ruffalo, que dan ritmo pero son gratuitos.
Hay escena postcrédtos.
Insustancial entretenimiento que fascinará a algunos por sus
giros y sorpresas tramposas, pero que no da nada más.
Buena crítica con la que coincido plenamente. La vi al poco de su estreno con atención tanto por su temática (en su día me gustaron bastante tanto El Ilusionista como The Prestige) como por su potente reparto.
ResponderEliminarPero fue una decepción total. Guión malo, dirección pobre... película bastante regular. En la linea, a falta de algunos grandes estrenos, de un 2013 bastante mediocre en Hollywood.
Así es, y lo peor ese tono prepotente que tiene. Decepcionante. Muchas gracias DAunes. Un abrazo
ResponderEliminarBueno, yo la ví hace poco en el cine y sin saber cual era su trama.
ResponderEliminarSalí muy decepcionada del cine, no me gustó nada. Es cierto que al principio de la película, te puede enganchar un poco con los trucos, pero luego....no llama la atención, al menos a mí...
Tu crítica como siempre genial!
Es una película que puede engañar, nunca mejor dicho, por su buena factura y ritmo a los despistados, pero debajo se ve que no hay nada. No es una buena película.
EliminarMuchas gracias Merce, un placer
Tu crítica infinitamente mejor que la película,que me pareció truculenta e insustancial.
ResponderEliminarGracias como siempre,MrSambo,por tu blog.
Un abrazo
Lunalia
¡Qué alegría verte por aquí Lunalia! Efectivamente, es una película moralmente despreciable, confusa y desorientada dentro de la más absoluta vacuidad. Me alegra que al menos la crítica te gustase.
ResponderEliminarUn abrazo mi admirada Lunalia, alegría tremenda me dio verte por aquí, siento la tardanza en contestar, pero estos días sólo tengo el móvil y es casi imposible. Un abrazo muy fuerte
Pues a mí me entretuvo..y..la trama la encontré bastante original...y que carajo, sale Morgan Freeman. Saludos
ResponderEliminarEs que se ve de un tirón! jejeje. Gracias por la opinión David!
Eliminar¡¡¡Es una trampa!!!
ResponderEliminarSalí del cine con la idea de que me habían tangado, casi tanto, como en Homeland...
Es una peli demasiado artificiosa, quiere abrir tantos frentes que luego no puede con todos.
Para más INRI la espectacularidad de los trucos va de más a menos (los mejores son los del principio, en la presentación de los personajes)
Un quiero y no puedo. La olvidaré pronto.
Un abrazo Mister.
(Tus entradas en el blog de Juanma Rodríguez, me recuerdan leerte)
Siempre es una alegría verte por aquí, aunque me debes una con RÍO BRAVO jajaja.
EliminarPues el primero de los trucos me dejó perplejo, como explico en la entrada, no le vi sentido alguno, la verdad es que no puede ser más vacua, aunque se ve sin problemas en un pispas
Un abrazo amigo mio.
No me he puesto aun con Río Bravo.
EliminarSé que te la debo, como tu sabes que es una de mis favoritas.
En cuanto la lea (que tengo más ganas que tiempo) dejo mi huella.
Un placer. Como siempre.
Perfecto! Esperaremos. Un abrazo fuerte.
EliminarBuena crítica as usual Mr.Sambo.
ResponderEliminarDa la casualidad que la acabo de ver la semana pasada en el vuelo Madrid-Punta Cana que cogi para irme de vacaciones.
Con la poca calidad de las pantallas del avión y la somnolencia que tenía encima debido al Diazepam que me metí en el cuerpo para aguantar tantas horas de viaje no pude apreciar bien los detalles de la película así que me pareció simplemente entretenida.
Ahora, tras leer tu crítica, creo que la cinta hubiera ganado mucho si Dylan Rhodes se hubiera transformado en Hulk en su lucha con Jack Wilder.
Jajajajaja me has matado con el final del comentario Fernalfs, buenísimo. Es entretenida, se ve casi sin darte cuenta, pero... ya sabes.
EliminarLa película me pareció muy original. Si bien el tema de la magia es muy trillado, esta película logró hacerlo de una manera muy innovadora. Tuvo un elenco excelente. En la segunda parte (evitando spoilers) agregaron a Lizzy Caplan, quien sin importar el proyecto, nos ha demostrado su extraordinario talento. Actualmente podemos disfrutar su trabajo en la cuarta temporada de Masters of Sex, una serie histórica situada en los años 50's que nos demuestra de una manera científica la sexualidad. Por cierto, qué gran actuación hace Morgan Freeman en esta cinta, es de los mejores actores de Hollywood.
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