La evolución y el tránsito hacia la adolescencia, el abandono
de la infancia, se muestra, por tanto, a dos bandas, la del chico, que es la que
provoca todo lo demás, y la de los juguetes, que son sobre quienes recae el
punto de vista y actúan como el símbolo que representa a dicha infancia. En los
juguetes veremos el miedo a morir, a que los tiren, la infancia teme morir.
Aparte del ritmo, los diálogos y la increíble forma de
congeniar los más diversos géneros, tenemos que destacar otras genialidades del
guión escrito por Arndt, que son incontables. Por ejemplo su perfecta y
magistral forma de mezclar sentimientos y tonos, la naturalidad y brillantez
con la que pasamos de la comedia al drama, del tono crepuscular a la más
vigorosa energía. Pocas veces se ha visto tal perfección en el cine y con
tantos elementos. Soberbio.
Se homenajeará a juguetes que ya no están en esta entrega y
veremos la dificultad de Andy para despegarse de su infancia, su nostalgia, su
miedo a desarraigarse, a alejarse de lo querido, lo seguro, lo que le
acompañó siempre. Esto lo apreciaremos en su decisión de llevarse a Woody a la
Universidad y de forma mucho más explícita en el memorable final.
Jam: “Me pido el Corvette”.
En el rescate volvemos a asistir a momentos de puro cine, en
este caso de aventuras y suspense.
“Es inútil. Es de triple capa, un polietileno excelente”.
Este truco de guión que supone la confusión será corregido posteriormente. Aunque Andy baje y pierda de vista la bolsa confundiendo a su madre, lo normal es que cuando suba intente enterarse de lo ocurrido. Lo hará aunque ya de noche, mucho tiempo después. Que la escalera se repliegue sola es otra pequeña licencia, pero completamente factible.
Los juguetes se sentirán decepcionados, despechados, ellos
quieren y buscan lo mejor para Andy, incluso asumen su destino de renegados en el desván, pero cuando creen que son tirados a la basura su desengaño es total.
Hay bastantes referencias a las películas anteriores, así
veremos que el basurero que coge la bolsa donde, en teoría, están nuestros
juguetes, lleva en la camiseta una
calavera. Para los que se preguntaran que fue del psicópata de Sid, ese macarra
que torturaba a los juguetes por diversión, ya lo saben, se encarga de recoger
la basura. También aparecerá brevemente al final.
Por su parte Jessie mencionará a su anterior dueña, Emily,
que ya fue referida en la anterior parte de la saga.
Jam: “Ya sólo podemos ponernos histéricos”.
Rex: “¿Nos ponemos histéricos?”
Guionista y director juegan de forma maestra con las
sorpresas repentinas para cambiar situaciones de forma drástica, usan breves
momentos de paz para, sin previo aviso, hacer caer a los personajes hacia el lado
menos previsto, como en un tobogán o una montaña rusa. Un recurso usado para
ello, por ejemplo, son las repentinas apariciones de la madre al inicio de la
película, cogiendo la bolsa de basura o encerrando a los juguetes en el coche
para llevarlos a la guardería, a Sunnyside.
Cada uno siguiendo su camino, la fidelidad rota, el cambio.
“Oh, bien. Genial. Ahora tardaremos una eternidad en
volver”.
Woody, el único sabedor de la verdad porque lo presenció con
sus ojos de plástico, insiste en volver porque Andy no los tiraba, sino que
intentaba llevarlos al desván cuando se produjo la confusión, el resto,
despechado, prefiere probar suerte en la guardería. La lealtad de Woody es
aprueba de bombas.
Iremos conociendo a Barbie.
La presentación de Bonnie es significativa y un magnífico
ejemplo de planificación. Podría parecer gratuito que el director se centre en
ella mientras la madre de Andy dona la caja de juguetes, pero no lo será cuando
descubramos que se convertirá en la nueva dueña de dichos juguetes. Como en “E.T. El extraterrestre” (Steven Spielberg, 1982), lo importante es la infancia,
la niña, así mientras las madres hablan de sus cosas el director se centrará en
el mundo único de los niños. Con ese plano se une de forma sutil a la niña con
esos juguetes, un nuevo cebo que tendrá su resolución al final. La curiosidad
infantil ante los juguetes que oculta la caja es el verdadero interés del
director.
Nuestros amigos serán acogidos en una, aparentemente,
idílica guardería, un mundo de ensueño para los juguetes, todo será acogedor,
con la amabilidad, las sutiles bromas sexuales (esa señora Patata tocándole los
músculos al hombre Mantis…), y las mejores comodidades como reclamo. Nuestros
marcianitos alucinarán con “¡El ganchooo!”.
