El thriller bélico, la intriga bélica, el suspense con la 2ª
Guerra Mundial de fondo, ha dado una innumerable cantidad de joyas al Séptimo
Arte, tantas que es fácil encontrarse con muchas desconocidas o no conocidas del
todo por el gran público, e incluso con algunas conocidas pero que al ser tanta
la cantidadpasan de largo.
“El hombre que nunca existió” es un título más que respetado
de intriga bélica, en la 2ª Guerra Mundial, que demuestra a la perfección esto
que digo. Un título conocido sin ser de los más destacados en listas y referencias,
pero de una calidad indiscutible.
“El hombre que nunca existió” no destaca por el virtuosismo
de su puesta en escena a nivel conceptual, ni por los alardes de autor de
Ronald Neame, ya que no existen. La película, planificación y puesta en escena,
es escueta, sencilla al máximo, llevando las ideas fordianas de dirección
invisible al máximo, sin metáforas ni elementos simbólicos en el decorado… Pero dónde sí observamos los rasgos de virtuosismo en el director y
el guión es en la absoluta precisión y detallismo con que se elabora y
desarrolla la trama. Ahí es donde Neame saca todo lo que tiene dentro con un
pulso narrativo firme, seguro y brillante.
Neame no es un director excepcional, pero sí interesante, al
que merece la pena seguir, que ha tocado varios géneros y ha dejado títulos tan
destacables como “Odessa” (1974), “El millonario” (1954) o “Los mejores años de
Miss Brodie” (1969), además del que nos ocupa, por poner algunos ejemplos.
Esta película es detalle hecho celuloide, la planificación,
ejecución y desarrollo del plan británico y el contraataque alemán para
comprobar la veracidad de todo, mantienen pegado al espectador desde que
empieza la película hasta que acaba. Además siempre es un placer ver al gran
Clifton Webb, en un rol no del todo habitual, pero sin perder su elegancia
característica en ningún momento.
En un desesperado intento por apoderarse de la estratégica
Sicilia, los británicos idean un plan casi surrealista, hacer pasar por un
soldado con importantes documentos secretos, falsos, a un cadáver cualquiera
para distraer la defensa alemana de la zona.
Esta historia, aunque cueste creerlo, es completamente
verdadera, verídica. Es la historia de Glyndwr Michael, que se suicidó tomando
una dosis de veneno para ratas…
Un cadáver mecido por las olas y una voz over presentando la
película, que veremos repetido a mitad de metraje. Estamos ante una cinta homenaje.
William Martin, un hombre desconocido, un héroe.
Londres, 1943.
Una panorámica en picado nos presenta la ciudad en un
notable plano introductorio con otra voz over. Acto seguido se nos explica la
idea de distraer fuerzas alemanas para atacar Sicilia, lograr que reduzcan sus
fuerzas en la isla para atacarla, y se nos presenta a nuestro protagonista, Ewen
Montagu (Clifton Webb).
De forma casual, como una simple ocurrencia al ver unas
maniobras y un paracaídas que no se abre, se generará el plan que se
llevará a cabo para alejar a los alemanes de Sicilia.
Montagu (Webb) tendrá la inestimable colaboración de George
(Robert Flemyng), Pam (Josephine Griffin) y Lucy (Gloria Grahame). George es la
mano derecha de Montagu, Pam la secretaria y Lucy la compañera de piso de ésta
última.
Hay que resaltar que la actriz con más cara de vicio que se
ha paseado por una pantalla, Gloria Grahame, no está muy favorecida en esta
película. Eso sí, su cara de vicio sigue intacta, y que la primera vez que la
veamos sea besando apasionadamente a su novio coherente con ella.
Es muy interesante, y divertido, ver cómo los británicos
tenían en justa consideración y admiración las virtudes nazis en la guerra y en
la ciencia, tanta como poca tenían en las nuestras, las españolas. En la
película nos dejan bastante regular al respecto, incapaces de hacer una
autopsia medianamente decente.
Detallismo puntilloso.
Las cuestiones, investigaciones, consultas técnicas, médicas y científicas, son
constantes para lograr que el plan no tenga ninguna fisura, y Neame nos lo
muestra todo con exigente precisión. Es aquí donde Neame se luce y dedica todo
su clasicismo y estilo invisible a mostrar paso a paso la gestación del plan.
Rigor total.
El cuerpo debe aparecer en la costa de Huelva, en Punta Umbría, así que
nuestro país tiene mucha presencia en la cinta. Menciones al estrecho, Huelva,
Madrid y lugareños onubenses participando en algunas escenas.
A las investigaciones y consultas médicas hay que añadir las
burocráticas y militares, debates, decisiones y planes elaborados y muy
pensados descritos con absoluto detalles por Neame.