Se reflexionará sobre la pertenencia, sobre la fidelidad y lealtad cuando ésta no es mutua, una reflexión profundísima que aunque en principio coloca a los argumentos de Lotso por encima, finalmente acabarán refutados en cierta medida.
“No tener dueño significa que no sufriréis”.
Otro de esos momentos de increíble inspiración lo tenemos en
la relación de Ken con Barbie, el personaje de Ken y las bromas a su costa son
realmente sensacionales. El flechazo entre los dos personajes nada más verse,
es antológico.
Ken: “¡Vaya calentadores!”
Barbie: “¡Vaya pañuelo!”
Todo esto está comandado y organizado por un oso
tremendamente simpático en apariencia, Lotso.
Buzz: “¡Qué oso más simpático!”
Rex: “¡Y además huele como a fresas!”
Uno de los grandes éxitos de la película es que su
imaginación es tan viva y lúcida como la de un niño…había que estar a la
altura. Spa para juguetes, la soledad de Ken…
Pero todo es fachada, lo idílico está a punto de
desenmascararse. El mundo de la mafia se empieza a crear. Otro pequeño truco,
si los nenes están en el recreo, la sala oruga a la que llevan a nuestros amigos
debería estar ya desordenada por la marabunta de niños pequeños que deberían haber
estado en ella, en cambio está impoluta esperándoles de vuelta.
Aquí volvemos a asistir a esos magistrales cambios de tono
que se suceden con asombrosa naturalidad, de los idílicos momentos de agradable
comedia con el recibimiento, pasamos a otros de entrañable ternura en la
despedida de Woody de sus compañeros, con mención especial al momento con Perdigón.
Un conflicto de lealtades, Woody se encuentra dividido entre
Andy, su amigo y dueño y sus compañeros y también amigos, especialmente cuando
lo necesitan. La reflexión sobre la utilidad y la lealtad sigue su curso, unos
juguetes que no son útiles para nadie ¿tienen sentido? ¿La lealtad tiene sentido
si no es mutua? La lealtad siempre debe ser voluntaria…
La imaginación mencionada no se reduce a la trama, los
personajes o las ocurrencias, es que también es ilimitada en la puesta en
escena y recursos varios. Así veremos en un picado como Woody desaparece bajo
un carrito de la limpieza al pasar, o como una mancha en un espejo evita ser
visto por el limpiador…
Volvemos a sumergirnos en el más puro cine de aventuras, es
Indiana Jones e incluso “Misión imposible” (Brian De Palma, 1996), a quién se
vuelve a homenajear. Woody quedará colgado de un árbol, como en “Misión
imposible” y también en la primera entrega de la saga, y perderá su mítico
sombrero, tan imprescindible como el de Indiana Jones.
El guión tiene continuos giros, lo que hace todo
imprevisible y fascinante, una imaginación desbordada. El regreso de Woody se
tuerce y queda interrumpido cuando Bonnie lo encuentra, nuestros amigos
deseosos de juegos no tendrán la placentera experiencia que esperan…
Siguiendo en esta onda de imaginativa puesta en escena y la
habilidad del guión, veremos cómo justo antes del momento de la llegada de los
niños que jugarán con nuestros amigos, el resto de juguetes se esconden
temerosos, la experiencia de los veteranos. Con un momento de antelación el
director nos advierte del desmadre infantil que vamos a presenciar y van a
padecer nuestros amigos juguetes. Una maravillosa y divertidísima escena. Los
planos del salvajismo de los niños, los planos subjetivos de un sonriente Buzz
al ser chupado y golpeado, planos donde sabes perfectamente lo que está
pensando el muñeco e incluso tú como espectador lo padeces. Es imposible no
sonreír cuando el bueno de Buzz mantiene su gesto impertérrito mientras viene
una enrome lengua hacia su casco, que se puso hábilmente poco antes, igual de
imposible que no saber lo que piensa… Esa pausa donde Buzz tiene la suerte de
disfrutar de la idílica sala de enfrente. Todo es magnífico.
Es extraño que una película con dos antecedentes tan excelsos pueda alcanzar tal nivel y no defraude las expectativas.
ResponderEliminarJamás algo pudo ser compartido por niños y adultos de un modo tan pleno.
La mejor obra de animación de todos los tiempos.
(Y uno de los mejores blogs del género)
Espero ansioso el resto de la crítica.
Saludos
Sabbath9
Perfectamente definido Sabbath9, un placer leerte de nuevo. Los ñiños se lo pasaron pipa y los adultos además se emocionan, es muy difícil lograr eso, mucho, y ahora lo vemos plasmado...
ResponderEliminarMuchas gracias por tus palabras, la verdad es que enorgullece leerlas. Muchas gracias amigo.
Está entera ya, pero mejor pasito a pasito para no saturar jaja