La dirección es rígida, convencional, académica, no presenta
interés en su puesta en escena, pero en su exhaustivo detallismo logra que lo
que importe sea lo que se cuenta, hipnotizando al espectador en su laboriosidad
a la hora de explorar paso a paso la evolución del plan. Parece un documental
dramatizado, especialmente en esta primera parte. En la segunda habrá más
elementos de cuidado suspense.
Hay dos historias que se desarrollan de forma paralela y
están destinadas a cruzarse por medio del personaje de Pam (Josephine Griffin).
La del plan militar y la de Gloria Grahame y su enamorado piloto.
La búsqueda de un cadáver se plantea como una cuenta atrás…
“Cambió de opinión y el hombre sobrevivió… No se puede
confiar en nadie”.
“Mi hijo era escocés y estaba muy orgulloso de serlo”.
La conversación entre Webb y el padre del cadáver que por fin encuentran
está rodada con total sobriedad, con el simpático detalle de la reivindicación
escocesa del padre del difunto ante el entusiasta comentario reivindicando a Inglaterra
de Webb. Una discreta escena sin cortes, en penumbra y en ligero contrapicado.
Este uso del contrapicado lo tendremos en otra escena donde Neame detiene la
película para hipnotizarnos y fascinarnos en su búsqueda de exhaustividad, es
la escena en la que se viste al cadáver y se le colocan todos los elementos y
documentos para hacer creíble la farsa. La muerte, por tanto, en contrapicado.
Creando una farsa, una vida ficticia, un plan falso, con
todo lo que ello conlleva. La mentira salvadora, como el cine.
La identificación que sufre Grahame con la historia que se
va creando para el cadáver acaba resultando clave para que el plan funcione. Su
paulatino enamoramiento y su posterior compromiso la sitúan como la mejor
colocada para hacer creíble la amorosa carta de una supuesta novia que quieren
incluir entre el “equipaje” falso que se quiere colocar en el cadáver, en
William Martin…
La mencionada preparación del cadáver tendrá como fondo
sonoro la guerra, alarmas, disparos, bombas, explosiones… El entorno con el que
se pretende acabar en la intimidad de esa sala médica, combatiendo desde otro
frente, donde el conflicto en sí suena y se ve siempre de forma tangencial.
La misión está preparada.
La segunda parte del film va aumentando en suspense e
intensidad, así como en interés, más si cabe. El submarino cargará con el
cadáver y lo lanzará al mar, previo funeral marítimo. Aquí volveremos a ver el
plano inicial de la cinta, con el cadáver en una playa, a punto de ser, por
fin, descubierto. El anzuelo lanzado.
Es en este momento donde, por fin, se reúnen todos los
protagonistas de la historia involucrados de una forma u otra en el plan, las
dos historias mencionadas, la de Webb y la de Grahame, cuando van a ver una
función.
Lucha burocrática para conseguir el cadáver, los dos consulados
en busca de él, con el peligro de que el británico lo logre
antes de que los alemanes investiguen y revisen el cuerpo. La precisión sobre
los pasos a seguir es total, metódica.
El consulado británico se hará con el cuerpo, lo que es una
desgracia ya que supondría que los alemanes no han tenido tiempo de morder el
anzuelo. Por fortuna, los alemanes, siempre eficientes, lograron conocer todo lo
que necesitaban sin que se notara. Una eficiencia perjudicial.
Una vez los alemanes lean los documentos querrán saber si
son verdaderos. Una de las virtudes de la cinta de Neame es el gran respeto que
muestra a las capacidades de los alemanes, en ningún momento hace parodia ni
los trata como si fueran tontos, al contrario, siempre son brillantes y
capaces, algo que indudablemente demostraron.
Ahora el exhaustivo detallismo que se mostró en el plan
británico se convertirá en un detallado diálogo investigador, con los alemanes
para pillar en un renuncio la farsa británica y los británicos para evitar que
eso mismo suceda. Unos para descubrir mentiras, otros para tapar posibles
lagunas…
Un travelling, uno de los pocos alardes de Neame, nos
mostrará la estación de Londres que recibe al enviado alemán, Patrick O’Reilly
(Stephen Boyd), así como el procedimiento para permitir la entrada, en un nuevo
ejemplo de la filosofía detallista del director en la cinta.
Es un elemento interesante a nivel narrativo y estructural,
además de natural y coherente según se desarrolla la historia, que otro de los
personajes claves de la cinta aparezca pasada la hora de metraje, para el
último tercio. Un espía no del todo disimulado que irá siguiendo los rastros
de William Martin de forma lógica, metódica y hábil. Por ejemplo, buscando sus
cuentas bancarias, aunque que quiera que se las den así por la cara resulta un
tanto cuestionable.
En la última media hora el suspense crece de forma exponencial
con los intentos de O’Reilly por localizar a la supuesta novia de William
Martin, o sea Grahame, que no es su novia ni se le parece, pero es una foto
suya la que se colocó en el cadáver junto a una carta de su supuesta prometida.
Si se entrevista con ella la farsa caerá, ya que Grahame desconoce el plan.
Aquí hay algunos momentos forzados o algo tramposos, como la
llamada a la puerta y la telefónica que nos hacen pensar que pasará lo que no
pasa, el encuentro entre O’Reilly y Grahame. También la resolución de la
entrevista entre O’Reilly y Grahame, una vez esta se produce. Se nos cuenta la
tragedia del novio de Grahame vinculándolo con el seguimiento de O’Reilly
mediante el montaje, ese momento tramposillo citado, y luego en el diálogo
entre ambos donde la destrozada chica habla refiriéndose a su difunto novio,
logrando la confusión en el espía alemán, que piensa que se refiere a Martin porque
todo encaja, como es lógico. Momento un tanto forzado, de logrado suspense, momentos
de gran tensión, aunque bastante inverosímiles.
La historia de Grahame coincide de forma simétrica con la de
nuestro cadáver, ella escribió la carta inconscientemente y prestó su rostro,
pero no es suficiente para hacerlo del todo creíble. Por fortuna todo encaja
convincentemente para O’ Reilly.
La llegada de Pam a su casa, cuando se encuentra con O’
Reilly, tiene algún problema de fotografía, algunos planos luminosos parecen
indicar que estamos de día y otros más oscuros que está anocheciendo. En la
calle hay planos de mucha claridad, pero en casa y a través de la ventana
observamos que está oscureciendo.
También es absurdo y forzado que deje la puerta abierta al
entrar, no hay motivo salvo para justificar el encuentro con O’ Reilly y la
posterior conversación con Lucy (Grahame), que llegará en el momento más
inoportuno.
O’ Reilly tiene su plan, hábil e inteligente. Si lo arrestan
demostrará que Martin es falso, ya que él mismo reveló su identidad y el lugar
donde se hospeda. Lo veremos santiguarse, incluso. Por fortuna, Webb es
igualmente brillante y descubrirá el farol. Extraordinarios momentos de
suspense y tensión creciente para un espléndido clímax que rubrica una película
pausada, detallada, fascinante y adictiva.
En el epílogo, y como corresponde a una cinta a la que no se
le escapa ningún detalle, Webb cumplirá con la difícil promesa al padre del
heroico cadáver, dándole cristiana sepultura y dejándole como homenaje la
medalla con la que fue condecorado. Un bello y emotivo detalle.
Sin rasgos estilísticos reseñables ni ideas visuales
mencionables “El hombre que nunca existió” tiene un pulso narrativo y un gusto
por el detalle y la precisión francamente notables.
Todo el reparto está magnífico, desde las chicas Josephine
Griffin y, sobre todo, Gloria Grahame, al fiel Robert Flemyng o el espía alemán
que encarna Stephen Boyd. Pero por encima de todos está el enorme, elegante,
carismático y brillante Clifton Webb, realmente excepcional.
“Tuve anoche un sueño dantesco. Más allá de la isla de Skye
vi a un muerto ganar una batalla… y creo que ese muerto era yo”.
La Grahame!! :-D Gracias por traer esta peli, desconocida pero, por tu análisis, interesante, gran observador, con los detalles de iluminación q no hubiese apreciado… Me gusta q los enemigos sean enemigos listos, y no se les ridiculice. Las victorias saben mejor, cdo los rivales son de altura. Así es en todo. Hay q ser justos!! Peli a la lista de "si la pillo la veo". Además de la gracia de q salga Huelva!! Gracias por tu trabajo, sienpre resulta interesante acudir a tu casa. Un beso.
La viciosa Grahame jajaja. Es una historia muy curiosa y pasó aquí. Es una buena peli, creo que te gustará!
El menosprecio que se intenta con los nazis se confunde, debe ser ideológico pero no histórico, eran muy brillantes, y en muchas pelis se les trata como tonticos.
La Grahame!! :-D
ResponderEliminarGracias por traer esta peli, desconocida pero, por tu análisis, interesante, gran observador, con los detalles de iluminación q no hubiese apreciado…
Me gusta q los enemigos sean enemigos listos, y no se les ridiculice. Las victorias saben mejor, cdo los rivales son de altura. Así es en todo. Hay q ser justos!!
Peli a la lista de "si la pillo la veo". Además de la gracia de q salga Huelva!!
Gracias por tu trabajo, sienpre resulta interesante acudir a tu casa.
Un beso.
La viciosa Grahame jajaja. Es una historia muy curiosa y pasó aquí. Es una buena peli, creo que te gustará!
EliminarEl menosprecio que se intenta con los nazis se confunde, debe ser ideológico pero no histórico, eran muy brillantes, y en muchas pelis se les trata como tonticos.
Como siempre, si la ves, ya me contarás.
Mi casa, que es la tuya. Un beso.